12 de diciembre de 2021

Sobre educación: una presentación y una breve entrevista

 

El pasado 16 de noviembre uno tuvo el placer de presentar El fin de la educación de mi compañero, y sin embargo amigo, Xavier Massó, en el marco del Festival "Barcelona Pensa". Al día siguiente, en la web de la Fundación Episteme se publicó esta breve entrevista: "Las 5 W de la educación".


10 de diciembre de 2021

Algunas notas de actualidad comentadas en redes (I)

 

Una serie de comentarios a noticias y algún enlace de interés subidos apresuradamente a una red social y que ahora dejo por aquí.

Un interesante artículo de Clàudia sobre el concepto de "competencias" en el discurso pedagógico reciente.

Sobre un programa televisivo: 

Zapeando descubro a Risto Mejide tratando de sacar jugo de la noticia de que una concejala (sic) de Vox dejaba el partido acusándolo de "autoritarismo" tras haber anunciado que era lesbiana y que se iba a casar con una mujer inmigrante. Al parecer, para más inri, cuando hace un mes hizo el anuncio, afirmó que "Vox no era un partido homófobo".

Después de la risa, uno no puede dejar de pensar que este colosal dislate, esta prueba de ignorancia, por decirlo suavemente, quizás sea un "signo de los tiempos" y no puede dejar de recordar el parecido de familia con aquella Asociación de Judíos Nacionales Alemanes que hizo el juego a Hitler.
Lo peor, con todo, no es lo esperpéntico de la situación, sino que en su intento de llevar el agua a su molino, tiene uno la impresión de que Mejide contribuye a la estrategia de blanqueamiento de la ultraderecha. Ese proceder tan cercano a la que se utliza para normalizar el entorno abertzale.
Como si fuera posible militar en Vox sin ser homófobo o militar en el MNLV y no justificar de algún modo la existencia y el propósito de ETA.

Acerca de las incoherencias del nuevo progresismo ecológico: "¿Cuánto contamina ver una serie en Netflix o una reunión en Zoom?":

Eso sí, los hay que reciclan constantemente y compostan y no comen carne, pero están todo el día conectados a las redes sociales y devoran HBO y Netflix como si lo digital no contribuyera a la contaminación global. Curiosas incoherencias. Tampoco sería nada extraño si luego no los viéramos pontificar sobre el tema constantemente...

Una nota sobre Irene Montero y el feminismo: "¿Por qué las feministas exigimos la dimisión de Irene Montero? ":

Uno no está seguro de la mejor manera de abordar la cuestión de los derechos de los minorías "trans", por denominarlas de alguna forma amplia y comprensible, pero diría que la que tiene la ministra y el entorno de Podemos es, cuanto menos, simplista, exagerada y poco reflexiva.

Y unas cuantas recomendaciones compartidas:

"El gobierno de cretinos digitales", de Lidia Falcón.

"Los padres abandonan la pedagogía moderna", de Daniel Capó.

"El caballo de Troya del capitalismo verde: cambiar para que nada cambie", de Julián Jiménez.

 


24 de octubre de 2021

El Gran Salto Adelante, ¿pasado absoluto?

 

 

Una síntesis ajustada del Gran Salto Adelante de Mao. Por si fuera posible aprender del pasado.

"Pero Mao lanzó al país al Gran Salto Adelante y extendió la estructura militar del Partido a la sociedad entera. «Todos nosotros somos soldados», había proclamado Mao en el momento álgido de la campaña, y había dejado de lado caprichos burgueses como cobrar un salario, tener un día de asueto a la semana o poner límites al trabajo que un obrero debía realizar. Un gigantesco Ejército del pueblo debería obedecer todas las órdenes de sus generales en el marco de la «economía de mando». Todos los aspectos de la sociedad se organizaron con criterios militares —cantinas, jardines de infancia a pensión completa, dormitorios colectivos, tropas de asalto y aldeanos transformados en soldados de infantería— para una revolución continua. No se trataba tan solo de términos marciales que se emplearan por mera retórica para reforzar la cohesión del grupo. Todos los dirigentes eran militares habituados a los rigores de la guerra. Habían pasado veinte años en una lucha de guerrillas en condiciones extremas de privación. Habían hecho frente, una tras otra, a las campañas de exterminio lanzadas por el régimen nacionalista de Chiang Kai-shek y luego habían logrado sobrevivir al ataque del Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Habían sobrevivido a crueles purgas y sesiones de tortura que de tiempo en tiempo convulsionaban al propio Partido. Glorificaban la violencia y estaban acostumbrados a las pérdidas masivas de vidas humanas. Y todos ellos compartían una ideología en la que el fin justificaba los medios. En 1962, tras perder a millones de personas en su provincia, Li Jingquan comparó el Gran Salto Adelante con la Larga Marcha, en la que tan solo una de cada diez personas había llegado hasta el final: «No somos débiles, somos más fuertes, no nos hemos doblegado[56]». En la vida diaria, los funcionarios del Partido exhibían la misma crueldad y el mismo desprecio por la vida humana que habían demostrado por los millones de personas movilizadas para las sanguinarias ofensivas contra Chiang Kai-shek. La fuerza bruta con que habían conquistado el país se desató entonces en la economía, sin que se prestara atención al número de bajas. Y como se creía que la mera fuerza de voluntad era capaz de casi todo —podía mover montañas—, cualquier fracaso se parecía sospechosamente a un sabotaje".

