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26 de octubre de 2015

Crónica de la Nueva Edad (26/10/2015)


Aunque uno debería atenerse siempre que sea posible al principio de mediocridad en su sentido más amplio y evitar, así, juzgar apresuradamente el contexto social e histórico en el que vive y considerarlo como central o decisivo, como eje que condicionará decisivamente el futuro, parece que quizás el "procés" como se denomina aquí al empeño secesionista, haya llegado a un momento crucial en el que su suerte más inmediata esté a un paso de decidirse en buena medida.

El otro día uno de las almas simbólicas del movimiento, Vicent Partal, advertía en un editorial con el título "Tremolen les cames?" que "El 27 de setembre l’independentisme va guanyar amb claredat a Catalunya. Vot a vot i escó a escó. L’independentisme va guanyar unes eleccions extraordinàries, convocades com a plebiscitàries. Unes eleccions que no van ser convocades per conformar un govern autònom amb un programa per a governar l’autonomia, sinó per a avançar cap a la independència en un termini breu. I no cal que recorde la campanya i el joc brut que va haver-hi.

Malgrat tot, i contra tots ells, el país es va expressar amb la màxima claredat imaginable. De manera magnífica. I això, la victòria, ha activat la fase d’emergència a l’altra banda. Aquella que vam veure a Grècia fa unes setmanes també: allò que la gent va guanyar a les urnes no s’ha de poder aplicar i punt. I qualsevol mètode valdrà per a impedir-ho."

("El 27 de septiembre el independentismo ganó con claridad en catalunya. Boto a voto y escaño a escaño. El independentismo ganó unas elecciones extraordinarias, convocadas como plebiscitarias. Unas elecciones que no fueron convocadas para conformar un gobierno autónomo con un programa para gobernar la autonomía, sino para avanzar hacia la independencia en un plazo breve. Y no es necesario que recuerde la campaña y el juego sucio que hubo. Pese a todo y contra ellos, el país se expresó con la máxima claridad imaginable. De manera magnífica. Y eso, la victoria, ha activado la fase de emergencia en el otro lado. Aquella que vimos en Grecia hace unas semanas también: aquello que la gente ganó en las urnas no se ha de poder aplicar y punto. Y cualquier método valdrá para impedirlo").

El editorial muestra ejemplarmente la estrategia que ha resuelto adoptar el ala más radical del secesionismo que es, en este momento, absolutamente hegemónica: negación de la derrota plebiscitaria para trocarla en un aval mayoritario a la independencia unilateral de Catalunya amparándose en un innegable triunfo electoral y desplazando el plebiscito a los arrabales del discurso.

Que el plebiscito, en cuanto tal, fue perdido por los secesionistas y que éste afectaba a la "Hoja de ruta", que preveía una DUI (Declaració Unilateral d'Independència), está siendo ignorado absolutamente. No les falta razón a los secesionistas cuando discuten que el plebiscito lo fuera sobre la independencia pero lo que debería ser indiscutible, y ahora es falazmente ocultado, es que era sobre un plan que incluía la desconexión unilateral del estado español en 18 meses. Y se disimula, oscurece o reduce al silencio, que este plan fue rechazado por el pueblo catalán: aunque sólo fuera por unos miles de votos, lo cierto es que fue rechazado. Pero aquí el milagro nacionalista, que por ello tanto se parece a la religión, entra en funcionamiento: se niega cualquier evidencia contraria a su modelización de la realidad y se reinterpretan los hechos para concluir que, de hecho, el pueblo catalán votó mayoritariamente a favor de la independencia apoyándose en el reparto proporcional de escaños y releyendo los votos de Catalunya Sí que es Pot y Unió en clave secesionista. Ejercicio de prestidigitación que dice poco de quienes han asumido definitivamente las riendas del movimiento: los románticos intransigentes que, además, son  - en su mayoría - fuertemente etnicistas.

No es algo que a uno le agrade lo más mínimo pues esta victoria de los románticos etnicistas en el movimiento y su voluntad firme y tenaz de seguir "hacia adelante" (o de "huir hacia adelante") pese a quien pese, pone los últimos mimbres precisos para levantar el escenario del "Guatemala o Guatepeor" y prefigura una serie de evoluciones posibles posibles que, aun en el hipotético caso del triunfo final secesionista, presumiblemente desembocarán en un estado fallido acompañado del riesgo de un enfrentamiento civil no sólo con España sino incluso en la propia Catalunya pue sno parece que los románticos etnicistas asimilen bien que existe otra mitad del pueblo catalán que se ha manifestado contra la independencia unilateral en un breve plazo.

Claro que, en la visión de los etnicistas, esta otra mitad no forma parte en rigor del "pueblo catalán"...

