28 de febrero de 2010

28 de febrero de 2010: El crepúsculo de las ideologías




Este es el poema:

¿CREPÚSCULO DE LAS IDEOLOGÍAS?

Un partido trotskista,
laico y feminista,
el Partido Anticapitalista
- ahí es nada,
menudo nombre,
total, pleno,
íntegro,
una pura referencia
como el sueño de Frege-,
presenta en sus listas
a una ferviente partidaria
del velo islámico.
Para "dar voz a la diversidad".

Me río.
Me río mucho.
¿Deriva de cierta izquierda?
Puede.
¿Deriva más general?
Seguramente.
¿Confusión?
Sin duda.
¿Crepúsculo de las ideologías?
Tal vez.

No obstante,
en mi barrio
la definición, me temo,
es más clara y adecuada:
"paja mental".

27 de febrero de 2010

27 de febrero de 2010: ¿El crepúsculo de las ideologías?



Por vez primera en varios meses mis neuronas se han desperezado lo suficiente para hilar casi por completo un poema. Si de la imagen, la inspiración, la fortuna o la suerte dependieran mis versos escribiría aún menos de los que he escrito.

Si he podido escribir algunos libros ha sido porque había diseñado, más o menos, el artefacto y los poemas que lo compondrían: un trabajo intencional, metódico. Poca aleatoriedad y menos aún gracia inspiradora. Puedo contar con los dedos de la mano los poemas que han amanecido a partir de una imagen, una frase más o menos afortunada o una sensación. El estímulo ha sido, casi siempre, una intención intelectual que ha ido agregando capas posteriores de imágenes, sensaciones, recuerdos, frases, palabras, etc. para estructurarse.

Esta tarde, sin embargo, mientras subía las escaleras del metro tras una pareja, el poema ha emergido inopinadamente casi entero. Iba subiendo por las escaleras mecánicas de la estación de Fontana cuando me he topado con una pareja que ocupaba todo el exiguo espacio del escalón y no dejaba pasar por la izquierda reglamentaria. Él vestía una osada gabardina verde de buena tela y unos zapatos de calidad y ella un completo de Dolce & Gabbana (tejanos y chaqueta) coronados con un pañuelo chillón y un paraguas de diseño.

Me he quedado parado esperando que se apercibieran de mi prisa. Yo, cargado con una garrafa de cinco litros de aceite y una caja de nueces que me había traído mi amiga Lupe, con la parka chorreando y las zapatillas encharcadas tras esa pareja alta, joven y vestida a la moda. No añado "guapa" porque no eran especialmente agraciados pero ese detalle era insignificante ante su esplendor que me hacía palidecer. De repente, he pensado que aquellos jóvenes vivían en un espacio y un tiempo muy diferentes del mío y me he sentido fuera de época, fuera del tiempo dominante: espectral, pronto invisible porque estaré en el pasado. Y mientras lo pensaba he recordado el ejemplo de desquiciamiento histórico del que me enteré el otro día: un partido de extrema izquierda francesa presenta como candidata, en sus listas, a una partidaria ferviente del velo islámico. Y el poema ha fluido rápido. Ahora lo he dejado descansar unas horas y mañana lo revisaré.

"La candidata del Partido Anticapitalista de Aviñón combina el pañuelo islámico con el feminismo y el laicismo.

Una candidata cubierta con el pañuelo islámico ya es algo excepcional en Europa. Si además pertenece a un partido trotskista, que hace bandera de la laicidad y el feminismo, se convierte en un fenómeno inédito.
Es el caso de Ilhem Moussaid, estudiante de 22 años, que concurre a las elecciones regionales francesas del próximo mes ocupando el cuarto puesto de la lista del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) en Aviñón.
«La formación está integrada mayormente por no creyentes pero también hay creyentes. La diferencia conmigo es que es visible», argumenta Moussaid, que no ve contradicción alguna entre el pañuelo blanco que oculta completamente sus cabellos y la ideología «de la verdadera izquierda, que defiende el feminismo y el internacionalismo». «El sentido de mi candidatura es dar voz a las mujeres y los hombres salidos de barrios populares», sostiene.
El velo de Moussaid no es integral. Luce en el cuello un pañuelo tipo kufiyya palestina y viste a la occidental, de forma recatada pero no sombría. Sin embargo, en pleno debate sobre la prohibición del burka –símbolo del integrismo islámico–, su irrupción en la escena política ha levantado mucha polvareda.
Para empezar, en su propio partido, dividido entre partidarios y detractores de presentar una candidata que exhibe un signo religioso considerado también una muestra de sumisión de la mujer respecto al hombre. Los militantes del departamento de Vaucluse que apoyaron la inclusión de Moussaid en la lista han hecho público un comunicado justificando su decisión. «La fe es una cuestión privada que no debe ser obstáculo para la participación en nuestro combate cuando los fundamentos laicos, feministas y anticapitalistas son sinceramente compartidos», reza el texto. Buena parte de sus camaradas opina lo contrario. «Llevar signos (religiosos) en nombre del partido es crear una ambigüedad que nos parece inoportuna», indican en su contracomunicado. Un vivo debate al que se ha sumado la asociación Ni putas ni sumisas, que defiende los derechos de las mujeres en los barrios desfavorecidos y apuesta claramente por una ley antiburka."

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=688232&idseccio_PK=1007&h=100218

¿Crepúsculo de las ideologías fruto de la multiplicidad de tiempos, de su desquiciamiento, de la fragmentación del antiguo tiempo casi homogéneo de la comunidad?

25 de febrero de 2010

25 de febrero de 2010: conversaciones con el verdugo


Del libro de Gitta Sereny, Desde aquella oscuridad, podrían destacarse varios aspectos útiles en diferentes niveles para cualquier reflexión paciente y atenta sobre el genocidio perpetrado por el régimen nacionalsocialista contra los judíos.

Primero: no todos los nazis eran sádicos criminales ni tampoco todos los individuos internados en los campos de otras nacionalidades, incluidos judíos, puras víctimas en su totalidad. La estilización puede servir para aproximarnos al problema pero si penetramos en él los modelos se revelan como inadecuados.

Joe Siedlecki, uno de los pocos supervivientes de Treblinka, menos de un centenar, explicaba:

"¿Los alemanes? -dijo Joe-. ¿Qué puedo decirle?... En Treblinka , algunos de ellos eran unos animales, pero otros fueron buenos. Mire, los polacos eran peores que los alemanes, y los ucranianos también. Había por ejemplo un SS que si le viera hoy, si hubiera algo que necesitara, se lo ofrecería: Karl Ludwig. Era un hombre de verdad bueno. La cantidad de veces que me trajo cosas, la cantidad de veces que me ayudó, la cantidad de personas que probablemente salvó, apenas le puedo decir. No sé dónde está ahora, ojalá lo supiera.
Luego, claro, los había terribles: Kurt Franz, Küttner, Miete, Mentz: animales, sádicos. Pero también los había entre los judíos: el judenrath en Varsovia, la gestapo judía; y en Treblinka, los kapos, los chivatos, de nuevo algunos mejores que otros, pero en general me daban tanto miedo como los alemanes". (p271).

Segundo: más que la banalidad del mal, la tesis de Sereny, como la de muchos otros, es la de la responsabilidad absoluta e intransmisible de todos y cada uno de los criminales nazis. Todos pudieron, en algún momento de su "carrera" negarse a cumplir las órdenes, pedir un traslado o, simplemente, declinar su cumplimiento: jamás se tomaron represalias contra aquellos que renunciaron a implicarse en el exterminio de los judíos, tarea reconocida por Himmler como extremadamente dura.

