29 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (29/11/2013)



Hace unos meses le pedí a F., una amiga que siempre ha profesado una inquebrantable fe secesionista, una reflexión sobre las posibilidades de realización del sueño independentista. Una vez enviada, la dejé reposar unos meses. Hoy la dejo por aquí. Puede observarse como el argumentario secesionista no se ha movido de las líneas maestras que F. recoge. Tampoco lo necesita, bien es cierto. Por ello los que todavía piensan que esto es una burbuja que se deshará en breve harían bien en reconsiderar su posición.


"Actualmente Cataluña está en crisis, más o menos como toda Europa, pero en Cataluña la situación es más grave porqué no depende de sus propios recursos, sino que tiene que esperar a que España se digne cederle aquellas partidas presupuestarias que previamente ha aportado al estado. Y ésta es una situación secular, Cataluña soportando económicamente a España. Esto se podía mantener en épocas de alta producción industrial y de bonanza económica, también funcionó en la era post-franquista, por la creencia mayoritaria de los catalanes que con su ayuda y concurso, España podría evolucionar hasta llegar a ser un pais europeo, posiblemente, con una estructura política federal.
Pero llega el momento en que la economía es catastrófica, Cataluña se ha cansado de batallar con los gobiernos españoles de turno, PSOE y PP, se ha dado cuenta de que España no evolucionará hacia un sistema político federal y por lo tanto no está dispuesta a continuar empobreciéndose, no quiere ahogarse con España, y mucho menos cuando parece claro que económicamente Cataluña fuera de España podría sobrevivir y prosperar.
La economía es la que marca los destinos de la humanidad, aquí no podría ser de otra manera. Cataluña que durante décadas ha funcionado más o menos (más bien menos que más) como entidad política y social autónoma, con estructuras que se asemejan a las de un estado (ha desarrollado políticas sociales, culturales, educativas, sanitarias, etc., autónomas, en ocasiones contrarias a las españolas) está ahora acosada por un estado que parece claramente decidido a volver a valores que muchos creíamos superados: unidad de España, recortes de derechos sociales, clientelismo ..., al mismo tiempo que le hunde la economía.
Si a lo anterior unimos la percepción secular de los catalanes de ser menospreciados, ridiculizados, vilipendiados por España, sin olvidar el giro ideológico de CIU, partido que ha pasado en tres años de propugnar y practicar el pacto, la ayuda fiel (interesada, eso sí) al gobierno español de turno, a exigir mediante confrontación que se respeten las singularidades catalanas, sobre todo que la financiación no dependa de la limosna externa, sino que el Govern pueda administrar los recursos catalanes, la conclusión es obvia: ya no es suficiente una autonomía para Cataluña, tampoco basta con ser una nación federada al estado español, un pacto fiscal es insuficiente, la única salida es la independencia de Cataluña, y ya se asumirán todos los riesgos que ello conlleva.

 
Pienso, además, que éste es un objetivo posible.
Después de las elecciones del pasado mes de noviembre, CIU escoge como compañero de viaje, dado que no consigue la mayoría absoluta tan deseada, a ERC que no dejará pasar la legislatura sin recorrer camino hacia la independencia de Cataluña, básicamente porque éste es su único punto fuerte (no defiende una política económica diferente a la de otros partidos auto-definidos como de izquierdas, no destaca por una visión política aguda, su única baza es la independencia).
Des de la toma de posesión del actual gobierno se van diseñando y llevando a la práctica políticas de secesión: constitución de un comité que dirigirá lo que llaman “la transición nacional”, hay contactos frecuentes con organismos europeos que, llegado el momento, pueden decantar la situación a favor o en contra de la independencia, se estudia cómo organizar la hacienda pública catalana, etc., todo ello, al menos de momento, con una gran paz social. Es cierto que el descontento de amplios sectores en Cataluña es alto, pero no se tiende a considerar al gobierno catalán como culpable de la situación: alta presión fiscal, desempleo, pérdida de poder adquisitivo, recortes de derechos, …, que son achacados frecuentemente a la mala fe del gobierno de Madrid.
Por otro lado, la independencia es bien vista por amplios sectores de la sociedad catalana, e incluso en aquellos que no les entusiasma la idea, tampoco es vista como una gran pérdida o como un peligro. Solo un grupo minoritario de catalanes percibiría como un cataclismo, una pérdida irreparable o una situación directamente trágica esta posible independencia.
Por lo tanto, la independencia de Cataluña, viable económicamente, socialmente, internacionalmente, va a ser una realidad en el corto plazo."