Y, mientras, en España parece que la balanza se inclinará hacia los más beligerantes con Catalunya. Cuando un periódico como El País, habitualmente proclive al reconocimiento de la "singularidad catalana", es capaz de titular "España fuerza en la ONU un mensaje contra el independentismo catalán" y subtitular "El Gobierno impulsa una declaración de Naciones Unidas que recalca el principio de la integridad territorial", olvidando que el texto aprobado señala que se debe "respetar el principio de la igualdad soberana de todos los Estados, su integridad territorial e independencia política" pero también "el derecho a la libre determinación de los pueblos", es que las aguas del nacionalismo español están empezando a agitarse y su espuma llega hasta las costas más morigeradas. Nada bueno.

21 de mayo de 2015

Crónica de la Nueva Edad (21/05/2015)


El otro día, comiendo con Rais, intercambiamos impresiones acerca del estado actual del "procés" y las perspectivas de futuro. En algunos aspectos coincidíamos, en otros no. La discrepancia más importante se dio en torno a la valoración de si el movimiento ha llegado a su punto álgido, lo ha sobrepasado o está por llegar: según Rais, los secesionistas perdieron la partida cuando la ANC no fue capaz de ponerse al frente de la lucha, desligarse de CiU y ERC, y presentarse en solitario a estas elecciones que quieren plebiscitarias con la Declaración Unilateral de Independencia como único punto de su programa. Una vez cumplido este objetivo podría haberse disuelto o devolver la iniciativa a los partidos: en cualquier caso, sus posibilidades de triunfar eran mayores que las de una corrupta y poco creíble CiU y una inexperta y dubitativa ERC, armada por el entusiasmo, el desconcoimiento y su "limpieza" en asuntos de corrupción política. Uno ha estado dándole vueltas a la tesis de Rais y comentándola con amigos y conocidos y al final ha de concederle que podría tener razón: le queda mucho recorrido al secesionismo y todavía tiene opciones de victoria pero puede que dejara pasar una oportunidad de oro. Ahora, como se lamentan algunos compañeros secesionistas, unionistas y españolistas se están haciendo notar, salen de sus cubículos y la toma de postura contraria a la independencia de la mitad de la población les dibuja un panorama complicado y, sobre todo, más lejano de lo que desearían.

Por otro lado, este lamento se acompaña de un cierto nerviosismo especialmente palpable entre las alas más radicales (etnicista - una parte de las bases de ERC y SI - y trotskista/estalinista - algunas bases de las CUP -) del secesionismo. La campaña contra Ada Colau y el movimiento Barcelona en comú, cuya posible victoria en la ciudad de Barcelona en las municipales diagnostican, acertadamente, como un obstáculo para la independencia, ha adquirido tal radicalidad que hasta el ínclito Vicent Partal se ha despojado de su habitual traje de Jiménez-Losantos y ha dado una muestra de cordura y sentido común que uno ya consideraba definitivamente perdido. Partal ha alertado contra las demonizaciones y el rechazo del principio democrático al cual los secesionistas se adhieren, en principio, como principio básico e irrenunciable, advirtiendo que un posible triunfo de su candidatura debe ser aceptado y digerido: "Els primers dies de campanya vaig expressar la meua preocupació per algunes de les formes amb què es captenia Barcelona en Comú. Ara, passada una setmana, he d'expressar preocupació també per tot el contrari: estic molt preocupat per les formes d'alguna gent que va contra la campanya de Barcelona en Comú." ("Los primeros días de campaña expresé mi preocupación por algunas de las formas con las que se comportaba Barcelona en Comú. Ahora, tras una semana, he de expresar preocupación también por todo lo contrario: estoy muy preocupado por las formas de alguna gente que va contra la campaña de Barcelona en Comú").

P.S: la precisión sobre los trotskistas/estalinistas de las CUP merece un pequeño comentario aparte. Seguramente de momento es sólo una percepción subjetiva pero alrededor de las CUP, al menos en Barcelona, uno está viendo a demasidados antiguos conocidos trotskistas que están "entrando" (la táctica habitual de esta corriente del marxismo) para tratar de influir determinantemente en la dinámica de esta formación. No hay nada que objetar a ello. Pero es cierto que los comportamientos de algunos de ellos, conforme pasa el tiempo, parecen acercarse a los de sus enemigos de siempre: los estalinistas. Precisamente por lo que sufrieron, una implacable persecución desde las filas de los Partidos Comunistas y desde los movimientos conservadores y reaccionarios, a uno le resulta difícil soportar verles hablando de "verdaderos" y "falsos" revolucionarios (Podemos y compañía) a los que hay que combatir y repartiendo carnets de "auténtico luchador" por la Republica catalana: como si hubieran entendido que la estrategia del padrecito Stalin era la más apropiada, hacen ahora uso de ella. De puertas afuera profesan ese relativismo indecente que tanto daño hace a la izquierda. De puertas adentro han radicalizado su dogmatismo y le han cogido el gusto a la identificación de elementos "a purgar". Penoso.