Siguiendo a Foucault podría decirse que allá donde hay poder siempre hay contrapoder: siempre existe la posibilidad de la negación, de ejecutar el acto fundamental de libertad.

Tercero: la no por menos sabida todavía sorprendente evidencia de que mucha gente sabía lo que les sucedía a los judíos en los campos. Puede que, como muestra Sereny, efectivamente existiera un cierto secreto en Alemania o, como mínimo, un encubrimiento que no evitaba que quien quisiera de verdad saber supiera y que, de hecho, todo el mundo tuviera una percepción velada pero indudable acerca del destino de los judíos. Pero lo que es indudable es que los habitantes de los alrededores de los campos de aniquilación, polacos en su inmensa mayoría, sabían lo que sucedía. En Treblinka se acercaban a las alambradas exteriores para comerciar tanto con los guardias como con los prisioneros e incluso los había que merodeaban para curiosear. Asimismo, la existencia de decenas de cadáveres en estado de descomposición en los alrededores de la vía férrea y la estación de Treblinka durante las primeras semanas de funcionamiento, antes de que llegara Stangl para "poner orden", no pasó desapercibida en las cercanías. Eso para no hablar del inconfundible hedor de los crematorios...

Cuarto: los aliados no son responsables, en absoluto del Holocausto, pero algunos de sus dirigentes cometieron, también, crímenes de guerra por acción u omisión. No es sólo que conociendo lo que ocurría en Treblinka, Sobibor o Auschwitz no se bombardearan las líneas de tren y se obstaculizara de forma eficaz la masacre sino que, en determinados momentos, decisiones concretas causaron matanzas innecesarias:

"Uno de los recuerdos más aciagos para muchas personas en Gran Bretaña que luchaban para ayudar a los judíos, fue la negativa del gobierno en enero de 1942 a admitir en Palestina a setecientos sesenta y siete refugiados sin pasaportes británicos que habían llegado desde Rumanía en el cargero Struma. Este barco, que no estaba en condiciones de navegar, fue remolcado a alta mar por los turcos el 24 de febrero, y acabó hundiéndose. Se ahogaron todos quienes viajaban en él: setenta niños, doscientas sesenta y nueve mujeres y cuatrocientos veintiocho hombres". (p317)

Quinto: el testimonio de las víctimas no puede ser la única fuente de la que mane la descripción histórica porque es forzosamente parcial y afectada por el paso del tiempo. Las pruebas documentales deben ser la primera fuente de la descripción histórica. El mismo testimonio de Siedlecki muestra, con sus vacilaciones y reconstrucciones, esta debilidad estructural del testimonio de la víctima que, aunque pueda y deba ser el fundamento moral del relato histórico, no puede ni debe ser su fundamento epistemológico:

"¿Stangl? - dijo -. Nunca le vi matar ni herir a nadie. Pero, ¿por qué iba a hacerlo? No tenía porqué. No era un sádico como alguno de los otros, y era el comandante. ¿Por qué iba a ensuciarse las manos? Es como yo ahora en el trabajo, si tengo que despedir a alguien, no soy yo quien lo hace... Stangl tampoco azotó nunca a nadie -añadió-. ¿Por qué iba a hacerlo? Oh, él estaba allí cuando se hacía, por supuesto... bueno... -se retractó, como haría prácticamente em cada caso cuando mencionaba la presencia de Stangl en algo o su participación en ello-. Debió de estar allí; todos estaban. Y era el comandante. Se lo cuento exactamente como era. Yo estuve allí un año, y lo sé. Cualquiera que le cuente otra cosa, cualquiera que le diga que Stangl azotó o mató a alguien o cualquiera que le diga que Stangl les hablaba miente. Él no hablaba con los judíos. ¿Para qué?." (p273-274).

24 de febrero de 2010

24 de febrero de 2010: la colonización del "mundo de la vida"



En una entrevista publicada en El País el pasado 26 de enero, Sidi Mohamed Barkat señalaba:

"El trabajador ha sido transformado en una especie de empleador de sí mismo. En algunos sectores, ciertamente, se le ha concedido un grado considerable de autonomía, e incluso se puede decir que es más libre. Pero lo que sucede es que una parte de sí mismo -el sujeto- va a emplear a la otra parte -el cuerpo- y le va a pedir una serie de cosas. Si los objetivos que se impone son muy elevados, el sujeto puede pedirle al cuerpo tal vez lo imposible y es así como el cuerpo va a trabajar, no sólo en la empresa, sino fuera de la empresa; por ejemplo, pidiendo al marido o a la esposa que le ayude; formándose a su propio coste. El trabajo ha desbordado completamente su esfera para invadir la esfera de lo privado. Incluso a los trabajadores se les regala material como ordenadores, teléfonos, etcétera."

Esta apreciación de Barkat enlaza con la vieja tesis de Marx de"la subsunción de lo real al capital", la mercantilización de la realidad. Creo que sigue teniendo validez la descripción marxiana pero quizás haya que operar también con otras categorías auxiliares que atiendan a las formas más sutiles de invasión no sólo del espacio de la interacción entre los sujetos sino también el de la autointeracción: en nosotros mismos se repite la dualidad sistema-mundo de la vida. Nosotros también somos sujetos y objetos al tiempo en proceso de mercantilización, de invasión.

Para decirlo en palabras de Habermas, la situación de las sociedades del capitalismo tardío se caracteriza, entre otros aspectos, por la "colonización" del "mundo de la vida" por parte del "Sistema": la invasión de la esfera de lo privado por el trabajo, la supeditación de la familia, la amistad y las relaciones personales a las disposiciones del Sistema entendido en su aspecto más amplio e impersonal. Y esta "colonización" se extiende, también al mismo individuo: el sujeto sistémico está colonizando al individuo, el trabajador a la persona, el súbdito al ciudadano.

Somos seres asediados que padecemos la peor de las colonizaciones: la propia.

23 de febrero de 2010

23 de febrero de 2010: Casualidades y farsas


El fin de semana no leí el suplemento de Cultura del ABC, el único que soporto y a duras penas. Hoy, mientras esperaba que acabara de subir -vía FTP- un montón de archivos a un servidor, lo he visto abierto encima de un sillón y lo he ojeado. Y mira por dónde.

El otro día José Naveiras me envió la última versión de las fotografías que podían acompañar Bajo la lluvia y, tras un par de días, hice la maquetación de la primera versión definitiva del libro. En esas estamos cuando me entero al leer el suplemento, concretamente por el artículo de Antonio Fontana, "Libros ilustrados, libros interpretados", que el dibujante Carlos Alonso ilustró un libro de Juan Gelman titulado Bajo la lluvia ajena.

Me quedo petrificado y sólo se me ocurre pensar que, como decía Marx, si la historia se repite lo hace en forma de farsa...

22 de febrero de 2010

22 de febrero de 2010: el comandante de Treblinka. Reescritura de un poema de "Del Tercer Reich" (III)


Después de darle vueltas un par de días, creo que el poema debería quedar, ahora, así:

"FRANZ Y KARL

Me comentan, textualmente (curiosa voz para calificar una proferencia), una tarde,

sobre el taburete de un café pestilente: “No soy antisemita,

pero la verdad es que estoy un poco harto del victimismo constante de los judíos”.