26 de noviembre de 2013

Consunción de la luz


Parece progresar hasta su consunción esta enfermedad de la luz que es el otoño y hay días en que alrededor parecen multiplicarse signos de final de los tiempos. Como si no hubieran finalizado ya muchas otras veces.

Será que la decadencia de la luz contagia al entendimiento o que de su debilidad extrae su vigor esa estupidez tan dominante que uno empieza a pensar que es más consustancial a la especie humana de lo que siempre había creído: francamente, cabe dudar que el estado de postración crítica sea único en la historia o fruto, exclusivamente, del refinamiento de las técnicas de dominación del capitalismo y no una inclinación del homo sapiens sapiens que en su existencia "histórica" se ha agudizado.

24 de noviembre de 2013

El prólogo que Carlos Piera escribió para "Del Tercer Reich"


Hace unas semanas, con ocasión de la salida a la venta de Las vidas de las imágenes, uno dejó por estos pagos el brillante prólogo que Antonio Orihuela escribió para la ocasión. Y al hacerlo pensó en todas aquellas personas (afortunadamente no demasiadas) que han dedicado algún tiempo de su vida, por escaso que sea, a escribir sobre los textos que uno ha puesto en circulación. Y lo cierto es que a muchos de ellos no se lo he agradecido suficientemente. Por ello, ahora, en este espacio abierto en la Comunidad desde hace unos años, tal vez sea un buen momento para dejarles constancia de mi agradecimiento y reproducir sus palabras no a mayor gloria del que escribe sino más bien a la de ellos.

Y empiezo por el principio, como no podía ser de otra manera. En 2002, la editorial Germania publicó mi primer texto poético, Del Tercer Reich. Había llegado hasta las manos de uno de los dos directores de la colección de poesía "Hoja por Ojo", Jorge Riechmann. El otro era José María Parreño. Le envié la primera versión de mi manuscrito a sugerencia de Carlos Piera, poeta y lingüista de extraordinaria calidez humana, con el que había contactado tres años antes para que participara en el tribunal que debía juzgar mi tesis doctoral. Cuando Riechmann me escribió para ofrecerme la publicación del libro convinimos en que nadie más indicado que el propio Carlos para escribir el prólogo. Se lo pedi, accedió sin poner obstáculo alguno y allí estuvo y ahora aquí está. Gracias Carlos.

"La poesía que no es narrativa detiene, en cierto modo, al tiempo. Y la lírica es, aunque también en cierto modo, cosa del que habla. Eso hace insólita la consideración del horror en poesía, donde lo considerado se hace tuyo y como eterno. Requiere mucho valor el acometerla, como aquí J. Jorge Sánchez, exponiéndose a la contaminación —una contaminación que negamos por, entre otros, el sistema de imaginar que el horror viene de unos seres (esos “autómatas” que “preferimos ver”) que no son en absoluto como nosotros. Puede que un lector apresurado interprete, visto valor, la “deuda” en una clave expiatoria y cristiana. Pero se equivocaría: no es lo menos perspicaz de este libro el dejar la “deuda” como flotando en el aire.

Reconocido, con todo, el valor, incluso sin hipocresía podría alguien rechazar el género apelando a lo mismo: deshistoriza, convierte en personal. Aquí entra, y es lo menos, la pericia del ensayista-poeta. Pues personal es la lírica mala, como la moral y la economía degradadas: será del que habla, pero el que habla no importa personalmente y menos que nadie a sí mismo. “Ese tú soy yo”, reversiblemente, y en eso mismo comparece lo realmente importante de la historia, que es el ser historia de algo que, en vista de “Auschwitz”, resulta estremecedor y necesario llamar la humanidad. Hay más. Y es que el horror es en en este caso una serie (¡infinita!) de prendas del horror absoluto, algo que, dice J. Jorge Sánchez, debe haber aunque no pueda haberlo. Entonces se agolpan los motivos de tratar de ello, aunque tampoco se pueda, en poesía. Es “un margen más allá del cual / el absurdo se vuelva nada” y en esa extremidad suya, por mucho que le acompañe un vértigo que sólo en él nace, ese “margen” central es como aquellas otras coordenadas imposibles en que la poesía se nos ha venido haciendo inevitable: la “naturaleza”, el “tiempo” o la “muerte”. Antes quizá que “una vara de medir”, son unos límites, unas condiciones de nuestra vida. Ser condición de algo implica que, de faltar, ese algo no es posible. Si no tenemos delante a “Auschwitz” no podemos ya estar realmente vivos: no es que no haya poesía después, es que no hay nada, y que por tanto nuestra “deuda” con las víctimas es tanto más inagotable cuanto que por ella existimos. ¿Cómo puede haber algo después de la aniquilación? Réplica: no estamos después.

