30 de abril de 2015

Crónica de la Nueva Edad (30/04/2015)


Uno es consciente de las diferencias que existen entre Vicent Partal y Jiménez Losantos: están en extremos opuestos del arco político. No se vendrá ahora con aquello de que los extremos se tocan porque si bien fácticamente los totalitarismos presentan pocas diferencias (véase los socorridos ejemplos de Stalin y Hitler), moralmente, en su idealidad, pueden ofrecer doctrinas radicalmente distintas cuya evaluación no debe pasarse por alto en la forma de un aplanamiento igualador. Más bien, el eje de la fobia de uno hacia ambos, en cuanto "figuras" (nada sé de ellos como "personas") tiene que ver con su "compromiso" con una opción política específica, para colmo nacionalista, a la cual supeditan cualquier empeño de objetividad periodística. La conversión del periodismo en propaganda política y la renuuncia a cualquier objetividad siquiera heurística es, en sí misma, deplorable por lo que supone de renuncia a la formación independiente del juicio de los ciudadanos. Puede que, como muchos marxistas señalaron durante el siglo XX, si la "objetividad periodística" es hipostatizada y mantenida como dogma indemne a la crítica no quede otro remedio que poner en tela de juicio su carácter ilusorio. Pero si es postulada como un ideal regulativo al cual se tiende y no se aparta la conciencia de que es irrealizable en su traducción histórica, lo cual no exime del intento de su práctica constante, puede ser preferible a este periodismo comprometido que no duda en manipular, deformar e incluso mentir para conseguir unos efectos sociales muy concretos y, generalmente, que poco tienen que ver con el fomento de la capacidad de los individuos de valerse de su propio entendimiento. Para entendernos, entre el Washington Post de Woodward y Bernstein y los periodistas de la Fox "empotrados" en las unidades militares norteamericanas durante la guerra del Golfo hay una enorme diferencia: la misma que hay entre Partal y Losantos y los pocos periodistas que en este país prefieren la búsqueda de la objetividad y la verdad al "compromiso".

Si fuera por los periodistas "comprometidos"nada se hubiera sabido del Gulag y el Lager...

29 de abril de 2015

Escribe Lukács



“Ello demuestra que allí donde levanta cabeza el irracionalismo, en filosofía, lleva implícita ya, por lo menos, la posibilidad de una ideología fascista, agresivamente reaccionaria” (El asalto a la razón, trad. de Wenceslao Roces, p27)

28 de abril de 2015

Algunas observaciones sobre "la sociedad del espectáculo" (IX)


La mercantilización del espectáculo es inseparable de la colusión entre la necesidad del capital de subsumir cualquier realidad posible, sea cual sea su estatuto, bajo su égida para asegurar no sólo su continua expansión sino también su supervivencia y el desarrollo de la capacidad de las antaño denominadas “fuerzas productivas” para generar, reproducir y distribuir imágenes a gran escala.

El funcionamiento del arte autónomo, fuente principal de la producción de imágenes sociales, respecto al capital, se empieza a resquebrajar a mediados del XIX en Europa y America del Norte como resultado de la progresiva comercialización de los productos espectaculares. Pero será sobre todo durante el siglo XX cuando esta inclusión en los mecanismos comerciales, favorecida por las mejoras tecnológicas en su generación, copia y distribución convertirá, definitivamente, a la imagen en mercancía. La inversión en pintura especialmente y en arte en general (manuscritos, bocetos, cartas, obras...), el cine de masas, los medios de comunicación escrita, las retransmisiones por radio, las televisiones, Internet, los videojuegos, la misma literatura del best-seller, transforman lo representativo, lo espectacular, en una suculenta zona de ganancia y extracción de plusvalía.

(Observaciones anteriores)

26 de abril de 2015

Crónica de la Nueva Edad (26/04/2015)


Mi querido Vicent-Jiménez-Losantos-Partal, consciente del peligro que representa Podemos, y que el inefable President explicitó hace poco al señalar que esta opción política "distrae" del objetivo de la secesión al volver a situar el eje del debate entre derecha e izquierda y no entre España y Catalunya (¿se puede decir más claro a los izquierdistas, por llamarlos de alguna manera, de las CUP?), se relamía, hace ya algunos días, ante la rendición de pleitesía que Pablo Iglesias haría ante Felipe VI. Así, de paso, rehabilitaba el "abrazo" entre el líder de las CUP y Mas que tan acertadamente criticó aquél. Lamentablemente, el saludo y el regalo de Game of Thrones, calculadamente ambiguos, no le ha permitido extraer todo el jugo del descrédito que esperaba pero él y los suyos persisten en su empeño: ningún partido suscita entre los secesionistas radicales tanto desprecio y rechazo como la nueva formación ante la posibilidad de que una regeneración constitucional que busque un "nuevo encaje" para Catalunya, opción, según las encuestas, preferida por una buena parte de los ciudadanos catalanes, acabe empantanando el órdago independentista.