Como no tengo ganas de discutir, asiento y apuro mi taza.

Al salir, recuerdo dos historias, materia narrativa inapropiada para un poema, y pienso

en la reparación y la justicia.

Franz y Karl, dos alemanes tan alemanes como Otto y Fritz. Quizás Franz fuera austríaco.

Franz se apellidaba Stangl. Podría haberse apellidado Wolff.

Al final de la guerra, fue arrestado por los aliados pero, en 1948, escapó hacia Siria y,

en 1959, trabajaba en una planta de Volkswagen en Sao Paulo.

Franz colaboró en la aplicación del programa de eutanasia. Un mérito a ojos de sus

superiores.]

Pero donde talló su altura fue a orillas del río Bug, en Treblinka, a menos de cien kilómetros

de Varsovia:]

fue uno de los verdugos más distinguidos en su labor.

Y, sin embargo, no sería detenido y extraditado a Alemania hasta 1967.

Su conciencia -según Gitta Sereny fisurada- era clara: “Cumplí con mi deber”.

En 1970, tras un largo proceso, fue condenado a prisión perpetua.

Quizás la única condena proporcionada a la densidad de sus crímenes: la pena de muerte

hubiera sido una reparación exigua.]

Un año permaneció en prisión. Con un año pagó su deuda. Murió en 1971.

Un año, más o menos, como castigo a miles de asesinatos y martirios.

Karl tenía como apellido Wolff. Podría haberse apellidado Stangl.

General de las SS, ayudante de Himmler durante muchos años y enlace entre éste y el Führer.

En los últimos meses de la guerra intentó, desde Italia, pactar una rendición con los aliados

que se produjo el mismo día del suicidio de Hitler.]

“Lobito” se ganó la consideración de los aliados por su determinación de rendir sus fuerzas

en el frente italiano.]

Poco importa que su alabada tarea apenas ahorrara una semana de combates, de encuentros

con la muerte.]

Dicen que impresionaba, con sus modales exquisitos, a los negociadores del bando aliado.

Como fiel servidor de Himmler estaba al corriente de la empresa genocida.

Algunos le señalan incluso como confidente y amigo del jefe de las SS.

Aparentemente, después de la guerra, consiguió convencer a la opinión pública acerca de su

ignorancia: era un hombre de honor.]

Fue juzgado y condenado a una pena leve en la posguerra.

Vivió en una mansión a orillas de un lago, prudentemente apartado del bullicio, saboreando

los frutos de una existencia burguesa.]

Nadie parecía haber reparado en una carta de 1942 en la que Wolff se alegraba de que

cada día 5.000 judíos fueran trasladados a Treblinka.]

En 1964 le volvieron a juzgar y le condenaron a 6 años de cárcel. Seis años por 300,000

deportados a Treblinka.]

Franz y Karl, Otto y Fritz, no son más que dos entre los miles de verdugos que apenas

redimieron su culpa.]

En la inmensidad del mar poblado de crímenes minúsculos y mayúsculos

sólo se pescaron algunos peces: los más visibles y aún no todos.

La mayoría siguieron serpenteando, a veces cerca de la costa, juguetones algunos, calmados y pacientes otros.

¿Cómo considerar reparada la deuda y pedir la reconciliación?

¿Por el paso del tiempo?

La deuda no se cancela por envejecerse ni aunque fallezcan todos los acreedores. Se hereda."


Sigue sin hacerse cargo de la figura de Stangl en toda su complejidad tal y como la muestra en su libro Gitta pero me temo que si escarbara un poco en Wolff podría pasarme algo parecido. Ni siquiera los nazis responden por completo al arquetipo, a la estilización, al modelo y, no obstante, el valor del modelo estriba en su capacidad metonímica: puede que Stangl tuviera más aristas y fuera mejor de como yo lo concebí pero de alguna manera hay que representarse a quien fue capaz durante nueve meses de dirigir un recinto donde se asesinó sistemáticamente a centenares de miles de personas, auqnue sea esquematizando.

21 de febrero de 2010

21 de febrero de 2010: Voces del Extremo y Groenlandia


Me llega al buzón el anuncio de que la excelente revista Groenlandia tiene colgado en su sitio web el número siete, su suplemento y los libros, Ya no leo tebeos de Wonderwoman de Ángel Muñoz Rodríguez y Libro de putas de Pepe Pereza. He aquí los enlaces:


También me llega un correo de mi amigo Antonio Orihuela comunicándonos que "Voces del Extremo" estrena Blog y nuevo formato. Le deseo mucha suerte a Antonio en esta nueva etapa de su proyecto que es, también, el de muchos de nosotros.

20 de febrero de 2010

20 de febrero de 2010: Escribe Tom Kirkwood...



Hoy, tras más de dos semanas de días grises y lluviosos, el sol se ha adueñado de Barcelona. Tenía pensado dedicar el día a la reescritura del poema de Del Tercer Reich pero ante la impresión de nitidez y brillo que recorre la ciudad bajo un cielo bajo y acogedor me quedo con la frase de Tom Kirkwood, "el programa que rige la vida no se rinde nunca ante la muerte" (en Punset, E. Cara a cara con la vida, la mente y el universo, p344), abro las ventanas, aireo la casa y salgo a que mi programa cobre aliento.

Mañana será otro día... supongo.

19 de febrero de 2010

19 de febrero de 2010: el comandante de Treblinka. Reescritura de un poema de "Del Tercer Reich" (II)


El poema decía así:

"FRANZ Y KARL

Me comentan, textualmente (curiosa voz para calificar una proferencia), una tarde,

sobre el taburete de un café pestilente: “No soy antisemita,

pero la verdad es que estoy un poco harto del victimismo constante de los judíos”.

Como no tengo ganas de discutir, asiento y apuro mi taza.

Al salir, recuerdo dos historias, materia narrativa inapropiada para un poema, y pienso

en la reparación y la justicia.

Franz y Karl, dos alemanes tan alemanes como Otto y Fritz. Quizás Franz fuera austríaco.

Franz se apellidaba Stangl. Podría haberse apellidado Wolff.

Al final de la guerra, fue arrestado por los aliados pero, en 1948, escapó hacia Siria y,

en 1951, trabajaba en una planta de Volkswagen en Sao Paulo.

Franz colaboró en la aplicación del programa de eutanasia. Un mérito a ojos de sus

superiores.]

Pero donde talló su altura fue a orillas del río Bug, en Treblinka, a menos de cien kilómetros

de Varsovia:]

Cuentan de él que poseía un recinto de ejecuciones privado y que su perro devoraba los
cuerpos de los ajusticiados.]

No cabe duda de que fue uno de los verdugos más distinguidos en su labor.

Y, sin embargo, no sería detenido y extraditado a Alemania hasta 1967.

Su conciencia era clara: “Simplemente cumplí con mi deber”.

En 1970, tras un largo proceso, fue condenado a prisión perpetua.

Quizás la única condena proporcionada a la densidad de sus crímenes: la pena de muerte

hubiera sido una reparación exigua.]

Un año permaneció en prisión. Con un año pagó su deuda. Murió en 1971.

Un año, más o menos, como castigo a miles de asesinatos y martirios.

Karl tenía como apellido Wolff. Podría haberse apellidado Stangl.

General de las SS, ayudante de Himmler durante muchos años y enlace entre éste y el Führer.