Y ahora, en ese ahora debe penetrar el lector.

Carlos PIERA"


22 de noviembre de 2013

Escribe David Foster Wallace



"Porque no es que la televisión y la publicidad o los espectáculos populares hayan dejado de ser casi todos arte malo o arte de baja estofa, sino que simplemente se han impuesto a las psiques de nuestra generación durante tanto tiempo y con tanto poder que han empezado a tener relaciones complejas con nuestras ideas mismas del mundo y de nosotros mismos. Simplemente, no podemos 'identificarnos' con ese asco distanciado que siente el esteta de más edad hacia el espectáculo de masas y los gustos populares: puede que el asco sea el mismo, pero la distancia no" (En cuerpo y en lo otro, trad. de Javier Calvo, p55)

21 de noviembre de 2013

La Comunidad y la Verdad



Rais, en su cuaderno, realiza un apunte reflexivo interesante sobre la escritura digital y el problema de la verdad. Concluye que:


"Precisamente, la oposición verdadero-falso es fundamental en la escritura digital, ya que nunca fue tan fácil falsificar algo o repetirlo, sin embargo, en Internet se suele pensar que todo twitt es verdadero y que toda fuente de información es veraz. Los hoax nunca habían proliferado tanto. Este dominio de la verdad oculta, este poder de lo falso, esta capacidad de imponer narraciones falsas con facilidad, debe hacernos cambiar nuestra manera de leer y escribir, para liberarnos de esta concepción de la vida reduccionista y malintencionada. Pero no podemos volver a la escuela, allí aún no enseñan nada para este nuevo mundo. ¿Y nuestros hijos? Pues si antes se decía que la vida se aprendía en la calle, hoy afortunadamente, se hace en la calle de los videojuegos."

La duda que a uno le surge a renglón seguido del texto de Rais es si la escritura digital es una nueva forma de escritura, de naturaleza substancialmente diferente o, simplemente, una de tantas formas de inscripción sometidas a los principios que Derrida enunció hace unas décadas. Si fuera este el caso, el nuevo mundo que dibuja la escritura digital no sería tan nuevo y la manera de leer y escribir críticamente no habría que buscarla muy lejos: la tenemos a nuestra mano en la tradición de la filosofía occidental que desde Marx, Nietzsche y Freud llega hasta Derrida.

19 de noviembre de 2013

Eduardo Moga y Mº Jesús Silva



Por correo llegan dos buenas noticias: Eduardo Moga presenta en Barcelona su nuevo poemario, Insumisión, y mi querida Mº Jesús Silva hará lo propio en Mallorca y Madrid con su esperada primera publicación El desorden de noviembre.

Dejo ambos correos con las indicaciones pertinentes.

El de Eduardo:

"Queridos amigos: 

El próximo miércoles, 27 de noviembre, presentaré mi más reciente poemario, Insumisión, publicado por Vaso Roto, en La Central del Raval, en Barcelona. Será a las siete de la tarde, y me acompañará en el acto Jesús Aguado, poeta y traductor. Tenéis todos los datos en la tarjeta que os adjunto.

No hace falta que os diga que me encantaría veros. Ojalá podáis acompañarnos vosotros también.

Un fuerte abrazo.

Eduardo."
 
El de Mª Jesús:
 
"Buenos días
 
Me acaba de confirmar el editor que El desorden de noviembre, está en la calle y que la presentación será el día 28 de noviembre en Mallorca y el día 2 de diciembre en Madrid, en la librería Alberti, en la calle Tutor, 57, metro cercano, Argüelles o Moncloa.
 
Si os apetece y podéis, me encantaría que nos encontraramos allí, me gustaría teneros cerca.
 