Aunque Podemos acuse el desgaste, especialmente el provocado por el iluminado poeta e intelectual Monedero, sigue manteniendo todavía unas altas expectativas en Catalunya. Tan sólo la movilización masiva de los medios de comunicación nacionales puesta en marcha parece capaz de evitar su fuerte irrupción en el Parlament y Partal y los suyos ya se han puesto el traje de faena: les va mucho en juego, demasiado para la suerte del proyecto secesionista. Seguramente conseguirán erosionar lo suficiente el movimiento de Iglesias y compañía pero...

24 de abril de 2015

Obras de arte, arte trivial y Sant Jordi


Ayer la República de las Letras y la de las Artes acudieron en socorro de uno tras una semana funesta marcada por el asesinato del profesor Abel Martinez Oliva y la dolosa manipulación que Govern de la Generalitat, sindicatos mayoritarios que no desean que el ideal de la escola catalana inclusiva pueda verse fisurado lo más mínimo y medios de comunicación subvencionados y adictos al régimen han hecho del suceso. Abatido y molesto ya de buena mañana, camino al despacho encontré una parada de libros de segunda mano que se estaba montando cerca de la Gran Via. Aun no habían tomado las calles los compradores y salí con un auténtico alijo por cuatro perras: Estació de França de Joan Margarit, la excelente edición de Círculo de Lectores de Los Buddenbrook de Thomas Mann, la conmemorativa, y difícil de encontrar a un precio razonable, de Cien años de soledad, un volumen de obras de Dickens y la Trilogía de Auschwitz de Primo Levi en catalán. Una ganga resultado seguramente de alguna biblioteca heredada de la cual se desconoce el verdadero valor. A mediodía, en casa, esperaban los regalos por la onomástica: la integral de las sinfonías de Mahler, una buscadísima versión de Los conciertos de Brandenburgo y la versión del director de Nymphomaniac. Ahora, mientras da uno cuenta de ello suenan las cuerdas del maestro alemán y vuelve la sensación de que la distinción, tan cara a nuestra tradición occidental prácticamente desde Grecia, entre arte de consumo y obra de arte, entre arte trivial y arte auténtico, entre arte popular y arte universal, sigue siendo pertinente aunque deba ser, como siempre, relativizada metodológicamente para evitar su abuso simplista.

23 de abril de 2015

Algunas observaciones sobre "la sociedad del espectáculo" (VIII)


Idealmente, la causa principal de la emancipación de las representaciones de la soberanía del hombre es que el duplicado espectacular se ha convertido en mercancía. Antes de la era capitalista la imagen estaba, en líneas generales, fuera del circuito del capital. Era un bien común. Su valor era, ante todo, valor de uso. Sí, se vendían, compraban e intercambiaban pinturas, escritos, dibujos, narraciones... Pero la mayor parte de la producción navegaba por el mundo de la vida siguiendo los distintos usos que en él se le daba. Su valor como pieza de cambio apenas excedía de la dimensión de la distinción: figuraba en las propiedades de los privilegiados y dominadores, en las plazas, edificios y lugares de simbólica relevancia popular o en lugares de culto pero no era, prácticamente, objeto de inversión aunque lo fuera de colección. La autonomía de lo espectacular respecto al capital estaba en proporción inversa a su heteronomía respecto al sujeto.

