Una compañera de tarea sindical, independentista de largo aliento, confesaba el otro día su incomodidad por el aluvión de partidarios de última hora del movimiento. Otro colega del sindicato, también independentista, mostraba su disgusto ante la feroz intransigencia de algunos recién incorporados a la causa: "los conversos son peligrosos". Asentí. El caso de muchos ex-fumadores fue el primero que a uno le vino a la mente.
En casa, Esther comenta un caso del que acaba de tener noticia. La encargada de adquirir la tradicional lotería de Navidad para un centro ha decidido no comprarla este año por ser un "producto español" pese a las quejas de sus compañeros, algunos de ellos firmes partidarios de la secesión que no desean confundir "churras con merinas"... La señora en cuestión se ha convertido, milagrosa o paulinamente, en independentista en el curso de pocos meses...