Gracias
 
Un abrazo muy grande
 
María Jesús"
 
 

18 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (18/11/2013)


Uno ya ha dejado constancia en muchas ocasiones de su profunda antipatía hacia los nacionalismos y sus vertientes más extremas, los patriotismos. Se pueden aducir diversas justificaciones para explicar esta fobia: estéticas, éticas, filosóficas... Algunos encontrarían otras menos hermosas o razonables: desclasamiento, falta de raíces, falsa postura para huir del compromiso... Cuando no, lisa y llanamente, unionismo o secesionismo inveterados y ocultados.

De todo podría haber pero creo que el ejemplo que han ofrecido estos días Joan B. Cullà y Xavier Pericay (feroz secesionista el primero, irredento españolista el segundo) habla por sí solo y muestra porqué la equidistancia puede ser, al menos, una medicina para asegurar que nuestra salud mental no se deteriore aun más de lo que ya lo está ante la proliferación vírica que padecemos por estos lares.

Pericay escribe hoy en su Blog sobre un artículo de Cullà, con toda la razón:

"El pasado viernes, por ejemplo, defendía a los Mossos d’Esquadra. Natural. Hasta diría que me sorprendió lo mucho que había tardado en hacerlo. Culla ha sido siempre un hombre del régimen, lo mismo con Pujol que con Mas. Y en el interregno, cuando no mandaba ni el uno ni el otro, y dado que el régimen continuaba vigente, él seguía en sus trece, fustigando a todo aquel que osara entrometerse en sus destinos. Como hizo en su última filípica. La tesis del artículo es la habitual. ¿Qué habría ocurrido si en vez de tratarse de los Mossos se hubiera tratado de la Guardia Civil –entiéndase, si en vez de tratarse de Cataluña se hubiera tratado de España–? ¿Se habría armado la que se ha armado? ¿No fue acaso mucho peor lo sucedido en el cuartel de Intxaurrondo, en San Sebastián, hace más de treinta años, que lo sucedido a comienzos de octubre en el barrio del Raval de Barcelona, por muy grave y lamentable que esto resulte? Siendo así las cosas, ¿por qué nadie puso entonces en cuestión la legitimidad de la Guardia Civil –o de la Policía Nacional– como sí se ha puesto ahora la de los Mossos d’Esquadra?"

No le falta razón. Si uno lee directamente el artículo del señor Cullà, no podrà por menos que sentirse ligeramente escandalizado ante la defensa de lo indefendible y el escaso sentido crítico que destilan sus palabras: la fe secesionista le ciega.

El problema es cuando el señor Pericay, que ha acertado en su descripción de la conducta del señor Cullà, expone su argumentación contra las tesis de aquél:

"Pues, a mi modo de ver, porque así como la existencia de los Cuerpos de Seguridad del Estado es percibida como algo de todo punto necesario e inherente a la propia existencia del Estado, la de un cuerpo autonómico de nuevo cuño que ha venido a sustituir a esos Cuerpos que ya ejercían mal que bien la misma función, no. De ahí que no les pasen una. Añadan a lo anterior que en los últimos tiempos, tanto tripartitos como convergentes, las actuaciones de los Mossos han dejado mucho que desear. Por exceso de bondad o de maldad, da igual. O, si lo prefieren, por bisoñez, por carecer de experiencia y, en cambio, andar sobrados. Y luego, claro, está el contexto. No me refiero ahora a los informes de Miquel Sellarès, el inspector catalán de alcantarillas. Pienso en algo bastante más serio: en la confianza que pueden generar las actuaciones de un cuerpo policial sujeto a las directrices de un Gobierno que, aun formando parte del Estado –siendo Estado, en una palabra–, actúa como si no lo fuera y, lo que es peor, tratando de destruirlo".

Otro cegado. Saliendo del fuego para caer en las brasas. Si, señor Pericay: ése es el meollo del asunto. Sólo le falta decir que aquí se echa de menos a la Guardia Civil porque aquello sí que era abolengo y reciedumbre moral.

En fin. Ante magníficos ejemplos como los que nos ofrecen esta pareja benemérita contra sus respectivos corazones, ¿qué salida le queda a uno salvo huir en busca de lo máximamente universal aunque no exista más que como idea regulativa?

Irrespirable. Francamente irrespirable.

17 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (16/11/2013)


Via zapping y vía comentario de un amigo le llegan a uno dos nuevos ejemplos del peligro de que el entusiasmo se convierta en el principal motor del movimiento secesionista para el éxito de sus objetivos.