19 de septiembre de 2021

Neonazis en Chueca


 

"Unos 200 ultras con banderas de España y de una organización de extrema derecha amenaza a los gais en el centro de Madrid al grito de “Fuera maricas de nuestros barrios”" (El País, 19/09/2021)
 
Leyendo ayer unas declaraciones de Carlos Saura en las que expresaba su miedo ante una nueva guerra civil y presenciando la cobertura mediática de la manifestación neonazi de ayer en Chueca uno estaría tentado de echar mano de la hipérbole que tanto gusta por estos pagos y proclamar, definitivamente, el resurgimiento del fascismo y de su amenaza
 
Lanzada la advertencia hasta los maoístas y neobolcheviques parecen defender, ni que sea utilitariamente, esta democracia débil y administrada que, si bien no es capaz de redistribuir la riqueza de una forma razonable, ni de solucionar los problemas de explotación laboral o los derechos de ciertos grupos que se conciben a sí mismos como naciones con derecho a estado, parece un mal menor comparado a la intolerancia, la persecución y el crimen organizado estatalmente que se aventura en el horizonte.
 
Uno no cree que la historia se repita y, en todo caso, si lo hiciera sería, como dice Marx, como farsa. Eso sí, parecidos los hay y situaciones estructuralmente similares también. Los neonazis son pocos. Cabe dudar que a corto plazo sean capaces de imponerse socialmente. Ahora bien, es un síntoma preocupante que la izquierda se haya desarmado renunciando a una reforma económica radical y reivindique una educación que fomenta la incultura y el adocenamiento; también lo es que la deliberación política, por muy burguesa que sea, se haya abandonado a la simplificación y el maniqueísmo populistas; y, sobre todo, que la democracia liberalsea percibida por cada vez más gente como una pantalla a superar, como un entramado artificial del que hay que extraer el jugo que se pueda para llegar, lo antes posible, a un objetivo superior y preferible que, evidentemente, poco tendrá que ver con el juego de los derechos y las mayorías y las minorías. 
 
Nuestros padres y abuelos sí vivieron una dictadura criminal y represiva y, antes, una guerra civil en pos de paraísos en la tierra y sabían de la mejora sustancial que puede suponer una organización política que respete los derechos y se sujete a la ley. ¿Es eso poco? Ante los cantos de sirena de la patria o la revolución, seguramente. Pero ni una ni otra han proporcionado lo que no se cansan de prometer.
 
Como mínimo el sano escepticismo que ponemos en marcha al analizar este régimen pobre y limitado deberíamos aplicarlo también a las ubérrimas utopías en cuyo nombre se quiere proceder a demolerlo.

11 de septiembre de 2021

Defensores del progreso

 

Para todos aquellos que se empeñan en creer que con la reforma educativa de la LOGSE mejoró el nivel educativo en España. El artículo de Jordi Martí a continuación pone hilo a la aguja:
 
"Podéis ver el resto de la presentación en el siguiente enlace y consultar todos los resultados de las pruebas PIAAC en la página web específica del INEE (Instituto Nacional de Evaluaciones Educativas), dependiente del Ministerio de Educación. Tenéis lectura para rato y hay datos muy interesantes que permiten decir ciertas cosas. Entre ellas, permiten afirmar que el sistema educativo español, a partir de la LOGSE (no se recupera, más bien empeora). ctualmente, se está desarrollando la fase piloto del estudio PIAAC (mayo-julio 2021) y entre el otoño de 2022 y la primavera de 2023 tendrá lugar el Estudio Principal.
 
Por cierto, para aquellos que intentéis justificar las bondades de la LOGSE diciendo que ahora el alumnado sabe más de otras cosas, tan solo recordaros que la base educativa se basa en la comprensión lectora. Si la comprensión lectora se estanca, ya podéis fabular lo que queráis que, lamentablemente para vosotros, vuestra visión ideológica no se sustenta por ninguna parte. No hemos de olvidar que los grandes defensores de la LOGSE lo son por cuestiones ideológicas ya que, por desgracia, al igual que sucede con ciertas metodologías educativas o el uso de las TIC en el aula, todas las investigaciones que existen se empecinan en llevarles la contraria.
 