15 de mayo de 2015

Crónica de la Nueva Edad (15/05/2015)


El miércoles, el título del editorial del gran Vicent -JiménezLosantos- Partal era eufórico: "Dinamarca trenca el mur espanyol". Se hacía eco del debate en el Parlamento danés del contencioso catalán y lo interpretaba como un acontecimiento histórico en el cual "Dinamarca pren posició a favor d'una solució democràtica sobre la independència de Catalunya" ("Dinamarca toma partido a favor de una solución democrática sobre la independencia de Cataluña") quebrando el aislamiento impuesto por el gobierno español, sorteando el habitual mantra del "asunto interno" y demostrando así que, cuando llegue la hora de la verdad - es decir, cuando se apruebe la DUI (Declaració Unilateral d'Independència) -, en Europa dominará el pragmatismo y la mayoría de los países reconocerán rápidamente al nuevo estado.

Esta optimista visión, que uno no compartió tras la lectura, aparece en El Periódico relatada de una forma ligeramente distinta. Bajo el titular "El Parlamento danés apoya diálogo democrático entre España y Catalunya" señala en una entradilla que "la mayoría de los grupos apoyan que se celebre una consulta, pero eluden intervenir en el proceso alegando que se trata de un 'asunto interno'", una afirmación que también repite La Vanguardia. El matiz es importante: no se coloca, como pretende el siempre neutro Partal, a Catalunya y España al mismo nivel como no se supera la retórica del "asunto interno" que implica, él bien lo sabe, una posición favorable al mantenimiento del statu quo.

En estas estaba cuando, al empezar estas líneas, acudí a la opinión de El País para disponer de un último elemento de prueba argumental y para mi sorpresa no logré hallar ni una sola mención al asunto en su edición digital. Realicé diversas búsquedas sin el menor resultado. Nada. Y este hecho cambió mi opinión.

Puede que Vicent Partal tenga razón pero por su vertiente negativa: que El País silencie este hecho, cuando por ejemplo dio amplia cobertura a la charanga de Mas en Columbia, lejos de mostrar su insignificancia a uno le sugiere más bien que se trata de algo a tener en cuenta. Y más cuando el diario se ha distinguido en los últimos años por prestar considerable atención a multitud de minucias intrascendentes.

30 de abril de 2015

Crónica de la Nueva Edad (30/04/2015)


Uno es consciente de las diferencias que existen entre Vicent Partal y Jiménez Losantos: están en extremos opuestos del arco político. No se vendrá ahora con aquello de que los extremos se tocan porque si bien fácticamente los totalitarismos presentan pocas diferencias (véase los socorridos ejemplos de Stalin y Hitler), moralmente, en su idealidad, pueden ofrecer doctrinas radicalmente distintas cuya evaluación no debe pasarse por alto en la forma de un aplanamiento igualador. Más bien, el eje de la fobia de uno hacia ambos, en cuanto "figuras" (nada sé de ellos como "personas") tiene que ver con su "compromiso" con una opción política específica, para colmo nacionalista, a la cual supeditan cualquier empeño de objetividad periodística. La conversión del periodismo en propaganda política y la renuuncia a cualquier objetividad siquiera heurística es, en sí misma, deplorable por lo que supone de renuncia a la formación independiente del juicio de los ciudadanos. Puede que, como muchos marxistas señalaron durante el siglo XX, si la "objetividad periodística" es hipostatizada y mantenida como dogma indemne a la crítica no quede otro remedio que poner en tela de juicio su carácter ilusorio. Pero si es postulada como un ideal regulativo al cual se tiende y no se aparta la conciencia de que es irrealizable en su traducción histórica, lo cual no exime del intento de su práctica constante, puede ser preferible a este periodismo comprometido que no duda en manipular, deformar e incluso mentir para conseguir unos efectos sociales muy concretos y, generalmente, que poco tienen que ver con el fomento de la capacidad de los individuos de valerse de su propio entendimiento. Para entendernos, entre el Washington Post de Woodward y Bernstein y los periodistas de la Fox "empotrados" en las unidades militares norteamericanas durante la guerra del Golfo hay una enorme diferencia: la misma que hay entre Partal y Losantos y los pocos periodistas que en este país prefieren la búsqueda de la objetividad y la verdad al "compromiso".

Si fuera por los periodistas "comprometidos"nada se hubiera sabido del Gulag y el Lager...