Por un lado, Oriol Junqueras, un político sensato - y uno de sus mejores activos - se descuelga con unas declaraciones en Bruselas que, de tan audaces, arriesgan más de lo necesario. La idea de una especie de "huelga nacional" o "parón nacional" da por supuesto que la consulta se celebrará, como sea, y que será ganada por el bando secesionista y que, entonces, ante la imposibilidad de constituir "inmediatamente" el nuevo estado, Catalunya deberá recurrir a este recurso extremo. Propuesta osada y brilllante pero que puede hacer descarrilar el éxito secesionista tanto antes, amedrentando a quienes pueden pasar del arrojo al miedo en pocos segundos, como después si el país se parte entre aquellos que secunden la huelga y aquellos que no que seguramente no se corresponderán con las posiciones expresadas en la consulta. Por otro lado, duda uno de que a los dirigentes de la Unión Europea les agrade escuchar semejante soflama.

Por otro, un politicastro de esos que gobernaron durante lustros estos pagos, Macià Alavedra, un autonomista adinerado y enfangado en más de un asunto que algunos calificarían como turbio, concluye en un foro de debate, al cual asistió en representación de CiU, que "la guerra ya ha estallado" (entre Catalunya y España). Esa retórica belicista de quien, durante años, respaldó la asociaciòn de Catalunya con España y obtuvo grandes réditos de ella resulta perversa y hasta pornográfica viniendo de quien viene. Mas es una nueva muestra de que el paroxismo entusiasta, alentado por los altavoces mediáticos, está tomando la delantera en el imaginario secesionista y arrastrando adhesiones incluso de personajes de dudosa catadura contagiados por la excitación colectiva.

Y con el entusiasmo llegó la Revolución, sí, pero también luego el Terror y la Restauración...

15 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (15/11/2013)


J. es un secesionista "histórico". Desde que lo conozco nunca ha ocultado sus ideas. Ni cuando los partidarios de la independencia de Catalunya eran prácticamente residuales. Es, también, una persona realista y pragmática poco dada a romanticismos. O así le parecía a uno que era hasta esta semana.

Hace unos días acudió a una entrevista con un diputado de un partido secesionista que una comisión, que ahora no viene al caso, había concertado. Preguntado el político acerca de cuándo creía él Que su partido dejaría de respaldar las restrictivas políticas presupuestarias afirmó, con la mayor demagogia y naturalidad (supongo, no estuve presente), que en "septiembre de 2014, cuando tengamos un estado nuevo". Uno de los miembros del grupo exclamó "pero si no teneis dinero para sostener la administración ¿cómo vais a pAgar un estado nuevo?" y, ante mi asombro, J. apostilla, críticamente, en su relato: "Se nota que no ha entendido nada". Perplejo releo la crónica. No hay duda. De las palabras de J. parece inferirse que él también cree que en septiembre de 2014 convocado (no se sabe cómo) el referéndum y, por supuesto, ganado (¿habrá suficiente con un 50,1%?), Catalunya tendrá dinero para crear las estructuras del nuevo estado: así, de un día para otro...

Es preocupante que el entusiasmo nuble a algunos secesionistas que siempre han hecho gala de un notable pragmatismo: aunque Catalunya se pronuncie a favor de la independencia, ¿alguien en su sano juicio cree que el proceso de negociación y secesión se hará en unas semanas y todos saldremos bien parados?

Y lo peor es que la Televisión Nacional Catalana alienta este entusiasmo que cifra para mañana mismo una secesión sin traumas y sin problemas, tras la que se nadará en la abundancia. Y lo hace con tanta insistencia que los secesionistas sensatos, que saben lo difícil que es el asunto, están siendo arrastrados por la corriente y empiezan a renunciar a la prudencia...

Es preocupante este entusiasmo. Tanto como el miedo. 


13 de noviembre de 2013

La lucha contra la autocensura


Hay una autocensura que no obedece únicamente a una forma de refracción de las coerciones externas sistémicas bien sea de clase, nación, sexo, edad u otras variables sociológicas que se puedan contemplar en la descripción y puedan ser atribuibles a un hipotético "exterior". Esta otra forma de autocensura es más bien "interior" y uno diría tiene que ver con la posición de cada cual en los campos en los que "juega" y dirime sus envites (Bourdieu).