En los últimos meses de la guerra intentó, desde Italia, pactar una rendición con los aliados

que se produjo el mismo día del suicidio de Hitler.]

“Lobito” se ganó la consideración de los aliados por su determinación de rendir sus fuerzas

en el frente italiano.]

Poco importa que su alabada tarea apenas ahorrara una semana de combates, de encuentros

con la muerte.]

Dicen que impresionaba, con sus modales exquisitos, a los negociadores del bando aliado.

Como fiel servidor de Himmler estaba al corriente de la empresa genocida.

Algunos le señalan incluso como confidente y amigo del jefe de las SS.

Aparentemente, después de la guerra, consiguió convencer a la opinión pública acerca de su

ignorancia: era un hombre de honor.]

Fue juzgado y condenado a una pena leve en la posguerra.

Vivió en una mansión a orillas de un lago, prudentemente apartado del bullicio, saboreando

los frutos de una existencia burguesa.]

Nadie parecía haber reparado en una carta de 1942 en la que Wolff se alegraba de que

cada día 5.000 judíos fueran trasladados a Treblinka.]

En 1964 le volvieron a juzgar y le condenaron a 6 años de cárcel. Seis años por 300,000

deportados a Treblinka.]

Franz y Karl, Otto y Fritz, no son más que dos entre los miles de verdugos que apenas

redimieron su culpa.]

En la inmensidad del mar poblado de crímenes minúsculos y mayúsculos

sólo se pescaron algunos peces: los más visibles y aún no todos.

La mayoría siguieron serpenteando, a veces cerca de la costa, juguetones algunos, calmados y pacientes otros.

¿Cómo considerar reparada la deuda y pedir la reconciliación?

¿Por el paso del tiempo?

La deuda no se cancela por envejecerse ni aunque fallezcan todos los acreedores. Se hereda."

Pues bien, tras la lectura del libro de Gitta Sereny hay, como mínimo, tres errores:
a) Stangl no tenía un recinto privado de ejecuciones: había un recinto exclusivo para ejecuciones pero el acceso a él estaba permitido a cualquier oficial del campo; no era un "recinto privado";
b) el perro adiestrado que saltaba a los genitales de algunos prisioneros era propiedad del segundo de Stangl, Kurt Franz;
c) Stangl no trabajó en la Volkswagen hasta 1959 aunque sí es cierto que llegó a Brasil en 1951.

Dejando aparte el trabajo del olvido (un trabajo tan pertinaz como el de la memoria) creo que cuando escribí aquél poema estaba muy cercana la experiencia de la lectura de varias descripciones de Treblinka y de Christian Wirth, el comisario criminal encargado de la gestión de los primeros campos de exterminio, unánimemente incluso por muchos de sus subordinados de las SS (él no pertenecía a las SS) como un individuo cruel y sádico. Seguramente prolongué en la imagen de Stangl los atributos de Wirth.

Por otra parte, hay una incorrección en la parte dedicada a Stangl: aunque inicialmente tenía una conciencia clara de haber cumplido exclusivamente con su deber en el curso de las conversaciones con Gitta Sereny esta conciencia se muestra endeble y agrietada. Los remordimientos comienzan a aflorar hasta el punto en que pocas horas antes de morir reconoce su culpa y la autora considera que este reconocimiento algo tuvo que ver con su fallecimiento súbito pocas horas después:

"'Mi culpa -dijo- es que sigo aquí. ésa es mi culpa.'
- ¿Sigue aquí?
'Debería haber muerto. Ésa fue mi culpa.'
- ¿Quiere decir que debería haber muerto o que debería haber tenido el coraje de morir?
'Lo puede decir así', dijo distraídamente, sonaba cansado.
- Ya, pero lo dice ahora. ¿Y entonces?
'Eso es cierto -dijo pausadamente, quizá malinterpretando intencionadamente mi pregunta... Ya no tengo esperanza... Y en cualquier caso: ya basta. Quiero llevar estas conversaciones que tenemos a su término y luego, que se acabe. Dejemos que termine' (...)
No se había suicidado. Pienso que murió porque, finalmente, aunque fuera sólo por un instante, se había enfrentado a sí mismo para contarse la verdad. Supuso un esfuerzo monumental alcanzar el instante pasajero en que se convirtió en el hombre que debiera haber sido".

(Desde aquella oscuridad, trad. Miquel Izquierdo, p548-550)

17 de febrero de 2010

17 de febrero de 2010: el comandante de Treblinka. Reescritura de un poema de "Del Tercer Reich" (I)


Que los poemas casi siempre están inacabados, ora por razones formales, ora de contenido, ora por reinserciones en nuevos contextos de intenciones, ora por cambios en su recepción, ora por decenas de causas, es algo que cualquiera que pierda una parte del tiempo de su vida juntando letras en renglones discontinuos sabe.

Ya hace unas semanas que acabé Into that Darkness, el libro de Gitta Sereny sobre el comandante de Treblinka, Franz Stangl en su traducción castellana. Hace más de veinte años leí partes de él en la edición de Vintage de 1983 (el libro había sido publicado originalmente en 1974) que tuve en préstamo de una biblioteca y de lo que retuve en la memoria extraje datos para un poema de mi primer libro, Del Tercer Reich.

El poema se llamaba "Franz y Karl" y giraba, por un lado, en torno a la diferente suerte de dos nazis relacionados con Treblinka, el campo de exterminio más cruel y feroz de los cinco que existieron: el comandante del campo, Franz Stangl, y uno de los que participaron en la gestión de la liquidación de cientos de miles de judíos allí, Karl Wolff.

Stangl fue procesado, juzgado y condenado a cadena perpetua aunque fuera a finales dde los sesenta, mientras que Karl Wolff vivió en la abundancia, respetable y protegido por el mundo diplomático y sólo fue juzgado in extremis también en los sesenta pero condenado a sólo 6 años de cárcel que no cumplió íntegramente.

Por otro lado, "Franz y Karl" planteaba, o eso al menos quiero creer, el problema de la restitución de la deuda, de la imposible compensación por lo que se debe y, sin embargo, la perentoria necesidad de algún tipo de resarcimiento que no sea la mera condonación por el paso del tiempo.

15 de febrero de 2010

15 de febrero de 2010: Primera versión de "Bajo la lluvia", con José Naveiras, acabada


Después de más de un año de trabajo a distancia, ayer domingo dediqué el día a maquetar la primera versión definitiva del trabajo que José Naveiras ha hecho sobre mi libro Bajo la lluvia. José ha hecho una excelente labor fotográfica no sólo acompañando mis textos sino reinterpretándolos, no tanto porque mi texto sea tan rico que permita múltiples niveles de lectura sino porque es tan pobre que con la ayuda de las imágenes se abre a nuevas isotopías, como cualquier texto.

Espero que a partir de esta primera versión definitiva podamos pasarla a los amigos y atender sus observaciones antes de publicarlo.

En cualquier caso, pasarse la tarde de un domingo tratando de escoger la paginación más adecuada para las fotografías y los textos me ha alejado por unas horas de la cada vez más desasosegante evolución de la situación actual. Espero acabarlo entre hoy y mañana.