(Observaciones anteriores)

21 de abril de 2015

Otra sangrante muestra de los desvaríos a que conduce el relativismo moral


Ayer el profesor Abel Martínez Oliva fue asesinado en un Instituto de Barcelona. No es necesario extenderse mucho sobre el hecho: en un sentido está todo dicho y en otro no hay nada qué decir. Mas donde sí hay mucho, demasiado, para escribir es en torno a las valoraciones, descripciones, explicaciones y comentarios públicos al respecto. En este país apenas está habiendo hueco en los medios no ya para una reflexión sobre la relación entre el asesinato y el estado del sistema educativo público sino siquiera para una evaluación de las implicaciones derivadas de que al asesino, por muy niño que sea, le salga gratis el acabar con una vida humana: así de claro y simple. Ya se puede culpar a la sociedad, el sistema, los videojuegos, las redes sociales, al Capital, etc. El hecho es que es inimputable penalmente y de eso prácticamente ni se habla en esta Catalunya. Pero es aun peor, difícilmente soportable, el imperio de un relativismo moral social e institucional plasmado en la frase con el que la web del Telenotícies nacional resumía las últimas, inaceptables y perversas - moralmente hablando - declaraciones de la Consellera d'Ensenyament: "Ha mort un professor, però hi ha una gran víctima, que és el nen" ("Ha muerto un profesor pero hay una gran víctima que es el niño"). Ya no es que haya una igualación moral, semejante a la del caso de Germanwings: literalmente es que se ha producido una inversión. La víctima no es el fallecido sino el asesino a quien los medios, y las instituciones, han dedicado - y uno no exagera - muchísimo más espacio, tiempo y, por supuesto, recursos del erario público que a la víctima. De hecho, los términos "crimen" o "asesinato" o el nombre del profesor apenas han sido utilizados ni por los medios ni por la clase política. Se habla de "ha muerto", de "un accidente" y de un abstracto "profesor". Un accidente laboral más: como si se hubiera caído de un andamio por imprudente...

Perversidad de un relativismo moral que nos instala en "la noche en la que todos los gatos son pardos" y absuelve al criminal abandonando la víctima a su suerte...


20 de abril de 2015

Objeciones a la crítica al relativismo moral de un relativista moral


Objeta por correo elctrónico mi amigo L., un empedernido relativista moral de izquierdas que tiene clara la superioridad de las ideas libertarias y un juicio muy estricto acerca de la catadura de - por ejemplo - Rodrigo Rato y de lo que la sociedad debería hacer con él, que mis observaciones acerca de lo sucedido con el vuelo de Germanwings son demagógicas, falaces ("ad populum") y no toman en cuenta hechos fundamentales como la enfermedad que padecía el piloto y que hace que no deba imputársele con tanta alegría como según él hace uno, la responsabilidad por el accidente (no utiliza la palabra "crímenes"): seguir esta línea es hacerle el juego a la visión más conservadora y reaccionaria de la acción humana y contradictoria con alguien que "se profesaba marxista". Tiempo habrá de discutir promenorizadamente sobre ello cuando nos veamos en persona pero como hasta el verano es poco probable que ello suceda un par de puntualizaciones que espero no se tome a mal que publique aquí.

No tiene uno claro que todavía sea marxista. Ya hace tiempo que, tras abjurar de la mayoría de los principios políticos del leninismo y de buena parte de los contenidos en el Manifiesto comunista, uno reconoció que, sin embargo, las mejores descripciones de la realidad actual, en el sentido de razonables y potentes, le siguen pareciendo las derivadas del uso del materialismo histórico pero ello no equivale a aceptar el "todo incluido" de cualquier Vulgata del marxismo ni tan sólo la generalidad de la filosofía de Marx. En este sentido, uno no está seguro de creer en el concepto de "progreso", al menos en la noción de una perfectibilidad irreversible que obedezca a leyes ajenas a la interacción humana y, por tanto, en la función educadora y rehabilitadora de ciertas estrategias sociales como las de la concepción ideal de la prisión moderna como forma de castigo al crimen. En todo caso, hay delitos, especialmente el pequeño delito económico, que parecen poder incluirse, aun, bajo esta concepción. Sin embargo, otros como el asesinato (o la violación) y especialmente el asesinato masivo cada día está uno más convencido de que requieren, lisa y llanamente, de una punición no disuasoria sino compensatoria y que se excluyen del ámbito de la regeneración: hay razones para creer que, por un lado, no siempre será posible la rehabilitación como alerta cada vez con más fuerza la neuropsicología y, por otro, aunque ésta pudiera tener lugar la magnitud del mal infligido es tal que se hace difícil tolerar esa injusticia para con las víctimas que supone obviar su dolor en beneficio de la rehabilitación de aquél que lo ha provocado. Para ser más claros: no me imagino a Hitler o a Himmler sentenciados a cadena perpetua con remisión posible de condena por buen comportamiento o reconocimiento de su responsabilidad y propósito de enmienda, así de simple. Como, dicho sea de paso, sería muy severo con Rato. ¿Esto es compartir una visión de la acción humana conservadora y reaccionaria? Ufff!