Más allá de debates ideológicos, ahora que ya tenemos la realidad que es que desde la LOGSE las competencias (yo prefiero más denominarlo saberes o fundamentos de aprendizaje) básicas de nuestro alumnado se han estancado, lo importante es preguntarse el porqué. ¿Qué cambios ha habido asociados a su implantación que afectan a la educación, en el sentido más amplio del sistema, en nuestro país?" 
 
 
Como señala Andreu Navarra "Más claro no se puede expresar. Convendría cortar con treinta años de timos. Este país ya no puede más ni merece tanta mentira."

31 de agosto de 2021

Electricidad, silencio y extrema derecha


 

Resulta un poco cómico el silencio de la izquierda realmente existente que ejerce actualmente (y nominalmente) el poder político en España ante el disparatado encarecimiento de la electricidad que está empezando a golpear severamente a los ciudadanos, en especial a los más desfavorecidos.
 
Es evidente que la derecha política no hace mucho, salvo utilizar el hecho demagógicamente y que si estuviera al timón se encogería de hombros, pero la falta de iniciativas razonables y equilibradas no se compensa con el sempiterno mantra de "Y la derecha ¿qué?": muestra la incapacidad de esta izquierda para gestionar una política económica transformadora en términos de justicia social. 
 
¿Qué es lo que propone? Una especie de lucha cultural que no cabe negar que tiene su importancia, pero que puede acabar encubriendo la realidad, siendo ideología en el sentido más marxista de enmascaramiento de lo que acontece. O sino ¿cómo describir las afirmaciones de la afortunadamente desaparecida del primer plano Carmen Calvo acerca de lo que era significativo en este proceso de desbordamiento de los precios? “El temazo no es a qué hora se pone la lavadora, sino quién la pone y quién plancha”. Eso decía la ínclita señora. Que quién pone la lavadora es importante, es cierto. Pero también lo es, y mucho, a qué hora tenemos que ponerla para no arruinarnos.
 
Encogernos de hombros y dedicar las energías a la lucha cultural que es lo "verdaderamente crucial": cuándo quien pone ahora la lavadora deje de tener que ponerla, la factura de la luz descenderá. Pensamiento mágico o ideología. El riesgo de entregar la cuestión de la riqueza a la extrema derecha está ahí, a la vuelta de la esquina.

26 de agosto de 2021

Totalitarismo y quema de libros

 

A menudo tendemos a identificar el antiintelectualismo y el odio a la cultura con el nacionalsocialismo y el fascismo. Creo que esta interesada reducción olvida que buena parte de la práctica comunista, una práctica que hubiera repugnado a Marx y Engels, no fue ajena a este rechazo. Muchos de nosotros tenemos en la retina las consabidas imágenes de la quema de libros pública del 10 de mayo de 1933 durante la "Acción contra el espíritu antialemán". Pocos, desde luego no el que escribe, conocíamos que estas acciones se llevaron a cabo de modo más discreto pero igualmente peligroso en la China comunista. ¿Por qué limitamos el odio a la cultura al nazismo y el fascismo?

"La persecución contra los literatos también comportó la quema de libros a gran escala. Entre enero y diciembre de 1951 se quemaron o vendieron como papel de desecho un total de 237 toneladas de libros. La Shangwu Yinshuguan, una de las editoriales más grandes del país, debía de tener unos 8000 títulos en prensa en verano de 1950. Un año más tarde se había considerado aceptable la circulación de tan solo 1234 de estos. Se realizaron conferencias sobre «cómo librarse de los malos libros». En algunos casos, colecciones enteras acabaron en las llamas, como por ejemplo 17 000 cajas de ejemplares de la famosa antología de obras maestras de la literatura propiedad de Wang Renqiu. En Shantou, uno de los puertos que durante el siglo XIX se habían abierto al comercio extranjero en virtud de los tratados, una gigantesca hoguera que ardió tres días seguidos devoró 300 000 volúmenes que representaban «vestigios del pasado feudal». Algunos de los cuadros del Partido encargados del control de la cultura se tomaban su trabajo tan en serio que reducían a pulpa de papel todo lo que encontraban, incluso libros que ni siquiera constaban en la lista negra; una lista, por otra parte, confusa, porque sufría continuos cambios." (Dikötter, F. La tragedia de la liberación, pg. 320-321).