13 de febrero de 2010

13 de febrero de 2010: "Invictus" (II)


Y allí estaba Mandela en los noventa: desacreditado entre la vanguardia revolucionaria. Un demócrata, un pactista, un traidor a la causa revolucionaria universal que tenía una fase más en la lucha del negro bueno y oprimido históricamente contra el blanco malo e imperialista. ¡Qué desperdicio para la épica de la Humanidad revolucionaria! ¡Qué oportunidad perdida para erigir un nuevo Monumento a la Lucha por la Emancipación, la Justicia y la Libertad!

Allí estaba Mandela: un vulgar reformista seducido por el Capital y los medios de comunicación y partidario de la reconciliación y el perdón; una especie de Madre Teresa de Calcuta en africano...

Si a Gandhi opusimos el Che, a los Havel o los Mandela que se limitaban a apaciguar el sufrimiento les oponíamos la lírica del comandante Marcos o, peor, de ETA, el IRA o Hamás. Hasta que el comandante Marcos y Gerry Adams se encargaron de desmontar el invento, Hamás reveló un rostro que no era del todo agradable y ETA terminó de cubrirse de gloria en su camino sangriento. Pero siempre nos quedaban los pueblos: Palestina, Euskadi, Catalunya...

Y aquí está Mandela, en 2010, para mí. Ante su estatura moral y su dignidad sólo puedo, aprovechando que la película de Eastwood me ha hecho releer mi juicio sobre él, disculparme por mi necedad y por haberlo juzgado tan frívolamente.

Uno no debería permitirse el lujo de enviar al vertedero de la historia a un hombre que padeció casi treinta años de cárcel para luego renunciar a la venganza ofreciendo la clemencia y el perdón porque sólo con estas armas podría mitigarse el sufrimiento y no causar más en nombre del Pasado o el Futuro. Es pobre y pequeño ante la Épica de la Revolución, ante la Épica de la Salvación, pero seguro que Mandela causó menos dolor a sus ciudadanos que Mao, Castro, Franco, Hitler o Pinochet salvando las distancias, enormes, que también haya entre ellos.

Chapeau Nelson Mandela por su falta de épica. Su ética la hizo superflua.

12 de febrero de 2010

12 de febrero de 2010: "Invictus" (I)


Con unos días de retraso, hubiera querido ir a verla el mismo día de su estreno por una vez y sin que sirva de precedente, algo que sólo he deseado con el Retorno del Rey de El señor de los anillos y el Episodio III de Star Wars, La venganza de los Sith, ayer fui con Esther a ver Invictus, la última realización de Clint Eastwood.

Supongo que no es una película tan soberbia como Unforgiven, Million Dollar Baby, Letters from Iwo Jima o Gran Torino, por citar algunas de las extraordinarias construcciones que Eastwood ha creado en los últimos viente años pero es una película, como casi todas las suyas, bien narrada, sobria y emocionante.

El título de la película proviene de un poema de William Ernest Henley (¡qué sería de nosotros sin la Wiki y todos los que contribuyen diariamente a su desarrollo!):

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.


Aunque Eastwood (o el libro de Carlin sobre el que está basada la película, eso no lo sé) se toma la licencia de situar este poema como nexo textual de unión entre Nelson Mandela y el capitán de los Springboks, François Pienaar, permitiendo que, en cierto sentido, la trama simbólica gire en torno a este poema, el auténtico protagonista de la cinta es Nelson Mandela. Y, nuevamente, a todos aquellos que han considerado, y consideran, a Eastwood como un reaccionario pese a su inequívocamente crítica trayectoria como director, les quedará una sensación ambigua porque, nuevamente, si es un conservador reaccionario muchos también lo somos aunque no lo sepamos.

La lectura que hace de Mandela no cae, en mi modesta opinión, en la hagiografía. Por ejemplo, muestra sin ambages su aislamiento familiar, su soledad afectiva o sus tics autocráticos. Pero lo muestra también como un notable estadista y, especialmente, como el sujeto de una cierta ejemplaridad ética, como un sujeto que aspira a cumplir una eticidad universal que se fundamenta en el perdón, la compasión y la reconciliación.

Esa eticidad, y todas las que se organizan en torno al perdón y la reconciliación, me producía náuseas hace años, como me la produjo durante mucho tiempo el propio Mandela. Entendámonos.

Mientras estaba preso, los círculos radicales de la extrema izquierda en cuyos ambientes más o menos intelectualizados me moví, lo tenían olvidado. Sólo a finales de los ochenta, cuando la campaña por su liberación -que en Occidente llevaban décadas promoviendo, más que los partidos comunistas, los círculos liberales y moderadamente progresistas-, pasó a convertirse en un icono. No era el Che pero casi. Además había defendido la lucha armada contra el apartheid, lo cual suponía que comulgaba con ese principio sagrado que prolongábamos a todo y hacia todo.

No obstante, fue un símbolo apreciado en ese ambiente hasta que fue liberado. Entonces, recuerdo, alguien me comentó que era una maniobra del gobierno sudafricano pactada con Mandela que garantizaba su sumisión. Era curioso: para aquellos sacerdotes revolucionarios entre los que me hallaba a menudo valía más preso que en libertad.

Empero, el desastre definitivo vino cuando renunció a la venganza, participó con el ANC en las elecciones, ganó, se convirtió en presidente y aplicó una política muy lejana de la ortodoxia revolucionaria o intelectual: gobernó para su país y renunció a la venganza aunque no a la justicia. ¿Y de la lucha armada? Ni una palabra: concordia y paz. Era intolerable. Yo también participé del menosprecio a Mandela que llegó al paroxismo cuando lo vi compartir escenario con Bono de U2. "¡Vaya par de payasos!" sentenciamos con soberbia y desprecio algunos.

Y nos olvidamos de Mandela: un traidor más...

11 de febrero de 2010

11 de febrero de 2010: "Tristan und Isolde" y "Es hora de embriagarse, con poesía"


Anoche le tocaba el turno al plato fuerte de mi mini temporada musical: Tristan und Isolde de Wagner en el Liceo.

El curso había empezado con L'arbore di Diana de Vicent Martín i Soler, una entretenida ópera bufa con evidente trasfondo político que, sin embargo, no resultó apasionante. En diciembre se representó Il trovatore de Verdi, un clásico famoso y popular que nunca había visto íntegramente y que creo que ilustra en cierta manera la trivialidad de la histórica disputa entre wagnerianos y verdinianos en Barcelona.

Extraordinariamente rica en lo musical y lo dramática, después de verla me parece que se puede, perfectamente, apreciar la obra de ambos y que contraponer dos estilos escénicos, musicales, dos conceptos de la ópera, ejemplificándolos en los dos grandes autores es, cuanto menos, simplificador y excesivo. Filias y fobias que no tienen sólo que ver con el arte.

Pero yendo a la obra. Si Gadamer tiene razón y la obra de arte sólo existe, en cierto sentido, en su actualización, lo de anoche afectó a la "esencia" de la obra de Wagner porque fue una lamentable representación, debido, sin duda, a la mala suerte. Los suplentes de los suplentes que se vieron obligados a protagonizar los papeles de Tristán y de Isolda, aunque siempre sea desagradable criticar el esfuerzo de estar casi cuatro horas a la altura de las exigencias del compositor alemán, no estuvieron ni musical ni dramáticamente demasiado afortunados. Para ser un buen cantante de ópera no sólo se necesita la voz, como constaté ayer, sino también saber actuar. En fin.