24 de febrero de 2015

Crónica de la Nueva Edad (24/02/2015)


¿Marta Ferrusola es cínica o intelectualmente débil? Cuando El País relata la crónica de su declaración ante la Comisión de Investigación del Parlament, y señala que "Marta Ferrusola, imputada por blanqueo de capitales, ha dicho no recordar cuándo recibió el dinero de su suegro, el padre del expresidente catalán. “Mi memoria es muy pequeña”, se ha disculpado. También ha puesto en cuestión que sus hijos lleven un ritmo de vida elevado y, preguntada, por los coches de lujo del mayor de sus hijos, ha dicho que los pudo comprar porque estaban deshuazados (sic) “y los arregló”, resulta difícil contener la risa pero también el malhumor y el desprecio. Desternillante y, al tiempo, patético y ridículo, sí, pero también preocupante cuando algunos secesionistas obcecados, incluso de izquierdas, la defienden, como al resto del clan Pujol, de la cacería que el estado español ha desatado contra ellos. Eso dicen. Ciertamente algo, o bastante de eso, hay, pero como en el caso de Monedero, ello no cambia demasiado las cosas. A Montoro, independientemente de otras consideraciones acerca de su catadura moral, le asiste la razón en este aspecto específico y concreto y al dirigente de Podemos no. Monedero, ha obrado inmoralmente y le está sobrando soberbia intelectual (él mismo se considera "un intelectual"), como a los Pujol aunque probablemente estos, además, pueden haber actuado delictivamente. Tanto da sí, como es muy probable, el estado español y sus servicios de fontanería están detrás de ambos asuntos: no afecta en nada a la inmoralidad de un comportamiento. Sí, hace semanas que se ha desencadenado una campaña, que a momentos parece orquestada, contra Podemos. Era previsible. No ofrecer un flanco débil, ser inteligentes y combatir la media verdad con la honestidad es la obligación de quienes aspiran a cambiar el actual estado de cosas y en este caso ni Monedero, ni Podemos, han estado a la altura de las circunstancias. A los secesionistas de CiU les está pasando algo parecido. Hace unos meses, un amigo madrileño, de derechas y con buenos contactos, me comentó cuando el asunto empezaba a destaparse: "Roma no paga traidores". Ya. Pues eso.

Lo más lamentable ha sido la actitud servil de muchos patriotas que se consideran de izquierdas. El inefable Vicent Partal, en su crónica, únicamente resalta, con un deje de admiración, orgullo y no quiere uno decir más, el baño que Jordi Pujol Jr. les dio a los parlamentarios. Según él, claro está. Del espectáculo de su padre, poco. Del de su madre, menos aun: "Els diputats hi van acudir gairebé com si fos un tràmit i a davant es van trobar un home plantat que trencava el misteri sobre ell mateix i se'ls anava cruspint l'un rere l'altre, a còpia de dades i més dades, per un costat, i de missatges enverinats per un altre" ("Los diputados acudieron casi como si se tratara de un trámite y enfrente se encontraron un hombre plantado que rompía el misterio sobre él mismo y se los iba comiendo uno tras otro, a base de datos y más datos, por un lado, y de mensajes envenenados por otro"). Orgásmico...

En fin, la familia Pujol se envuelve en la bandera estelada y acude al expediente de la persecución política (que, uno insiste, es muy probable que esté rondando por ahí, lo cual no impide, para los que oíamos desde hace años en la calle los comentarios acerca de las comisiones de la familia, el racismo y clasismo de la augusta señora, los "chanchullos" de los niños, las mansiones, coches de lujo, fiestas de la corte de la familia, etc., una indisimulada satisfacción por ver su situación actual) para justificarse y abrigar, al tiempo, la esperanza de que el pueblo catalán les apoyará en el momento culminante e impedirá cualquier posible castigo de la pérfida España (¿los liberará de una posible Bastilla en Soto del Real?).

Dicho sea de paso, uno es escéptico respecto al desenlace final que los españolistas están dibujando con tanta fruición: creo que ninguno pisará la cárcel aunque no tenga todavía demasiado claro si será porque Catalunya será independiente, por los arreglos que la clase política del estado hará o porque seguro que el señor Pujol tiene, como todos, sus propios dossieres...

5 de junio de 2013

Crónica de la Nueva Edad (05/06/2013)


Mi querido y nunca suficientemente ponderado Vicent Partal estaba exultante el otro día a cuenta del abucheo a los príncipes en el Liceo. Afirmaba el bueno de Vicent, que hasta ahora el Liceu había sido un bunker donde los borbones podían sentirse a salvo, confiados, seguros pues era un espacio donde se adoraba a los reyes españoles. "Lluita de classes al nivell més elemental possible" ("Lucha de clases al nivel más elemental posible"). Añadía en su descripción.