Todo esto dicho demasiado rápidamente y sin los debidos matices, por supuesto.

Respecto al caso concreto de Germanwings uno puede admitir el aspecto demagógico e incluso el recurso "ad populum" a pesar de que me obstinaría en rebatir este último. Sólo puedo aducir, como disculpa, que, como decía mi padre, "A ningún loco le da por hacer el bien". El uso demagógico no suprime un dato que es aquél sobre el que deseaba llamar la atención: el factor de la decisión irreductible y final en última instancia (como la dependencia de la superestructura de la infraestructura) del individuo. Y de eso se trata al fin y al cabo, de la libertad cercenada y restringida pero efectiva de decir "no": de optar por suicidarse sin causar más daño y dolor que a uno mismo y sus seres queridos o provocar una tragedia voluntariamente por muy deprimido que uno esté. Aquí, el relativismo moral muestra su límite y su peligro: ninguno de los otros 149 pasajeros fue culpable de la muerte de los demás, él sí y además conscientemente. Hubo un culpable y 149 inocentes. Y punto.

Hay acciones en las que el relativismo moral se denuncia a sí mismo. En otros casos, para ciertas conductas, utilizar el relativismo metodológico como profilaxis para impedir un juicio sumario y excesivo puede ser útil. Mas estas dos dimensiones del relativismo no se implican. Se puede ser relativista en el análisis por prudencia pero no en la valoración. Serlo en el análisis y en la valoración puede ser profundamente injusto.

Todo esto dicho, como él ya sabe, sin acritud.

19 de abril de 2015

Relativismo moral, relativismo metodológico y Stanley Jordan


Anoche, concierto frío aunque agradable del virtuoso y original Stanley Jordan: el primer concierto en meses. Una abstinencia que, como la de las salas de cine, sigue sin sentarle demasiado bien a uno. Durante la actuación hubo bastantes reflexiones a cuenta del juicio que Marc emitió por la mañana en el trayecto en coche a la última jornada de la temporada regular de football flag: no entendía cómo en el funeral de estado por las víctimas del vuelo de Germanwings había 150 velas representando a los 150 ocupantes del aparato. La del copiloto no debería haber estado. Sin ninguna sofisticación ni refinamiento, Marc expuso con claridad las consecuencias del relativismo moral al que ha llevado el siempre necesario, e imprescindible, relativismo metodológico: igualación de verdugos y víctimas en un magma en el que no es reconocible lo que el sentido común, por muy contextual e histórico que sea, reconoce como éticamente rechazable y aceptable.

17 de abril de 2015

"Contra Visconti" y Baile del Sol



Y ayer al mediodía, después de una larga reunión, al llegar a casa y despachar la correspondencia electrónica, una estupenda noticia: las galeradas de Contra Visconti, la "tripa" del libro, estaban en la Bandeja de entrada. La gente de Baile del Sol me las ha enviado para la revisión final. Ahora hay que encontrar el tiempo para reexaminar el volumen con cuidado y detectar los posibles errores en la versión que uno envió en su momento. Espero que haya pocos. El problema es que, al mismo tiempo, debo acabar el artículo a que dio lugar la conferencia "Poesía después de Auschwitz/Poesía sobre Auschwitz" que se está alargando en el espacio y en el tiempo más de lo esperado. El último libro que necesitaba y que no encontraba, El asalto a la razón de Lukács, ha llegado y ya puedo afrontar el tramo final del texto pero todavía falta un trecho. Y, por supuesto, hay que seguir trabajando, intentar salir, vivir. Muchas cosas para poco tiempo útil...

15 de abril de 2015

Escribe Edmond Jabès


"(Las primeras frases de una obra están siempre cargadas de esperanza; la duda se insinúa y brota en el camino.
Una doble desesperanza hay al final; la del escritor y la del testigo.)" (El libro de las preguntas, vol. I, trad. de J. Escobar)

13 de abril de 2015

Algunas observaciones sobre "la "sociedad del espectáculo" (VII)


Si el mundo ahora nos parece puro espectáculo es porque la representación ha dejado de ser sumisa y subsidiaria: es “independiente” (La sociedad del espectáculo, p43). Fronteras y diques, montañas y océanos, obstáculos artificiales y naturales han dejado de contener las “apariencias”. Los límites han sido atravesados y parece imposible volver a recluirlas, a domarlas.