No obstante, la inmensa belleza de la noche de amor de Tristan e Isolda, la riqueza de los niveles de lectura del libreto, el prodigio musical que supone esta obra y la original y atractiva puesta en escena de ese gran aunque singular pintor que es David Hockney, compensaron la floja actuación de los protagonistas suplentes. Podía haber sido peor. Y también mucho mejor, claro está.

Como de aquí a nada tengo que salir de viaje, sólo anotar dos cosas:

a) Para todos aquellos que leen la metafísica de Occidente como un Único Texto que acoje toda la producción cultural de Occidente, es decir, para aquellos que han realizado una lectura indigesta de Heidegger y Derrida, los textos de Wagner en Tristan und Isolde ofrecen un ejemplo de inversión de la trópica poética hegemónica en la literatura occidental que sitúa del lado de la luz, la distinción, el sol y la ley, lo positivo, la bondad, la divinidad y de la noche, la oscuridad, lo primigenio y la indistinción, lo negativo, la maldad, lo diabólico. En esta obra de Wagner esta distribución tropológica funciona justo al revés y, en este sentido, es un buen ejemplo de que la Cultura Occidental (si es que existe algo así) no es una superficie homogénea trazada con el mismo tejido.

b) A la hora de analizar la influencia de la retórica wagneriana en el nacionalsocialismo, Tristan proclama: "El honor de Tristan es su lealtad (o fidelidad)" que tiene una cercanía inquietante con el lema de las SS: "Mi honor es mi fidelidad". Creo que vale la pena averiguar si, como creo, existe alguna relación y si Himmler era un seguidor de Wagner y de esta ópera en particular.

Por otra parte, al llegar a casa me encontré con un correo de mi querido José Naveiras informándome de que ya ha visto la luz el número cinco de la revista en la que pone tanta dedicación y entusiasmo: "Es hora de embriagarse, con poesía". Cito el mensaje de José:

"Hola, buenas noticias: tras muchos problemas el número 5 de la revista "Es hora de embriagarse, con poesía" ha visto la luz. Cambio de formato y contenidos.

Ya se puede descargar el nuevo número de Es hora de embriagarse, con poesía, en concreto el número 5.
Lo podéis descargar desde el blog http//conpoesía.wordpress.com o directamente desde el link: http://conpoesia.files.wordpress.com/2010/02/es-hora-de-embriagarse-n5_web1.pdf

También puede verse en isuu en el link: http://issuu.com/pepeltenso/docs/es-hora-de-embriagarse-n5_web

Disfrutadla y si alguien quiere publicar en el número 6 que lo diga.

En breve saldrá una serie limitada en papel de 150 ejemplares que presentaremos en una mini fiesta. Os matendremos informados.

Os la adjunto de todas formas junto con la portada.

Espero que os guste y que la disfrutéis. Comunicad la buena nueva a cuanta más gente mejor."

Gracias José.

9 de febrero de 2010

9 de febrero de 2010: un poema del nuevo libro de Roger Wolfe


Hace más o menos un año empecé este cuaderno con un poema de la Poesía Completa, Noches de blanco papel (2008), de Roger Wolfe, uno de mis poetas preferidos y, creo, uno de los más importantes e influyentes en la poesía española de los últimos años, especialmente en la mayoría de las variantes "realistas" y "radicales".

Mientras acababa la novela de mi hermano y sigo con la de Barth, en los ratos muertos estoy leyendo esta nueva joya de Wolfe y creo que es una buena ocasión para, justo un año después, celebrar su poesía, mi gusto por ella y la relevancia de su obra.

Este poema, además, también habla de mí aunque el bueno de Roger no lo sepa...

"EL TRABAJO SUCIO

Yo haré
el trabajo
sucio

Karmelo C. Iribarren


He vuelto a la poesía.
A la que siempre
me ha gustado:
la poesía elegíaca, narrativa,
de reflexión profunda
y medidas dosis de ensimismamiento.
Leo a Parcerisas, a Joan Margarit.
Releo a Juan Luis Panero,
a Cesare Pavese y a Cernuda.
Descubro los poemas amorosos
de Abelardo Linares. Me deslumbro.
Son una maravilla.
Buena parte de mi propia
poesía no es así, lo sé.
Pero uno no siempre escribe
lo que les gusta leer.
Uno no escribe necesariamente
lo que quiere, sino lo que debe escribir.
Uno mira alrededor y se da cuenta
de que hay montañas de ropa sin lavar.
El trabajo sucio.
Alguien -como dice
mi amigo Iribarren- lo tiene que hacer".

(Afuera canta un mirlo, 2009).

8 de febrero de 2010

8 de febrero de 2010: John Barth y mi hermano

(Fuente: http://www.davidlouisedelman.com/barth/)

Llevo una semana en compañía de John Barth y de mi hermano. De sus novelas, para ser más exactos. Y está siendo una semana extremadamente placentera (lo que sobra se lo lleva el soberbio Roger Wolfe con su nuevo libro). De las más de mil páginas de la edición de The Sot-Weed Factor (El plantador de tabaco) en Cátedra, con una extraordinaria traducción, creo, de Eduardo Lago, he leído casi seiscientas. Los aproximadamente doscientos folios de la novela de mi hermano ya están concluidos.

Suena nepótico colocar en la misma frase a un autor consagrado junto a un familiar. En efecto. De hecho, así es como acostumbran a funcionar los procesos de canonización subjetivos: por afinidades, vínculos, contratos no escritos y a veces escritos, intercambios, intereses... Afortunadamente en los procesos sociales de canonización intervienen más variables y por ello el parentesco juega un papel muy reducido. Pero mi canon lo construyo, también, yo. No sólo el Sistema, la Tradición, los Medios de Comunicación, etc. También intervengo yo. Poquito, pero lo suficiente.

El placer de la lectura de la obra de Barth, una novela fabulosamente escrita y que destila oficio y buen humor, se presuponía y ya hablaré de ella cuando la concluya. Ahora me quedo sólo con la novela de mi hermano. Y lo cierto es que no es porque sea mi hermano pero estoy asombrado y entusiasmado: se trata, y espero que cuando sea publicada, este juicio sea corroborado, de una de las novelas más impresionantes que he leído en los últimos años aunque nunca llegue a estar entre las más vendidas, ni reseñadas, ni comentadas, ni celebradas.

Excelentemente escrita, con un estilo que me recuerda mucho al estudiado desaliño de Baroja, bien armada y eficazmente desarrollada, es una soberbia interpretación del capital en su más amplio sentido: de los tipos de capital de los que hablaba Bourdieu que se anudan en torno al todavía dominante, el económico y de cómo estructuran a los sujetos y su mundo; de cómo estructuran nuestro mundo hoy día.

Sin dogmatismos, ni recetas, pero tampoco sin hacer gala de una neutralidad aséptica, después de leerla surge inevitablemente la obligación moral de plantearse la vieja pregunta de Lenin, "¿Qué hacer?" cuando nuestro ser es, ya, una mercancía más, una reificación más del capital.

Espero que esté pronto en el mercado.

Mientras tanto, en esta nueva tarde lluviosa voy a seguir con Barth y Lenin...