Ahora, afortunadamente ya no es así. Ya no hay refugio alguno donde los monarcas españoles puedan encontrar cobijo en Catalunya. Claro que... nuestro querido Vicent , en su efuoria, también olvida la lucha de clases.

¿La olvida? ¡No! ¡Qué va! Es que ya no hay lucha de clases: "Però hi ha, sobretot, un país unit que ja no perd cap ocasió de demostrar que vol ser lliure i que s'ha acabat la comèdia" ("Pero hay, sobre todo, un pais unido que no pierde ninguna ocasión de demostrar que quiere ser libre y que se ha acabado la comedia"). Un país unido en el que no hay lucha de clases sino voluntad de libertad e independencia...

Mmmm!!! Que aroma tan conocido...

P.D: Por cierto, ahora uno se entera de que el conocido cantante cortesano Josep Carreras es, ahora, independentista. ¡Paulinas conversiones que se están presenciando por estas tierras!

19 de mayo de 2013

Crónica de la Nueva Edad (19/05/2013)


El secesionismo, visto desde la proximidad, no muestra una cara tan estereotipada como en ocasiones parece observarse desde más allá del Ebro.

Por ejemplo, tenemos a Alfred Bosch, parlamentario de las Cortes Generales que parece intentar realizar un esfuerzo de racionalidad y diálogo en la más pura tradición liberal. El señor Bosch afirmaba el otro día:

"Hay una frase de Gandhi que hemos de tomar muy seriamente. Dijo: 'Los hindúes ganaremos cuando hayamos ganado el corazón de los ingleses'. Y esto creo que lo podemos aplicar, no al gobierno español, sino a la gente. Cuando ganemos el corazón de los españoles, habremos ganado. Será la prueba del algodón, el barómetro para decir 'ya hemos llegado'. Y también será la garantía de convivencia que necesitamos para hacer que triunfe y prospere nuestro proyecto de libertad" ("Hi ha una frase del Gandhi que ens l'hem de prendre molt seriosament. Va dir: 'Els indis guanyarem quan haguem guanyat el cor dels anglesos'. I això crec que ho podem aplicar, no al govern espanyol, sinó a la gent. Quan guanyem el cor dels espanyols, haurem guanyat. Serà la prova del cotó, el baròmetre per dir 'ja hi som'. I també serà la garantia de convivència que necessitem per fer triomfar i prosperar el nostre projecte de llibertat.").

Y al lado de este aparente esfuerzo, un tal Pere Cardús, en sus indigestas columnas en el medio que dirige el gran Vicent Partal, lo deja pequeño. En una de las últimas, propone una serie de medidas contra la "guerra sucia" que el CNI ya ha desatado contra el proyecto secesionista y utiliza un vocabulario que tiene su qué muy cercano al totalitarismo:

"El peor agente secreto no es elq ue actúa como un unionista, sino aquel que se ha infiltrado y se viste de independentista. Por eso es muy importante desconfiar de quien fomente la división y el recelo entre los propios. La crítica es muy positiva; la autocrítica, aún más; pero la beligerancia entre gente del mismo bando es un lastre muy pesado que es preciso evitar. Por eso mismo se han de identificar aquellos que siempre están en medio de las divisiones y escisiones perpetuas del independentismo y analizar su comportamiento. No quiere decir que sean agentes de nadie, pero pueden ser elementos tóxicos fáciles de utilizar por parte del adversario en un momento determinado" ("El pitjor agent secret no és el que actua com un unionista, sinó aquell que s'ha infiltrat i es vesteix d'independentista. Per això és molt important de malfiar-se de qui fomenti la divisió i el recel entre els propis. La crítica és molt positiva; l'autocrítica, encara més; però la bel·ligerància entre gent del mateix bàndol és un llast molt feixuc que cal evitar. Per això mateix s'han d'identificar aquells qui sempre són enmig de les divisions i escissions perpètues de l'independentisme i analitzar-ne el comportament. No vol dir que siguin agents de ningú, però poden ser elements tòxics fàcils d'utilitzar per part de l'adversari en un moment determinat.").

El problema, en la modesta opinión de uno, es que la hegemonía en el movimiento secesionista está más próxima a las tesis del modelo Cardús que a las del modelo Bosch.


9 de mayo de 2013

Crónica de la Nueva Edad (09/05/2013)


De la obsesión anti-funcionarial de las élites políticas catalanas y su servil intelligentsia que uno denunciaba hace pocos días, hay una nueva prueba. El grupo de expertos que han de trazar las líneas maestras del futuro Estado catalán aboga por la desaparición de la mayor parte de los funcionarios y su sustitución por contratados laborales. Tan sólo policías (¡qué casualidad!), inspectores y figuras de autoridad tendrían esta condición... Ciertamente un Estado pequeño, débil y muy clientelar. Muy propio de la botigueta y l'Auca del senyor Esteve...  El bueno de Vicent Partal, demasiado ocupado con la admisión a trámite del recurso contra la declaración soberanista del Parlament de Catalunya, guarda silencio - al igual que su medio - al respecto...