11 de abril de 2015

Crónica de la Nueva Edad (11/04/2015)


Sostiene Xavier, al entender de uno con acierto, que el "Procés" está lejos de haber concluido, pese al descrédito de las élites gobernantes catalanas, y que sus promotores han optado por un "todo o nada" en la forma de unas elecciones interpretadas plebiscitariamente jugándose el todo por el todo. La promoción mediática de las CUP para contrarrestar el ímpetu de Podemos, que también anota, debería garantizar esa mayoría absoluta en escaños, que no en votos, mediante la cual legitimar una DUI (Declaración Unilateral de Independencia) que, ene stos momentos, parece que Convergència y Esquerra Republicana no podrían garantizar.

La estrategia finalmente adoptada por el movimiento, muy cercana a la propuesta por ERC que uno valoró hace tiempo como la más eficaz de las diseñadas para lograr el objetivo final de la secesión, adolece de un tremendo déficit democrático de inicio justificado en la negativa del obtuso gobierno español a convocar un referéndum. Mas no es de recibo soslayar el paso de la consulta sustituyéndolo por una manipulación interpretativa de los resultados de las elecciones autonómicas aunque este déficit tenga un primer responsable claro: el gobierno del Partido Popular.Su actitud no legitima, como ya ha advertido la catalanista y federalista izquierda tradicional de la antigua órbita del PSUC, el olvido de un mandato popular nítido y sin ambigüedades. Los últimos sondeos ya revelaban una cierta movilización de los contrarios a la secesión capaz de dibujar un previsible escenario a la escocesa que los secesionistas del ala más etnicista no están dispuestos a tolerar aunque sea al precio de saltarse la decisión democrática de los habitantes de las fronteras catalanas: lo primero, la independencia, después la democracia. Hay una vía perfectamente democrática que debería haber sido la seguida: elecciones, proclamación de la DUI si el mandato es muy claro, referéndum y luego Constitución. La votación sobre una Constitución no debería servir como mandato: que exista este mandato irrefutable y se haga la Carta Magna. No obstante, parece que el aprendizaje de la clase política catalana se ha hecho, pese a lo que ellos se ufanen en proclamar, no sobre el modelo británico sino sobre el carpetovetónico.

Lo que también están haciendo algo mejor los secesionistas es encarar la batalla diplomática internacional que, hoy por hoy, y pese a las autocomplacencias de mi querido Vicente Jiménez Losantos Partal, está muy lejos de haber sido ganada. Incluso el responsable de la diplomacia catalana, Albert Royo, reconocía hace poco que "En la majoria de casos, i ja hem fet una vintena llarga d'actes acadèmics per Europa, els Estats Units i el Japó, ens trobem una barreja de desconeixement i interès genuí. De tota manera, com més a prop som de Catalunya, com és d'esperar, hi ha més coneixement del cas i, també, més apriorismes (no sempre positius). A països del nostre entorn més immediat, com ara França, Alemanya o Itàlia, és on més prejudicis hem trobat, de vegades relacionant el procés amb una suposada manca de solidaritat per part d'una Catalunya més rica que la majoria de regions espanyoles." El seguimiento que se le ha querido dar al acto protagonizado por el President en Columbia, de la mano del demagogo ultraliberal Xavier Sala Martín, no pasa de ser una charla coloquio: no un mitin, ni una intervención ante el Congreso de los Estados Unidos, ni nada por el estilo. Un auditorio de trescientas personas no es como para echar las campanas al vuelo por muy influyentes que puedan ser. Harían bien los secesionistas en centrarse en esta tarea, que requiere algo más que charlas ante las élites, sin autoengañarse como llevan haciendo un par de años, siendo realistas y aceptando que su desventaja es notable en especial en el marco en el que se dirimiría una posible independencia si los ciudadanos no somos, como uno se teme que seremos, estafados: Europa.