7 de febrero de 2010

7 de febrero: la Super Bowl y Brett Favre


Hoy se juega la Super Bowl entre los Indianapolis Colts y los New Orleans Saints. Una final entre dos de los cuatro mejores quarterbacks en activo: Peyton Manning y Drew Brees (los otros dos serían probablemente el legendario Brett Favre y Tom Brady)

Brees y los Saints han sido responsables de la eliminación de los Vikings de Favre y han evitado que tuviera que volver a reescribir "Brett Favre se retira. Variación sobre 'Farewell to Four' (Anónimo)". Se retiró, volvió, me estropeó el poema y, si hubiera ganado aunque me hubiera alegrado mucho, me lo hubiera estropeado definitivamente, así como mi vivencia de él, mi recepción de lo que escribí, lo que escribí propiamente y mi memoria de Favre. Mejor así.

Es lo que tiene el tiempo: que pone a cada uno en su lugar...

Por cierto: gracias a la "piratería" (como la llaman los Autores y Editores, los Creadores, en fin) podré verla en directo sin tener que pagar porque lamentablemente, y eso es lo que tiene la Cultura (¡el deporte tamibén es cultura!), para ver el partido tenía que subscribirme a un Canal temático que va con otros treinta y tantos y me cuestan una sustanciosa cantidad al mes. No hay pay per view para un partido de American football por estos lares. La Cultura me convierte en un colaborador objetivo de los piratas...

6 de febrero de 2010

6 de febrero de 2010: ¿Reforma o Revolución?


¿Lo que ayer concluía tiene que ver con el debate que Rosa Luxemburg planteó entre "Reforma o Revolución"? En realidad no. La necesidad que experimento de justificar la modificación del actual orden económico, social y moral para el cual creo que no sirve la etiqueta "capitalismo" ya no cabe bajo ese falso debate porque, de antemano, creo que hay que renunciar a jugar con esas reglas. Preferir que no fenezca una estructura social a que su defunción comporte sufrimiento y muerte de los más desfavorecidos ya indica que nos estamos alejando de los modelos de inteligibilidad política dominantes.

Ni reforma, ni revolución. Ni reforma entendida como mejora posible del orden mediante la aceptación de sus reglas de juego -en cuanto las aceptas de buen grado se ha acabado cualquier resistencia ética-, ni revolución entendida como cambio drástico y sangriento del orden existente en pos de un futuro que se cree mejor pero que desde el mismo instante en que se asume que debe comportar la muerte de "culpables" pero también de "inocentes", porque el fin justifica los medios, ha emprendido su corrupción ética.

Ya hace cuarenta años que Habermas hablaba sobre "El capitalismo tardío" y sus problemas de legitimación suscitando un notable consenso respecto a la calificación de "tardío". Pero ese capitalismo tardío ha mutado tanto y tan rápido que dudo que se pueda seguir hablando de "capitalismo". Que hay ricos y pobres, beneficiados y desfavorecidos está claro y que las diferencias entre "clases" (un concepto que debería ser rigurosamente recompuesto) son cada vez mayores, sí. Pero eso también se podía aplicar al feudalismo, al esclavismo, etc.

Me temo que estamos ante un nuevo sistema económico, distributivo y ético que conserva muchas de las estructuras del antiguo capitalismo pero que es substancialmente diferente y no sirven para él las viejas estrategias marxistas. Los dilemas, las alternativas, las decisiones que creíamos que había que tomar hace tan sólo viente o treinta años, puede que las vivamos aún como necesarias, vigentes, candentes, pero lo más probable es que ya sólo sean restos de un pasado que ha pasado muy deprisa.

Con todo: la justicia social y la lucha contra el sufrimiento no han quedado obsoletas porque tengo la impresión de que son constantes en la historia del Homo Sapiens.

5 de febrero de 2010

5 de febrero de 2010: ¿Cuanto peor, mejor?


Ayer de desplomó el Ibex 35. Las pérdidas llegaron casi al 6% pero yo no me enteré hasta las nueve de la noche cuando el anuncio de la debacle encabezó un Telenotícies en el que hasta los habitualmente mesurados y estirados presentadores de las noticias de la televisión catalana sucumbieron por momentos a su papel como generadores de estrés.

Los periodistas difícilmente se resisten a cumplir su papel de excitar la ansiedad de la opinión pública y ayer no fue una excepción. Si las crisis bursátiles dependen de factores psicológicos ya pueden encomendarse a algún santo los accionistas españoles porque el gremio periodístico está dispuesto a ensañarse para generar el sobresalto necesario.

De todas formas, lo importante para mí no fue constatar por enésima vez este papel de los medios, acertadamente descrito por Sloterdijk, sino cómo me afectó. Lo cierto es que no me importa mucho la suerte de los accionistas: ya saben a lo que juegan o deberían saberlo. Son mayorcitos y a nadie le ponen una pistola en un pecho. Hay otras maneras de sacarle un mínimo provecho a los ahorros si de eso se trata pero claro es que no se trata de eso. Se trata de la antigua cultura del pelotazo y la lotería: a ver si sin pegar un palo al agua, sólo apostando, me enriquezco. Si se arruinan pues mala suerte. Si algunas empresas se ven en dificultades pues... es su problema también, sobre todo si pienso en sus ejecutivos. Si pienso en los asalariados que no intervienen en las decisiones la cosa cambia pero no me estremezco...

Mas si me preocupé ante la posibilidad de que Santiago Niño Becerra tuviera razón, siquiera en una mínima parte, referida a la Península Ibérica, en sus pronósticos desarrollados en El crash del 2010. Una buena síntesis de sus "profecías" y argumentaciones se pueden leer aquí.

Hace cinco o diez años, ver síntomas de que lo dicho en los siguientes párrafos tiene visos de cumplirse me hubiera entusiasmado:

"El mes que va a comenzar dentro de pocas semanas va a ser el inicio del acto final de la obra en que el planeta lleva participando desde 1820, es decir, el próximo Septiembre va a suponer el principio del fin del sistema económico en que nos hallamos inmersos desde hace casi dos siglos, y que se manifestará en una gran crisis que se iniciará en el año 2010. A partir de aquí, el sistema irá evolucionando hasta su total transformación en otro muy diferente siguiendo un proceso estructuralmente semejante por el que el Sistema Mercantilista pasó en la segunda mitad del siglo XVIII.

La crisis del 2010, por tanto, será consecuencia del proceso de muerte de la estructura actual; muerte que por dramático que pueda parecernos, no hace más que encuadrase en la dinámica histórica que lleva aconteciendo en los últimos dos mil años; una dinámica que supone que todo cambia, evoluciona, se agota y muere (...)

A partir de Mayo del año 2010 se producirá una degradación acelerada de la situación. Se vive al día y no existe ningún tipo de apoyos externos, por lo que el ‘que cada palo aguante su vela’ se hará ley.

Debido a la entrada en crisis de los elementos fundamentales de nuestro sistema, se llega al agotamiento de la capacidad de competición, el espíritu que, desde su nacimiento a principios del siglo XIX, ha guiado el Capitalismo. La razón será obvia: si el objetivo último es la supervivencia, ¿contra quien competir?, ello tendrá un efecto demoledor sobre los principios que daban sentido al concepto de ‘emprendedor’.

Paralelamente, se irá manifestando la falta de petróleo así como de la mayoría de las commodities que son esenciales para la actividad económica, lo que acelerará la puesta en marcha de políticas tendentes a la determinación de necesidades esenciales, por lo que, probablemente, se implantará el racionamiento de muchos bienes y servicios que, muy bien, puede ser complementado con alzas de precios a fin de forzar la reducción del consumo de los bienes y servicios racionados por debajo, incluso, de la capacidad de producción y suministro de la oferta; el objetivo será, claramente, el ahorro de recursos.