29 de abril de 2013

Crónica de la Nueva Edad (29/04/2013)


El ínclito Vicent Partal no debería ponerse nervioso porque la secesión no avance tan raudamente como esperaba. Es cierto que parece que la secesión no será de un día para otro y que España no parece Serbia a propósito de Kosovo. Como anota con buen sentido, el medio de comunicación que dirige, a propósito del reconocimiento de la secesión kosovar que realizó la Corte Internacional de La Haya, "uno de los argumentos que daba el Tribunal era que ni Serbia ni nadie había dudado del hecho de que Kosovo fuera un sujeto jurídico y político soberano. Con esta impugnación (la de la abogacía del estado) España intenta evitar que un argumento parecido se pueda aplicar en caso de una declaración unilateral de independencia de Catalunya". Mas, uno insiste, Vicent no debería agitarse en exceso. En realidad, el gobierno de CiU está legislando en muchos dominios, por ejemplo, en Enseñanza, como si no hubiera legislación estatal española. Lleva años haciéndolo disimuladamente (y no nos referimos al asunto de la lengua sobre el cual hay un cierto consenso incluso entre buena parte de los secesionistas moderados y de los unionistas pragmáticos) pero en los últimos meses lo hace cada vez más descaradamente. Y eso debería ser una buena noticia para él.

El problema, que el bueno de Vicent uno teme que no vea, es que entre las élites de CiU y de ERC, como también en su momento las del PSC, lleva años planeando una desconfianza irracional, casi atávica, hacia los funcionarios y, sin ellos, no hay Estado que pueda sobrevivir ni mucho menos nacer. Ese es un gran problema para los secesionistas, mucho mayor que el hecho de que España maniobre con más arte que Serbia. Eso sí debería poner nervioso al bueno de Vicent.

Hace años uno escuchó a un cuadro de CiU decir que no le gustaban los funcionarios catalanes porque, en su inmensa mayoría, eran "españoles", miembros de "las fuerzas de ocupación" y que Catalunya debía prescindir de ellos tan pronto como le fuera posible. Las normativas en Educación que se están desarrollando en los últimos años, desatendiendo la normativa "española", inciden cada vez más en la desregulación y el clientelismo pero con ello no están fomentando la aparición de una nueva función pública catalana que reemplace a la "cipaya" sino alimentando el diseño de un modelo sospechosamente parecido al decimonónico del "cesante" y que cuadra mejor con la botiga del senyor Esteve que con las necesidades de un Estado.

Eso sí es preocupante, Vicent, permíteme que te tutee.

7 de abril de 2013

Crónica de la Nueva Edad (07/04/2013)


Me reprochaba hace poco un amigo que la tenía tomada con Vicent Partal, "mi" Jiménez Losantos particular. Es cierto que, en realidad, hay algunas diferencias entre ellos pero también dos semejanzas básicas en las que uno se ampara: la intransigencia dogmática (que otros llamarían "principios" o "firmeza en la defensa de unos valores") con su inevitable falta de sentido del humor por un lado y la utilización de un medio de comunicación para la consecución de objetivos políticos con el mayor de los desprecios hacia la objetividad o la neutralidad siquiera como ideales de la antigua y obsoleta deontología periodística por el otro. Por eso y porque uno lo toma como tropo, consciente de la distancia entre su función en estas líneas y la realidad, es "mi" Jiménez Losantos.

Pues bien, a propósito de mi querido Partal, estos días está contento y nervioso al mismo tiempo, como muchos secesionistas. Contento porque la monarquía está en la cuerda floja:

"Des de la instauració de l'actual monarquia espanyola, el 1969, Juan Carlos ha gaudit d'un privilegiat silenci sobre les seues activitats. Inaudit. Se n'ha silenciat qualsevol crítica, s'ha barrat el pas a qualsevol investigació i s'ha censurat (quasi) qualsevol detall que comprometés el relat que havia de legitimar-lo. Ha estat un esforç monumental però, des d'ahir, ja no és important. Simplement perquè ara ja és tota la institució monàrquica que es troba a la corda fluixa".

Pero nervioso porque la marcha hacia la independencia no lleva el ritmo frenético que, inteligentemente y más allá de la retórica del keep calm, él sabe que precisa para llegar a buen puerto:

"I, en vista d'això, hem d'estar preocupats? Jo crec que encara no. Però també crec que hem d'estar ben a l'aguait. Perquè el procés d'independència reclama un temps curt i vol fites recognoscibles. A Europa les independències s'han fet en dos anys o tres, no pas més, i nosaltres, en aquest aspecte, simplement no hauríem de fer invents."