Viene esto a cuento porque el otro día, zapeando, vi a Lluís Llach hablando acerca de Miquel Martí i Pol y no pude evitar pensar en que me recordaba a Forrest Gump hablando acerca de su "muy mejor amigo Bubba" en la película homónima de Robert Zemeckis. así lo comenté en casa e inmediatamente después de hacerlo pensé que no me atrevería a ponerlo por escrito. Una especie de incomodidad me asaltó en cuanto pensé en pasar de la chanza familiar al "papel"; en pasar de lo privado a lo público. Y las razones no estaban, ni mucho menos, vinculadas todas a la admiración que uno pueda sentir (o no, no es relevante) por Martí i Pol y, en menor medida, por Llach. Tenían que ver con lo que se suponía que se espera de uno y lo apropiado de su comportamiento: su "corrección".

La batalla contra la autocensura es mucho más complicada de lo que parece y tiene lugar, también, en ese espacio que denominamos, por comodidad, "interior". No es sólo una batalla fácil de gritos, pancartas y lemas contra el "sistema"...

11 de noviembre de 2013

Más sobre izquierda y educación


Es recurrente, en estas notas, la crítica a la concepción educativa que la izquierda realmente existente, los autodenominados "progresistas", los románticos del pleistoceno y los "profesionales de la revolución", es decir, la mayor parte del arco iris tradicionalmente incluido bajo el epígrafe "izquierda", proclama. No es para menos.

La izquierda, generalizando, quiere abrir la escuela al mundo, no cerrarla y considerar a padres y alumnos como usuarios del sistema educativo y, al tiempo, miembros de la "comunidad educativa" que debe regir el proceso de aprendizaje y transmisión de conocimientos que se supone todavía es la tarea fundamental de la institución escolar (aparte de la "formación de personas" o la "represión" carcelera à la Foucault...). El problema es que esta concepción es peligrosa para su buen funcionamiento, entendiendo por tal "bondad" la postulación de unas normas generales razonables y aptas, en principio, para su respeto por parte de "todos" los receptores de la comunicación educativa como condición para el cumplimiento de su objetivo. Y es peligrosa porque los efectos que está produciendo son precisamente los más adversos para los grupos sociales desfavorecidos que dice defender.

Esther me explica que el viernes, al final de la clase, uno de sus alumnos de segundo de ESO se acerca azorado e incómodo con su agenda abierta. Esther la toma y lee una anotación de su madre. La progenitora le escribe que quiere saber cómo va su hijo en Música y que la llame al móvil para explicárselo. La nota está precedida por otras dos dirigidas a otros dos docentes. Esther no se da por enterada: tiene más de doscientos alumnos y si tuviera que llamar a cada uno de los padres de esos doscientos alumnos una vez al mes o, peor, cuando el solicitante quiera para comunicarles cómo va su hijo, su jornada de trabajo se extendería más allá de cualquier límite aceptable para un trabajador, además del gasto en móvil... Máxime cuando hay un mecanismo establecido que, con sus defectos y límites, cumple esa función: para conocer al detalle la evolución del discente hay que ponerse en contacto con el tutor que "representa", por conocer su juicio, al colectivo docente en su función evaluadora. Con ello es suficiente. O debería serlo.

Pero lo peor no es esta actitud despótica de la usuaria que se cree con derecho a extender a su antojo la jornada laboral de un trabajador que cree a su servicio. Es su actitud fiscalizadora, consecuencia lógica del papel de usuaria y copropietaria del sistema educativo que le ha adjudicado el predominio del modelo educativo de la izquierda en este país desde la LOGSE: en otra de las notas, a la atención de un profesor de lenguas, la madre señala que ha llegado a su conocimiento que ha estado una semana de baja y exige saber la causa. Así como suena. Que la llame y le diga porqué ha estado una semana ausente. Ya no es un problema de protección de datos, de intimidad o de intromisión indebida. Es una colisión de derechos y una agresión al trabajador docente que el discurso educativo de la izquierda avala con la mayor de las imprudencias al insistir en el papel fundamental de los padres en el funcionamiento del sistema educativo.

9 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (09/11/2013)


En una comida, tras defender argumentadamente la conveniencia de realizar un referéndum de autodeterminación en Catalunya y ante la perplejidad de algunos de los comensales y sus contraargumentos centrados en la "regresión al infinito" que la noción de "comunidad" - no le gusta a uno usar los conceptos de "nación" o, peor todavía, "patria" - implica, como el derecho de autoderminación de les Terres de l'Ebre, de la Vall d'Aran o de l'Empordà, por ejemplo, me preguntan, capciosamente porque mi interlocutor cree conocer la respuesta por adelantado, acerca de si eso equivale a afirmar que votaría sí a la secesión de Catalunya.