24 de agosto de 2021

La crítica al totalitarismo y los excesos del anticomunismo


Y siguiendo con el libro de Dikötter, una reflexión. La necesaria crítica del comunismo totalitario no debería ampararse en un burdo anticomunismo, como tampoco ser su consecuencia o su fundamento. Cuando esto ocurre puede falsearse la historia y legitimarse un dogmatismo tan insoportable como el que se pretende criticar. Para realizar una crítica inflexible de los crímenes cometidos por los maoístas o el Partido Comunista Chino o los comunistas chinos, no es necesario idealizar el estado de cosas que pretendieron subvertir.

Escribe Dikötter a propósito de la reforma agraria inicial tras el triunfo del movimiento revolucionario en China: "Tras varios meses de trabajo paciente, los comunistas lograron soliviantar a los pobres contra las figuras prominentes de las aldeas. Una comunidad que en otro tiempo había estado muy unida se polarizó en dos extremos. Los comunistas armaron a los pobres, a veces con pistolas, más a menudo con picas, bastones y azadas. Se denunciaba a las víctimas como «terratenientes», «tiranos» y «traidores», se les detenía y se les encerraba en establos. Milicias armadas sellaron la aldea. No se permitía entrar ni salir a nadie. Todo el mundo tenía que llevar una tira de tela que identificaba su origen de clase. Los terratenientes exhibían una tira blanca, los campesinos ricos una rosada y los campesinos medios una amarilla. Los pobres exhibían con orgullo una tira roja.

Uno tras otro, los enemigos de clase eran arrastrados a un escenario donde sufrían las denuncias de una multitud de cientos de personas que pedían su sangre a gritos y exigían un ajuste de cuentas en una atmósfera impregnada de odio. Las víctimas eran denunciadas sin piedad, sufrían burlas, humillaciones, palizas, y se les daba muerte en las «sesiones de lucha». Al cabo de poco tiempo, una orgía de violencia se adueñó del pueblo, porque todo el mundo vivía con miedo de las represalias procedentes de milicias privadas, dirigidas por personas que habían sido prominentes y habían logrado salvarse.

A muchas de las víctimas las pegaban hasta matarlas y a otras las ejecutaban de un disparo, pero en muchos casos las torturaban antes para obligarlas a revelar dónde se encontraban sus bienes, tanto si éstos existían como si eran imaginarios. No faltaban voluntarios." (pg. 118)

Realmente ¿hemos de creer que las comunidades rurales chinas estaban "muy unidas" hasta que llegaron los comunistas? ¿Que en la sociedad agraria no había conflictos, luchas, injusticias y arbitrariedades? ¿Que todas ellas acaecieron súbitamente con la irrupción de las banderas rojas? ¿La ideología comunista apareció para destruir un orden armónico y desencadenar una orgía de crímenes? ¿Antes imperaba la concordia?

El totalitarismo, en este caso el comunista, puede ser rechazado por su propia práctica: no es necesario construir un escenario ficticio y convertirlo en la fuente originaria de una violencia que habría caído sobre grupos humanos antes pacíficos y fraternos bajo estructuras políticas y económicas cuasi feudales.

22 de agosto de 2021

El Oriente idealizado

 

Leyendo La tragedia de la liberación. Una historia de la revolución china (1945-1957), de Frank Dikötter, uno se reafirma en sus sospechas acerca de ese tópico del repertorio filosófico de garrafón consumido por una gran parte de los opinadores y creadores de productos culturales de cierta izquierda ahora dominante acerca del papel del "pensamiento occidental" en el Holocausto y otras barbaridades del siglo XX. Una lectura simple y unilateral de segunda mano sobre la Escuela de Frankfurt y unos cuantos textos breves mal digeridos del postestructuralismo francés (especialmente Foucault, Derrida y Deleuze) y de Lévinas, que a su vez seguían el persuasivo relato heideggeriano de la "metafísica de Occidente", han contribuido a difundir la idea de que la racionalidad y la Ilustración europea fueron, de alguna manera, responsables de las catástrofes del siglo XX. 

Para aquellos que vuelven la mirada a un "Oriente"-zen idealizado huyendo de esa generalización idiota de Occidente, estas líneas tal vez ayuden a situar la barbarie más allá y más acá de la racionalidad. Solo habría que reemplazar Nanking por Varsovia o Kiev, China por la URSS y Harbin por Auschwitz:

"En diciembre de 1937, las tropas japonesas habían tomado la capital, Nanking, y habían masacrado sistemáticamente a civiles y soldados desarmados en una orgía de violencia que se prolongó durante seis semanas. Los japoneses juntaban a los cautivos y los ametrallaban, los hacían saltar por los aires con minas terrestres o los acuchillaban hasta la muerte con sus bayonetas. Las mujeres, niñas y ancianas incluidas, eran violadas, mutiladas y asesinadas por unos soldados sin control. No se ha logrado una estimación fiable del número de muertes, pero los cálculos van desde un mínimo de 40 000 hasta un máximo de 300 000. Durante los últimos años de la guerra, una implacable política de tierra quemada con la que se trataba de castigar la resistencia de las guerrillas devastó algunas regiones del norte de China, donde los japoneses quemaron aldeas enteras. Hombres de edades comprendidas entre los quince años y los sesenta, sospechosos de colaborar con el enemigo, eran arrestados y ejecutados. Los japoneses utilizaron armas biológicas y químicas durante todo el período de ocupación. Se llevaron a cabo experimentos letales con prisioneros de guerra en una serie de laboratorios secretos que se extendían desde el norte de Manchuria hasta la subtropical Guangdong. Las víctimas padecían vivisección sin anestesia después de que sus captores las infectaran con diferentes gérmenes. A otras les amputaban miembros, les extraían el estómago o les seccionaban quirúrgicamente partes de los órganos. Se probaban armas como lanzallamas y agentes químicos con prisioneros atados a estacas. En el complejo del Escuadrón 731, unas notorias instalaciones cercanas a Harbin en las que había un aeródromo, una estación de tren, barracones, laboratorios, salas de operación, crematorios, un cine e incluso un templo sintoísta, se preparaba ropa contaminada para difundir la peste, el ántrax y el cólera, que luego se arrojaban dentro de bombas sobre la población civil". (pg. 29)

20 de agosto de 2021

Tolerancia social, perspectiva de género y ciencia

 


No deja de sorprenderme el silencio de tantos opinadores, socialmente comprometidos con las más diversas causas, sobre la tolerancia social con los más de cien muertos diarios por la COVID19 durante esta explosión de "libertad" en la nueva ola de la pandemia. Ni una crítica a nada ni a nadie...
"Saldremos mejores"...
Por supuesto.
 
Una sopresa similar a la que a uno le produce el debate sobre el propósito de ordenar la enseñanza curricular de las Matemáticas en Primaria desde la perspectiva de género (si he entendido bien la propuesta del gobierno español). La simplificación, el pensamiento, o mejor dicho, el discurso hiperbólico y la ideologización sectario-religiosa llevan a confundir la velocidad con el tocino. Trabajar por la igualdad efectiva no implica tragarse memeces como que el sesgo de género interviene decisivamente en el conocimiento científico. Es una estupidez a la altura de la de los nazis y su "física judía" o los estalinistas y su "ciencia burguesa". 
 
Todavía recuerdo algún prócer afirmando que el principio de no-contradicción era burgués...
«Las Matemáticas no son machistas ni feministas; la ciencia es ciencia»
El catedrático de instituto Ricardo Moreno advierte de que la educación en España «se basa en el engaño

15 de agosto de 2021

Y acabando sobre el asesinato de los Romanov: Roberts, Carr, Trotsy y Serge


 

Para acabar la reflexión sobre la estilización de algunos relatos históricos y sus riesgos. Sophy Roberts describe con esta plasticidad casi "gore" el asesinato de la familia Románov por los bolcheviques:
 
"Los bolcheviques apuntaron primero al zar, dándole en el pecho, para después desatar una descarga de balas que llenó el recinto de humo. Uno de los ejecutores vomitó. A otro lo alcanzó en el brazo una bala rebotada. El pelotón esperó a que se disipara el humo y luego apuntó al zarévich. El muchacho se desplomó de su asiento al suelo, malherido, pero respirando aún. En vista de que las balas no parecían penetrar en los cuerpos de las chicas, los ejecutores recurrieron a cuchillos y bayonetas, resbalando en los charcos de sangre del suelo. Les llevó veinte minutos acabar con todos. La hija más joven, Anastasia, fue la última de los Románov en morir: le aplastaron el cráneo a culatazos" (Los últimos pianos de Siberia", pg. 168).
 
Quiero pensar que si hubiera leído una descripción de este estilo en vez de, por ejemplo, la omisión del asunto en el archiconocido libro de E.H. Carr (La revolución rusa. De Lenin a Stalin [1917-1929]), en la crónica que escribió Trotsky (Historia de la revolución rusa) o, sobre todo, el relato clínico de Victor Serge, tal vez no lo hubiera tenido tan fácil para justificar lo injustificable. 
 
Escribió Victor Serge:
 
"Algunos anarquistas y socialistas-revolucionarios de izquierda, recelosos de los bolcheviques, preparaban un golpe de mano contra la casa Ipatiev. Los proyectos que tenía en la mesa el Vtsik eran otros; hubieran querido que el proceso del zar se llevase a cabo por los proletarios del Ural. Este proceso había de abrirse a finales de julio. Trotski habría actuado de acusador público. La aproximación de los checoslovacos apresuró el desenlace. La Checa de Ekaterimburgo acababa de descubrir un complot de oficiales y de detener a varios enviados del embajador de Serbia, Spalaikovich. El día 12 de julio el Soviet levantó acta de la imposibilidad de realizar un proceso: los checoslovacos se acercaban por dos lados; podían apoderarse de la ciudad antes del fin de la semana. Se decidió proceder a la ejecución de los Románov sin tardanza y a la destrucción completa de sus despojos, a fin de no dejar reliquias para el futuro.
 