("Y, a la vista de esto, ¿hemos de preocuparnos? Yo creo que aun no. Sin embargo también creo que hemos de estar atentos. Porque el proceso de independencia exige un tiempo corto y quiere objetivos reconocibles. En Europa las independencias se han hecho en dos o tres, no más, y nosotors, en este aspecto, simplemente no deberíamos hacer inventos")





18 de marzo de 2013

Crónica de la Nueva Edad (18/03/2013)


El miércoles 13 el Parlament votó una resolución presentada por el PSC para pedir que la Generalitat inicie un diálogo con el Gobierno central con el objeto de celebrar un referéndum en el que se ejercite el derecho de la ciudadanía de Catalunya a decidir. En estos meses en que unionistas y secesionistas no están para matices o detalles hay que decir, en honor a la verdad, que no es, como unos dicen, un apoyo al proyecto secesionista de CiU y ERC, ni tampoco, como los otros señalan, una nueva demostración de la mayoría clara por el "derecho a llevar a cabo la secesión". No se trata, ni mucho menos, del mismo texto que votaron en aquella jornada "histórica" de hace unas semanas, CiU, ERC, ICV y una parte de la CUP que establecía una nueva soberanía al margen -o más allá, como se quiera- de la legalidad vigente. Es este "detalle" el que todos parecen querer olvidar, empezando por Mas y acabando por Chicharro o empezando por Chicharro y acabando por Mas. Es justo reconocerle al PSC el esfuerzo de prudencia y racionalidad que está haciendo y su tarea de mediación y prevención del choque de trenes que se está produciendo. No es nada fácil en estos tiempos. Y lo dice alguien que juzga su labor en la Catalunya de estos últimos años como pura y simplemente nefasta. Sin paliativos.

Mientras esto sucede, el entrañable Vicent Partal, desde su peculiar COPE de izquierdas secesionista empieza a mostrar signos de impaciencia: "el govern encara no ha demanat al govern espanyol que es fes la consulta ni ha creat el consell de la transició nacional. S'havia anunciat que totes dues mesures serien immediates, i som al març" ("El gobierno aun no ha pedido al gobierno español que se haga la consulta ni ha creado el consejo de la transición nacional. Se había anunciado que ambas emdidas serían inmediatas, y estamos en marzo"). El pobre parece que está empezando a sufrir de ansiedad. Como Vidal-Quadras...

Y, al otro lado de la barrera, P. un amigo con quien el otro día mantuve una charla telefónica, piensa todo lo contrario y suspira por que "el estado haga algo, ya". Según él, no es "españolista". Dice que, simplemente, no es "nacionalista". Pero su aparente equidistancia dura el tiempo de comentar el asunto del futuro estatuto del castellano en Catalunya. Tiene claro que el futuro estado catalán lo marginará e incluso lo prohibirá y que él tendrá que volverse a España. Pero a la pregunta de "¿cómo va nadie a perseguirte por hablar castellano con tus hijos o tus amigos?" responde que no se trata de eso sino de que el castellano estará proscrito de la vida pública y debería ser, como mínimo, lengua cooficial. Como ahora (pobre Vicent Partal, si le oyera...). Y, al final, resulta que los matices se disuelven y la equidistancia se suprime en la forma de la preservación del statu quo: "quedémonos como estamos que esto está bien así". Se lo hago notar y espeta un "Bueno ellos quieren la independencia, ¿no? Pues yo no. ¿Es que no puedo querer que Catalunya forme parte de España?". Sí, hombre sí...

20 de noviembre de 2012

Nota sobre los "otros" nacionalistas que dicen no serlo


Al recorrer la calle Verdi de retorno a casa uno ha estado tentado de no escribir nada ante la visión de la abigarrada profusión de banderas independentistas y carteles de la CUP que lo quieren todo, como proclaman, con su retórica de "profesionales de la revolución", como lema de su propaganda electoral: "independencia" (pase...), "socialismo" (¡cielos, ¿no hemos aprendido nada?!) y "Països Catalans" (es decir, Baleares, la Comunidad Valenciana, la Franja, el Rosellón, el Alguer y qué sé yo más, ¿California?).

Sin embargo, ya en mi estudio, sin banderas a la vista, he recordado las últimas "hazañas" del nacionalismo español y, a fin de intentar mantener la equidistancia (un empeño condenado al fracaso pero que uno debe creer posible), ha de dejar constancia de algunos de los frutos de su intenso, y a veces menos visible, trabajo.

