Puente trufado de actos en contra de la Constitución "española" ("butifarradas", conferencias, entrevistas, artículos periodísticos, reuniones lúdicas...) y de defensa de "la llengua" y el "model d'escola catalana" (aunque esto último pocos saben, en realidad, qué quiere decir, más allá de la retórica patriótica). La derecha española ha vuelto a demostrar, por enésima vez, que comprende deficientemente la situación catalana: considerar que el "envite independentista" ha quedado desacreditado por los resultados electorales es, me temo, un error y creer que es "hora de ajustar cuentas" para evitar que rebrote en el futuro, introduciendo por la fuerza la enseñanza del español, es no medir con prudencia las fuerzas. Cierto que en un enfrentamiento violento a corto plazo tiene las de perder el bando secesionista (para muestra el caso de Euskadi) pero no está tan claro el resultado a medio y largo plazo.
En cualquier caso, la prudencia y el sentido común se han rendido ante los credos nacionalistas y la estupidez al sur de los Pirineos.