Se dio el encargo de proceder a la ejecución a un obrero de la fábrica de Verj-Isetks, Piotr Zajarovich Ermakov, con un grupo de hombres de confianza. En la noche del 15 al 16 de julio, hacia las doce, se invitó a Nicolás II, a la zarina, al zarevich Alexis, a las cuatro jóvenes grandes duquesas, al doctor Botkin, al aya y al preceptor del ex heredero del trono (en total 11 personas), a que se congregasen en una habitación de la planta baja. Aguardaban un nuevo traslado. Se alinearon frente a hombres armados. Alguien les leyó, en nombre del Soviet regional, la sentencia de muerte, que ni siquiera tuvieron tiempo de comprender bien. «¿No nos trasladan entonces?», se limitó a decir Nicolás II, sorprendido. No tuvo tiempo de volver de su sorpresa. Al cabo de unos momentos los Románov eran ya solo un montón de cadáveres caídos contra una pared agujereada por las balas. Un camión llevó sus despojos, envueltos en mantas, hacia una mina abandonada, situada a ocho verstas de la ciudad. Una vez allí, se les registró cuidadosamente las ropas; en los vestidos de las grandes duquesas se encontraron gran número de brillantes; una vez quemados los cadáveres, se enterraron las cenizas en un pantano próximo. La destrucción fue tan completa que, a pesar de dos años de investigaciones obstinadas, los blancos no consiguieron encontrar nada." (El año I de la Revolución rusa).
 
La estilización: "Al cabo de unos momentos los Románov eran ya solo un montón de cadáveres caídos contra una pared agujereada por las balas"... Una ejecución, un instante, casi sin sangre y mucho menos crueldad... Un proceso que debería haberse celebrado pero no pudo ser...

14 de agosto de 2021

Slezkine sobre el asesinato de los Románov


 

Abundando en el ejemplo de edulcoración histórica del asesinato de los Románov (y alguno de mis colegas lectores ya hará un mohín al reemplazar "ejecución", más distante, objetivo y judicial, por "asesinato", más próximo, subjetivo y vengativo) Yuri Slezkine en su magnífico La casa eterna recoge la descripción del jefe del pelotón ejecutor, Yurovski:
 
"Una de las primeras ejecuciones masivas llevadas a cabo por los bolcheviques fue la del zar, su mujer, su hijo, sus cuatro hijas, su médico, su cocinera, su doncella y su ayuda de cámara el 17 de julio en un sótano de Ekaterimburgo. Los asesinatos los ordenó Sverdlov, se supone que después de consultarlo con Lenin, y los supervisó en aquella misma ciudad Goloschokin, que había estado poco antes en Moscú (donde se alojó con los Sverdlov, como de costumbre). Según Mijail Yurovski, jefe del pelotón de ejecución: 
 

Los disparos duraron mucho tiempo y, aunque yo tenía la esperan-za de que la pared de madera impediría que las balas rebotasen, rebotaron en todas las direcciones. Hasta pasado un buen rato no pude detener los disparos que se habían vuelto desordenados. Pero cuando por fin pude hacerlo, vi que muchos seguían vivos. Por ejemplo, el doctor Botkin estaba tendido de costado apoyado en el codo derecho, como si descansara. Lo rematé de un disparo de revolver. Alekséi, Tatiana, Anastasia y Olga también seguían con vida. Y Demidova también. El camarada Ermakov intenó rematarlos con su bayoneta, pero no pudo. Sólo después quedo claro el motivo (las hijas llevaban pectorales de diamantes, una especie de corsés). Tuve que dispararles uno por uno.

 
Según otro de los verdugos:
 

La última en caer fue [Demidova], que intentó defenderse con un cojín que tenía entre las manos. El anterior heredero siguió dando síntomas de vida mucho tiempo, a pesar de que había recibido varios disparos. La hija más joven del anterior zar cayó de espaldas y fingió estar muerta. Cuando el camarada Ermakov se dio cuentas la mató de un tiro en el pecho. Se plantó encima de sus brazos y le disparó en el pecho.

 
Un tercer miembro del pelotón de ejecución había subido al desván para asomarse a la ventana.
 