10 de abril de 2015

Escribe Zygmunt Bauman



"Aunque la necesidad de plantear esta pregunta parezca ser la parte más urgente y también más vilmente abandonada del legado del Holocausto, debemos tomar cuidadosamente en consideración sus consecuencias. Es demasiado fácil tener una reacción exagerada ante la aparente bancarrota de las visiones sociológicas sólidamente arraigadas. Una vez que se ha hecho pedazos la esperanza de constreñir la experiencia del Holocausto dentro de los límites teóricos del funcionamiento defectuoso (la modernidad incapaz de suprimir los factores de irracionalidad esencialmente ajenos, las presiones civilizadoras incapaces de dominar los impulsos violentos y emocionales y el fracaso de la socialización incapaz desde ese punto de crear el volumen necesario de motivaciones morales), nos podemos sentir tentados de enfilar la salida “evidente” del punto muerto teórico, que es proclamar que el Holocausto es un “paradigma” de la civilización moderna, su producto “natural” y “normal”, quién sabe si también corriente, y su “tendencia histórica”. De acuerdo con esta versión, se elevaría al Holocausto al rango de verdad de la modernidad en vez de identificarlo como una de las posibilidades de la modernidad. Una verdad que se oculta sólo superficialmente, bajo la fórmula impuesta por aquellos que se benefician de la “gran mentira”." (Modernidad y Holocausto, trad. de Ana Mendoza, p7)

7 de abril de 2015

Algunas observaciones sobre "la sociedad del espectáculo" (VI)


En aquellos tiempos y lugares, lo real no era espectáculo y el espectáculo no era lo real. En algunas de estas épocas, por contra, “la realidad surge en el espectáculo y el espectáculo es real”.

Hoy la ilusión parece dominar la mirada como cuando los magos en una Tierra Media cualquiera lanzaban hechizos o convocaban seres colosales. ¿Hemos vuelto a lo mágico? ¿O es que nunca se fue sino que se limitó a amagarse en cuevas, cobertizos y desvanes a la espera de un acontecimiento propicio? ¿O, como cuando el mundo devenía sueño y escenario, se trata del efecto de una proliferación incontrolada de representaciones?

(Observaciones anteriores)

6 de abril de 2015

Uno recomendaría (23/03/2015-05/04/2015)


Uno recomendaría, entre sus lecturas de estas dos últimas semanas:

"La ciudad democrática de la biblioteca pública y la bicicleta" de Jorge Riechmann.

"Uno comprende bien el anhelo de cierta normalidad en Grecia, en España y en muchos otros lugares. Y sin embargo no la tendremos, no tendremos esa normalidad tan deseada… No estamos en el tiempo de la prosperidad creciente, de las relaciones laborales ordenadas, del capitalismo domesticado, de las carreras profesionales previsibles, de la geopolítica racional, de la energía abundante y barata, de la población pequeña en relación con los recursos naturales, del clima estable… (Capítulo aparte merecería la normalidad de clase media: la segunda residencia, el cambio de automóvil cada lustro, la buena asistencia en el hospital público aunque uno tenga también el seguro privado, ese tan cómodo poder delegar los asuntos públicos en políticos profesionales que no roben demasiado ni demasiado a la vista… Ah, la normalidad de la clase media –por ejemplo en un país como España.)"...

3 de abril de 2015

Crónica de la Nueva Edad (02/04/2015)


Afortunadamente la realidad es compleja y el imperio de los estereotipos, con ser poderoso dado su carácter de aproximaciones metafóricas de las que todos nos servimos habitualmente por economía de pensamiento, se debilita mostrando su carácter de falsas hipóstasis a poco que la mirada se detenga un poco y el sentido común se esfuerce. Pero si no se realiza esta operación su vigor es tal que es capaz de ordenar la acción en su nivel más primario e inmediato. Ayer, por ejemplo, contemplando a los legionarios cantando el "Novio de la Muerte" mientras llevaban a hombros al Cristo en Málaga, uno sintió que le sigue produciendo más pavor la España negra que simbolizan que la Catalunya provinciana y boba que el eje dominante de los secesionistas desea construir. Esa Catalunya utópica, por muy estrecha que a uno le pueda parecer, no deja de ser una ensoñación, un deseo, un constructo sin fundamento fáctico real y, por tanto, susceptible de diversos escenarios futuros. Está relativamente abierta. La España negra no es un modelo maleable: fue una realidad que tiñó la península ibérica de sangre, dolor y represión durante décadas y de la que, objetivamente, hay que huir. En caso de enfrentamiento violento entre ambos nacionalismos, la repugnancia que a uno le inspira el negro español no dejaría opción para mucho: debería colocarme del lado de los secesionistas...