Para Esteban y María Jesús
Se ha retirado Brett Favre, el gran
quarterback, y ya llevo días dándole vueltas:
quiero escribir algo sobre el acontecimiento.
Ha de ser un poema que hable de él, claro, pero también de los números.
En el fútbol americano los números son importantes,
son casi la misma esencia del juego.
Las estadísticas, el progreso en las jugadas, las mismas jugadas,
todo se mide en números: "Primero y diez", "Segundo y cuatro",
"Retorno de treinta y tres yardas"...
Los jugadores son presente vivo por sus guarismos
y pasan a ser memoria, leyenda,
por las cifras con las que figuran en las clasificaciones de todos los tiempos.
Un poema sobre Favre, los números, la memoria.
Un poema sobre el fútbol americano.
Pero ya llevo varios días y no hay ningún progreso.
No es fácil.
Como siempre que no se desarrolla, o no responde a lo esperado,
busco modelos en otros escritores
pero sobre fútbol americano no hay mucha cosa.
Una mención de Bukowski a los
Dallas Cowboys es todo lo que recuerdo
y no pasa de ser una referencia sin más, accidental, secundaria.
No es mucho.
Descubro en Internet que Harold Pinter y Anne Sexton
(entre otros muchos que no conozco)
escribieron sobre este deporte.
Pinter incluso tituló una poesía suya así: "
American Football".
La leo pero no me sirve.
De él no puedo extraer nada más que una ficción
y yo quería algo propio y auténtico, sincero.
De los de Anne Sexton menos: allí el fútbol es tangencial,
algo más que Bukowski y menos que Pinter.
Puedo escribir, y lo hago, sobre los lunes por la mañana
de la temporada regular (de septiembre a diciembre, a veces enero)
viendo con mi hijo los resúmenes que la NFL
prepara para su canal de vídeos en la red;
sobre nuestros comentarios de camino al colegio,
comentarios sobre números y nombres,
la magia de los números y los nombres:
"¡Adrian Peterson corrió 126 yardas!",
"¿Y las 236 yardas en recepciones de Owens?"
"No, no eran 236, eran 248".
Números y nombres.
Y entonces recuerdo que quería escribir sobre Brett Favre
y que mi hijo no le ha conocido en su esplendor.
Sólo ha presenciado el ocaso de su carrera,
las intercepciones, el desaliento,
la caída intentando bloquear al defensor
que cortó el pase en su, yo lo sabía, último partido.
No podré escribir un poema auténtico sobre Brett, mi hijo y yo
porque no sería un tributo al ídolo,
así que lo dejo por imposible.
Sin embargo, después de haber renunciado,
aparece una última posibilidad.
Descubro que un
fan ha enviado a la TMJ4 de Milwaukeeel poema "Farewell to Four"
y que la primera estrofa resume perfectamente lo que siento:
“Aquí estoy sentado, con el corazón roto,
se ha terminado la era y ha empezado la oscuridad.
Toda una vida de Domingos no podría darme más
que los gloriosos recuerdos del hombre que llevó el 'cuatro'”.
Es un hallazgo espantoso.
Es trivial y cursi pero traduce, con una gran exactitud,
lo que siento.
Lo hace.
Es horrible.
Avergonzado,
he resuelto escribir una variación satírica de los versos del seguidor.
Hay suficientes recursos intelectuales y bibliográficos a mi alcance
como para olvidarme de Favre, el fan y el fútbol americano.
Mi sensibilidad no puede ser tan estereotipada.
Yo no soy así.
Pronto lo tendré listo. Estoy en ello.
P.D:
El poema completo, que reproduzco sin permiso de su autor, continúa:
"The best arm, the best smile, the best attitude, yes
But something more made us all regress
To youthful dreams and hopes of a time
Where love of the game is all that’s sublime
He is every man’s and all women’s choice
Someone who’ll stand by you with stature and voice
Never letting you down on account of an ego
Enduring the pain with courage most regal
For all of us left to this fate without Favre
I wish you warm memories and hope you won’t starve
For a leap and a yell and cap worn askew
While you wait for the next Brett, so far and so few"