Contesto que no lo he pensado. Lo cual no gusta a nadie, como no podía ser de otra manera. Añado que tampoco tengo claro si votaría y que, en todo caso, es muy probable que, salvo circunstancias excepcionales (la concreción de una amenaza "negra" a cualquiera de los dos lados del Ebro), mi voto no obedeciera a criterios políticos o ideológicos pues el asunto me parece, lo he dicho ya repetidamente, una cuestión menor que en modo alguno contribuye a paliar el sufrimiento de los seres humanos comparado, al menos, con el gasto de energías que precisa y que podría dedicarse a otros fines.

Así pues, si votara, creo que mi opción se orientaría por aspectos prácticos: qué elección garantizaría mejor el cobro de mi sueldo y mi jubilación o las posibilidades laborales de mis hijos, qué respuesta aseguraría la doble nacionalidad o el derecho a usar indistintamente el catalán y el castellano, por simple comodidad y cálculo de beneficios en ambos casos, etc. Cuestiones muy de corto alcance, de "perspectiva de ranas" (Ernst Bloch), ciertamente. Pero es que en esa perspectiva es donde nos sitúa cualquier nacionalismo: da igual si nos las habemos ante el opresor y el oprimido o el dominante y el emergente.

Mi respuesta no gustó a nadie. Todos buscaron mi "voto oculto". El resultado fue dispar. No hubo acuerdo entre si uno es un unionista, como correspondería a mis orígenes, o un secesionista, como correspondería a mi trayectoria posterior.

Afortunadamente, el tema no dio para más. Es lo que tiene la perspectiva de las ranas...

7 de noviembre de 2013

Escribe Cormac McCarthy


"¿Crees que tus padres están observando? ¿Que te pondrán en su libro mayor? ¿Con relación a qué? No hay libro ninguno y tus padres están muertos y enterrados." (La carretera, trad. de Luis Murillo Fort, p146)

4 de noviembre de 2013

Un poema de "Las vidas de las imágenes"



"LA LISTA DE SCHINDLER


Aunque ya hace unos minutos
que han abandonado la habitación,
en las paredes, las mesas
e incluso alrededor de la lámpara
todavía puede rastrearse el eco de las palabras de Ytzhak:
“Esta lista es el Bien Absoluto.
Más allá de sus márgenes se abre el abismo".

Desde los abismos mudos
del océano del horror
han ascendido, fugaces,
los signos que instituyen el bien.
Un islote ha emergido
del fluido originario
donde todo parece yacer
a merced de las corrientes
y sus incomprensibles rutas.
Apenas un peñasco
rodeado por las aguas y
batido por sus olas.

El bien ha advenido por medio del signo.
Sin esa marca, la violencia callada que estremece
lo envolvería todo.
Pero el signo, Ytzhak, es quebradizo,
cristal bohemio.
De ahí que sigas con la mirada inquieta,
aterrado ante el riesgo de su destrucción,
la lista que Herr Schindler guarda en la cartera.
Rezas para que no pierda la protección
del cuero hasta que salga de su lecho
para cumplir su cometido.

Es difícil decirte esto cuando se siente tu angustia.
Ojalá fuera posible callarse porque todo se hubiera dicho.

Pero Yitzhak,
esas letras apretadas,
sin otro atributo que la tinta de la máquina,
no son el bien absoluto.
Esos signos han dividido.
Al abrir han cerrado.
Al incluir han excluido.
Al hacer posible han imposibilitado.

Por todo lo que han dejado fuera son, también, el mal absoluto.

Si te acuerdas de los Feigenbaum,
que llegaron a ser inscritos,
después acuérdate de los que no pudieron
dejar su huella en los folios y lo entenderás.

Son el bien, sí,
pero un bien enturbiado
por la sombra del horror.

No olvides, Ytzhak, que
cuando alguien condena a un hombre
condena al mundo."

3 de noviembre de 2013

La recalcitrante pedagogía progresista


El mal que la orientación dominante en la reflexión sobre la educación de los llamados "progresistas" está haciendo a la causa de la transformación de las condiciones de vida de la sociedad actual no será, probablemente, valorada en su nefasta justa medida hasta de aquí a varias décadas. Para entonces el daño ya estará hecho. En cierto sentido, cada día uno empieza a tener más claro que la pedagogía progresista es a la educación poco más o menos lo que Adolf Hitler a la pintura o Karol Wojtyla a la Filosofía. El último ejemplo lo suministra Alberto Royo a propósito de la joyita de María Acaso rEDUvolutioN. Hacia la revolución en la educación (¡nada menos!).