Al bajar del desván al lugar de la ejecución, les dije que los disparos y los aullidos de los perros se oían en toda la ciudad, que se habían encendido las luces del Instituto Minero y las de la casa de al lado, y que había que detener los disparos y matar a los perros. Entonces cesaron los disparos y ahorcaron a tres de los perros, aunque el cuarto, Jack, dejó de ladrar y no le hicieron nada. 

 
Goloschokin esperó fuera. Según otro verdugo, cuando sacaron el cadáver del zar en una manta, él se agachó para echarle un vistazo. Luego «un soldado del Ejército Rojo llegó con el perrillo faldero de Anastasia ensartado en su bayoneta [...] y lo tiró al lado del cadáver del zar. "Los perros merecen morir como perros" , dijo desdeñoso Goloschokin»."

 

13 de agosto de 2021

La edulcoración histórica


 

En Los últimos pianos de Siberia, de Sophy Roberts, leo un pasaje que suscita alguna reflexión inadecuada sobre los riesgos de la edulcoración histórica.

Escribe Roberts a propósito del cautiverio de la familia real rusa en Ekaterimburgo antes de su ejecución por los bolcheviques (descrita con un poco menos de pudor de lo que es habitual, sin caer en la pornografía violenta, lo cual se agradece):

"El príncipe Lvov, primer ministro tras la abdicación del zar estaba en Ekaterimburgo al mismo tiempo que los Románov. Lvov no es un testigo fiable, pero su versión de los hechos es más siniestra: por las noches, los guardias acosaban a las hijas del zar para que tocaran el piano. Una campesina que vivía con los soldados corroboró más tarde este relato" (p172).

Teniendo en cuenta, como antes ha relatado la autora, que las borracheras estaban a la orden del día en la planta que ocupaban los guardianes, ¿vamos a creer ingenuamente que el "acoso" se ciñó a algo tan espiritual y sensible como que las hijas del zar accedieran a tocar bellas melodías en el piano?

De la misma forma que durante décadas dominó una lectura de Auschwitz de la cual estaban ausentes las violaciones y casi ausentes los malos tratos y las crueles palizas y torturas diarias, en el relato de la ejecución de los Romanov ha predominado una asepsia que solo recientemente empieza a disiparse. De la misma forma que su asesinato no fue limpio y mecánico sino sañudo, brutal y salvaje, digno de una película gore, ¿el ambiente que lo precedió fue tan desapasionado y neutro como se nos ha acostumbrado a describir?

25 de junio de 2021

Otra efemérides: ochenta años de la masace de Kovno

 


Unas semanas atrás uno se hizo eco del setenta aniversario de la ejecución de Ohlendorf aprovechando la conmemoración para plantear alguna pregunta. En ese momento manifesté mi poco aprecio por las efemérides pero que, en pocas semanas, recordaría otro acontecimiento. Hoy se cumplen ochenta años del inicio de los progromos de Kovno (Kaunas) instigados por el Einsatzgruppe A de Walter Stahlecker, pero perpetrados por los nacionalistas lituanos dirigidos por Algirdas Klimaitis.



 

Según el informe que el propio Stahlecker redactó en octubre de 1941 y envió a la RSHA, que detallaba ya en los primeros tres meses de ocupación de la zona de los estados bálticos 118,000 judíos asesinados (incluyendo en algunos casos mujeres y niños), los partidarios de Klimaitis asesinaron a más de 1500 judíos la primera noche (la del 25) y a más de 2300 en las siguientes. Estos progromos tuvieron lugar en distintos escenarios. Uno de ellos fue en el garaje Litukis, en la avenida Vitautas, donde entre 50 y 80 judíos en función de las fuentes (68 según Wikipedia), fueron apaleados hasta la muerte en actos públicos a los que asistieron incluso niños, como puede comprobarse en las fotografías que se tomaron, entre el 25 y el 27 de junio. Entre los espectadores también había soldados de la Wehrmacht.

El Oberst Lothar Von Bischoffshausen, de la Wehrmacht, relató en 1959:

"Llegué a Kovno en la tarde del 27 de junio de 1941. Mientras patrullaba la ciudad me encontré con una multitud de personas que se habían reunido junto a una estación de servicio para observar que estaba sucediendo en el patio adyacente. Había mujeres en la multitud y muchas de ellas se sentaron en sillas y cajones para que ellos y sus hijos pudieran ver mejor el “espectáculo” que se está llevando a cabo en el patio de abajo. Al principio pensé que esto debía ser una celebración de la victoria o algún tipo de evento deportivo debido a los vítores, aplausos y risas que seguían estallando.

Sin embargo, cuando pregunté qué estaba pasando, me dijeron que el “traficante de la muerte de Kovno” estaba en el trabajo y él se aseguraría de que todos los “traidores y colaboradores” recibieran un castigo adecuado por su “traición”. Cuando me acerqué, presencié una muestra de brutalidad que no tenía paralelo con lo que vi en combate durante dos guerras mundiales.