La primera, la comparación que muchos defienden - y que Bono explicitó el otro día - entre el independentismo catalán y el nazismo. Aparte de burda e inexacta, lo peor que se puede decir de ella es que falta a la verdad o refleja un profundo desconocimiento tanto del nazismo como del independentismo catalán. No se sabe qué es peor. No hay en la doctrina independentista catalana dominante un racismo biologista, un programa de exterminio camuflado, una teleología mitológica, una noción de Lebensraum o una apología de la violencia como fundamento de la acción, equiparables al nacionalsocialismo. En los extremos, puede, pero incluso en ese caso las comparaciones, por ejemplo entre los "Països Catalans" y el Lebensraum son excesivamente groseras e impropias del debate racional. ¿Que el nacionalismo catalán puede ser caldo de cultivo para el fascismo? Por supuesto. Como el español. El fascismo no existe sin el componente nacionalista. Pero la deriva "negra" tiene tantas posibilidades de acontecer allende el Ebro como por aquí. El nacionalismo español no es "mejor" que el catalán porque ahora no provoque, aparentemente, el conflicto.

La segunda, la campaña lanzada por El Mundo contra Mas, Pujol y compañía. Por aquí, vox populi, muchísima gente tiene claro que el enriquecimiento de los políticos, la financiación ilegal o la corrupción generalizada, existen. El problema es la credibilidad de quien lanza la campaña y sus objetivos: como si no hubiéramos tenido suficientes pruebas con el asunto 11 M - ETA - Islamistas. Uno duda de las estupideces sobre "las cloacas" con las que se defienden Mas y su cortejo (las alcantarillas del estado funcionan diariamente y realizan sus sórdidos trabajos de mantenimiento la mayoría de las ocasiones en la oscuridad) pero también cabe dudar que, justo ahora, se "destape" "inocentemente" en el ejercicio de la investigación periodística independiente un fleco de los muchos que sabemos que corren por Catalunya y España...

La tercera, la acusación de totalitarismo y falta de pluralidad. Es evidente que los medios oficiales catalanes están al servicio de quién están pero esto, con ser lamentable, no es muy diferente de lo que sucede en el resto del Estado. Hoy por hoy, la prensa catalana - en su inmensa mayoría - está apacentada y comprometida con la "construcción nacional" por los pingües beneficios que obtiene. Ahora bien, ¿no cabe decir lo mismo de la española? No estamos en el Reino Unido en ningún caso, así que no se debería lanzar la piedra para presentarnos a cambio a España como el reino de la libertad y la democracia. Éstas no están amenazadas en Catalunya más de lo que lo están en el resto del país. Es probable que algún día no muy lejano la aborrecible democracia representativa peligre pero uno tiene la impresión de que ese riesgo se extenderá a toda Europa.

La cuarta y última, pues mejor de lado los miles de extremeños a repatriar o los ruidos de cuchillas de afeitar que aquí prefieren dramatizar y convertirlo en "de sables", vuelve a demostrar que quien con banderas se acuesta meado se levanta. Es, en realidad, una posible Hoax. El pasado jueves había escrito lo siguiente:

"Entre la sintomatología del nacionalismo se encuentra, evidentemente, el delirio. El periódico La razón que, en el ranking de ilustres y cómicos productores de desvaríos que uno actualiza periódicamente, figura en dura pugna con El Mundo, Jiménez Losantos y Vicent Partal y muy cerca de unos cuantos canales televisivos generalistas, acaba de protagonizar una muestra de la que nos espera si el "choque de trenes" entre nacionalismos se intensifica: está claro que antes de llorar mucho también pdoremos reir un poco. La 'perla' ha sido el comentario acerca de la posible decisión de Shakira de cantar en catalán: 'El embarazo se le ha subido a la cabeza' decía La Vanguardia que había dicho un comentarista de la sección 'Gente' de La razón."

Iba a continuar comentando la estupidez nacionalista y sexista que destilaba el comentario cuando fui a buscar la fuente original esperando encontrar más jugo: La razón suele esmerarse en su retórica ultramontana. El resultado fue negativo. No lo encontré por ningún sitio. Ni en La razón ni en las páginas guardadas por Google, ni en ninguna otra parte que no fuera en la cita de La Vanguardia.

Uno, que ya ha padecido más de una vez, las tergiversaciones o, simplemente, los escoramientos (o "tendenciosidades") del diario del grupo Godó, hubo de dejar la nota por imposible. El supuesto comentario de La razón parece plausible. La manipulación por parte de La Vanguardia, también.

Sea como sea, existiera o no la observación despreciativa respecto a Shakira (tiene uno dos discos suyos y la ha visto - desgraciadamente - en concierto),  creo que en los medios afines al no-nacionalismo españolista podría ser tan compartida como las desafortunadas comparaciones del ilustre Bono. Aunque desconfíe de La Vanguardia...