Alberto ha diseccionado, mejor de lo que lo haría uno en cualquier circunstancia, la sarta de paparruchadas que la autora exhibe, con la más profunda ignorancia y beatería progresista, a partir de una entrevista que concedió hace poco. Ha tenido mucha paciencia, hay que reconocerlo. Uno hubiera tenido suficiente para lanzarla a la papelera si se hubiera topado de primeras con una frase tan propia de ese vicio progresista en el ámbito pedagógico consistente en acumular conceptos "desterritorializados" (¡Deleuze, pobre Deleuze!) sin el más mínimo cuidado por el sentido común y la lógica más elemental para urdir pretenciosos sofismas, como la siguiente: "[El profesor] debe saber coger conceptos y remixearlos, entendiendo como remixear el sistema de producción contemporánea. Eso no es copiar. Es relacionar. Y crear tu «playlist» de la clase" (¡y se queda tan pancha la señora después de semejante majadería!).

La paciente crítica de Alberto, que el artefacto en cuestión uno duda se merezca, aquí.

1 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (01/11/2013)


Atrincherado en mi dieta de medios de comunicación y protegiéndome de la marea de mistificaciones y engaños que saturan el escenario en el que se representa la tragicomedia de la política dominante en el estado español, siguen llegando con cuentagotas noticias que sólo acentúan el habitual pesimismo de uno.

Por una parte, según parece, el pasado octubre Francesc Homs, una de las "mentes pensantes" (menudo oxímoron!) que están tras el giro secesionista de ese mediocre político que es Artur Mas, reconocía que "estaba gestionando un proyecto condenado al fracaso". Uno no acaba de creérselo del todo: quiero decir, lo de que lo reconociera en público. En privado, ya hace meses que se oyen comentarios, entre los círculos próximos al poder, acerca de lo irresoluble de la situación y del previsible fracaso del órdago del president. Así, como suena. Siempre he creído que en la errática trayectoria política de los últimos años de este hombre se mezclaban la incompetencia y el pésimo asesoramiento. Sin embargo, que incluso algunos de sus imprudentes asesores reconozcan lo más evidente, los abultados errores de cálculo y lo desmesurado de las apuestas realizadas, es preocupante para los secesionistas. Afortunadamente, el varapalo que recibirá Convergència en las urnas será un postrer ejercicio de justicia poética siempre que ERC no caiga en la tentación de salvarla con una coalición: Mas y compañía no se merecen ese gesto y si el secesionismo quiere mantener su hegemonía y transformarla en un triunfo político mejor que su estrategia la oriente el partido que siempre la ha propugnado y no esa pandilla de advenedizos que nos están metiendo en un cul-de-sac.

Por otra, en Madrid, los políticos españoles de izquierda siguen sin entender qué está sucediendo por estos pagos. Que los socialistas consideren que el PSC es más un partido nacionalista que socialista es una señal de que su análisis es muy simplista y con él no pueden menos que dar alas a los secesionistas. El PSC, en todo caso, hace años que dejó de ser "socialista" pero no es, ahora, un partido "nacionalista" si por "nacionalismo" se entiende, única y exclusivamente, el "secesionismo". El PSC es un genuino partido "unionista". Nacionalista pero partidario de la unión, federal, con España. Y, como una gran parte de unionistas, está a favor de la celebración del referéndum de autodeterminación, pues hablemos claro de eso es de lo que se trata bajo el eufemismo del "dret a decidir", para zanjar el asunto de una vez por todas o al menos por varias generaciones. ¿Cómo? Pues votando contra la independencia. Así de simple. Y todos los unionistas que conozco, no los españolistas, opuestos al referéndum, es lo que pretenden.

El delirante choque de trenes prosigue a toda marcha y nadie se va a bajar...

P.S: Por cierto, anoche, zapeando, encuentro a Oriol Junqueras sometido a sitio por periodistas en La 1 de TVE. Sólo vi un rato porque los entrevistadores me ponían enfermo pero el dirigente de ERC estuvo impecable. Su frase "antes que independentistas, somos demócratas" fue un alarde de elegancia y tacto. Si aparte de él la mayoría del movimiento secesionista siguiera este principio a pies juntillas no habría de qué preocuparse...