De pie sobre la pista en el patio había un joven rubio de unos 25 años. Se apoyaba en una larga barra de hierro tan gruesa como un brazo humano y alrededor de sus pies yacía entre quince y veinte personas que estaban muriendo o ya muertas. A pocos metros de él se encontraba otro grupo de individuos que estaban custodiados por hombres armados. Cada pocos minutos señalaba con su mano y otra persona avanzaba silenciosamente hacia adelante y le rompían el cráneo con un golpe de la enorme barra de hierro que el asesino tenía en la mano. Cada golpe que lanzó provocó otra ronda de aplausos y vítores de la multitud cautivada."

 

 

Historiadores revisionistas lituanos han argüido que el testimonio de Bischoffshausen estuvo "preparado", que los muertos no fueron tantos, que las fechas eran incorrectas (según él tuvo lugar el 27 cuando al parecer sucedió el 25), que en realidad se trataba de funcionarios de los aparatos de seguridad bolcheviques o que las muertes (se niegan a utilizar la palabra "masacre") fueron dirigidas por los nazis y no meramente instigadas o que Stahlecker "infló" el número de asesinados.

Con todo, independientemente de esos debates "escolásticos" que denunciaba Yehuda Bauer, es incontrovertible que centenares o miles de judíos fueron asesinados cruelmente por activistas lituanos entre el 25 y el 29 de junio en Kovno. Que fueran manipulados o no por los nazis no afecta en demasía al veredicto moral y jurídico que merecerían. En todo caso, la matanza del garaje y las de Kovno, impugnan:

a) la idea de que el genocidio nacionalsocialista fue, a lo largo de su funcionamiento, una empresa de la que el pueblo alemán no sabía nada. Eso pudo suceder con la "operación Reinhardt" (el exterminio de judíos en los campos polacos) durante el período 1942-1943, pero las ejecuciones masivas en el transcurso de la invasión de Rusia no fueron secretas: no sólo porque los Einsatzgruppen enviaban informes continuos sobre las eliminaciones, sino porque muchas de las ejecuciones masivas tuvieron lugar a plena luz del día y en lugares públicos; la prohibición de fotografías no llegó hasta que su difusión por todo el país y las repercusiones propagandísticas del descubrimiento de las fosas de Katyn llevaron a Himmler a tomar la decisión de vetarlas;

b) la creencia de que el exterminio de los judíos europeos fue una empresa únicamente alemana: en diferente grado, miles de lituanos, letones, ucranianos o croatas participaron significativamente y de un modo activo en la aniquilación de miles de judíos: no se trató de casos singulares y aislados;

c) la visión aséptica e industrial del proceso de destrucción de los judíos europeos, el modelo que lo reconstruye como el resultado de un engranaje racional, burocrático y "científico" planificado meticulosamente que se condensaría, metafóricamente, en "Auschwitz". Quizás Auschwitz admita esta consideración: el ensamblaje de decisiones administrativas, planteamientos técnicos y procedimientos industriales presididos por un cálculo racional; ese modelo descrito por Zygmunt Bauman y que ha gozado de tanto éxito en las últimas décadas: "Por el contrario [la Solución Final], surgió de un proceder auténticamente racional y fue generada por una burocracia fiel a su estilo y a su razón de ser... El Holocausto no resultó de un escape irracional de aquellos residuos todavía no erradicados de la barbarie premoderna (...) el antisemitismo no nos ofrece ninguna explicación del Holocausto" (Modernidad y Holocausto, p22, 45). Pero Auschwitz, donde por otra parte menudearon las torturas, violaciones y crueldades ajenas a la maximización racional, fue sólo una parte del exterminio, importante, pero una parte. Incluso en campos como Treblinka o Sobibor no imperó precisamente el asesinato impersonal exento de odio sino, por contra, la crueldad extrema, el sadismo, la prolongación innecesaria del sufrimiento... Como resaltó en su momento Daniel J. Goldhagen, durante todo el proceso aniquilador la brutalidad, el salvajismo y el dolor gratuito e innecesario fueron la constante mientras que las metodologías "limpias" (los engaños, las colas ordenadas sin recibir latigazos, sin ser acosados y mordidos por perros, sin disparos, sin niños asesinados ante las madres, etc.) fueron más bien elementos aislados. Algunos elementos del acontecimiento fueron presididos por una lógica racional, pero no todos ni siquiera la mayoría: en gran parte de los "pequeños holocaustos" dominó la ausencia de razón, el prejuicio, la barbarie, el odio, el fanatismo, la brutalidad. No fue, únicamente, ni  en mayor medida, el fruto aquilatado de una racionalidad instrumental.