Llegados a este punto se manifestará un problema que hoy ya ha sido abordado por algunos expertos: el excedente de factor trabajo de baja o muy baja cualificación que en estos últimos años ha desempeñado tareas de bajo valor añadido y que, fundamentalmente, está personalizado en la población inmigrante, a esto se añadirán probables tensiones entre la población inmigrante y la autóctona debido a la escasez de empleos y recursos.

La dinámica regulatoria y de delimitación en vigor, puede decidir la conversión de ciertos barrios en guetos vigilados en los que pueden ser aisladas personas no necesarias y calificadas como potencialmente conflictivas y donde llevarán una existencia marginal. Esta política será ampliamente respaldada debido a las protestas sociales que la situación ya llevará meses generando y que, en algunas zonas, podrá dar lugar a la aparición de guerrillas urbanas.

La falta de expectativas llevará a que a lo largo del año 2009 se vaya generalizando la sensación de que ‘esto, se acabó’. Cuando lleguemos a este punto la crisis ya se habrá instalado en el planeta."

Por mi formación marxista teñida de milenarismo hubiera llevado años esperando este momento. "Cuanto peor, mejor". Los estertores del Capitalismo, del Sistema, el Fin de la Opresión. Ahora mi opinión acerca del Capitalismo no ha cambiado pero, por un lado, dudo que el modo de producción actual pueda ser considerado bajo la clásica categoría de "capitalismo" y, por otro, no tengo claro que la destrucción del "Sistema" sea un valor en sí mismo que se pueda considerar independientemente de la cantidad de vidas que destruirá: ¿cuándo en nuestras representaciones de la Revolución y del Fin del Sistema aparecían los ancianos, los niños o los discapacitados? ¿Donde estaban? ¿Dónde están en las guerras revolucionarias o de liberación nacional? Sólo hay jóvenes enardecidos y entusiastas o adultos responsables con una Misión Histórica sobre sus hombros. Los ancianos se arrastran por las carreteras, los niños buscan comida donde pueden y los discapacitados y enfermos languidecen en hospitales o encerrados en sus casas.

El cielo está encapotado sobre Barcelona. Las calles, mojadas. No hace frío pero el día aunque se anunció soleado parece resistirse a abandonar la atmósfera de pesadez. Tengo trabajo y no puedo seguir por el momento. Lo haré por la noche.

Sólo un último apunte acerca de la constatación anterior: no me entusiasma, es más, me aterra, el Fin del Sistema por Implosión, Catástrofe o Cataclismo Milenarista, debido al sufrimiento que generará, por ejemplo, a mi madre y a mis hijos. ¿El Sistema actual no les hace sufrir? Lamentablemente, me temo que no tanto como podrían sufrir con su Colapso y yo ya no soy tan romántico, ciego y megalómano como para preferir el Apocalipsis del que surgirá el Nuevo Mundo y que se cobrará las piezas de los que están en los márgenes, a la minimización del sufrimiento de esas piezas marginales que son, hoy por hoy, mis hijos y mi madre.

3 de febrero de 2010

3 de febrero de 2010: de las dificultades inherentes a la compatibilización de trabajo y literatura


Ayer fue un día ejemplar para mostrar, y demostrar elevando la anécdota a ejemplo y el ejemplo a caso de un principio más abstracto, hasta qué punto la dedicación a la literatura es una cuestión de capital en el más amplio sentido del término.

Por la mañana, nada más levantarme, aún con con los ojos hinchados por una mala noche -me desperté a las tres de la mañana con un intenso dolor de estómago que no se calmó hasta una hora después, gracias a la distracción televisiva y unas hierbas digestivas- empiezo a actualizar la página web del sindicato para el que trabajo. Sin haberla acabado, acompaño a Marc al colegio. Tenía ganas de estar con él y charlar de fútbol americano (la Super Bowl se juega el domingo), nuestro "mantra" común, pero una serie de llamadas de móvil relacionadas con el trabajo sólo me permitieron hacerle unos gestos, darle un beso y despedirlo a unos cien metros de la escuela.

De vuelta a casa acabo la actualización y salgo corriendo hacia el Departamento de Educación, en la Vía Augusta, para recibir "formación" sobre un aplicativo que necesitamos conocer para facilitar certificados automatizados de nuestros cursos de formación homologados. Me llevo El plantador de tabaco de Barth para aprovechar el tiempo pus la novela de mi hermano, que también estoy leyendo, es poco manejable como manuscrito impreso (por las dos caras: escasez de papel).

Cuando por fin acabo, marcho hacia la oficina del sindicato, en la calle Pelayo donde intento, con mi compañero Flavio, poner en marcha un servidor con una distribución Linux, la "Ubuntu - Karmic Koala". Una hora después lo dejamos correr. Hay que reinstalarla porque ni él ni yo nos conseguimos acordar de la contraseña de entrada. Lo instalamos hace dos meses y no hemos podido volver a trabajar sobre ella y, por supuesto, no se nos ocurrió apuntar la contraseña.

Tomo el metro deprisa para llegar y hacerle la comida a Marc. Llegan Clàudia y Esther y comemos rápido porque Esther tiene que acompañar a Marc antes de seguir su jornada de tarde. Aprovecho para leer, estirado en la cama, unas páginas de la novela de mi hermano pero vuelve otra ronda de llamadas y sólo avanzo dos páginas.

En la revisión de la actualidad de cada tarde para la página web (hay que actualizarla varias veces al día) me acuerdo de que José Naveiras me ha enviado el enlace para que me descargue la nueva versión del libro en el que estamos trabajando desde hace un año. Lo pongo a bajar y recuerdo que tengo que escribir a Juan Ramón Mansilla (ha salido el número 3 de "Hilos de araña") y al editor Carlos Morales ("Toro de Barro") autor de una memorable edición del Cantar de los cantares. Pero se hace tarde. Tengo una reunión para aclarar aspectos del nuevo curso que estamos organizando y que comienza en pocas semanas.

Antes voy al Liceo a recoger las entradas de Tristan e Isolda, con decorados de Hockney, es todo lo que sé, y pierdo los nervios y conmigo un pobre mensajero, ante la morosidad de la señorita de atención al público que atiende con parsimonia a un individuo disfrazado de artista (sombrero, abrigo caro, pelo larguísimo, habla muy afectada) que entabla una agradable conversación sobre abonos, obras y gustos. Tarde, llego a la reunión que se prolonga una hora y media.

Por fin, llego a casa sobre las 19:30 y mi hijo me espera para jugar. Es un momento clave: tengo correos pendientes y me llega uno de María Jesús Silva, Ada, que me comenta, de paso, su extrañeza ante mi juicio sobre Auden. Una retahíla de correos de asuntos sindicales aparecen inmediatamente después.

Respondo los laborales y luego escribo a María Jesús, Juan Ramón y Carlos. Son las ocho. Ayudo a preparar la cena para el crío y reparto la ropa planchada mientras Esther prepara nuestra cena. Cuando acabo, Marc me espera para su cotidiana lectura. Leo un poco más de Barth.

Son las nueve pasadas. Ceno, me estiro en el sofá para ver House y cuando acaba intento continuar con la escritura de una novela en la que llevo metido diez años, más o menos. Son más de las doce y con menos de un cuarto de página escrita me voy a dormir para despertarme, otra vez, con un brutal dolor de estómago a las cuatro de la mañana. Intento aprovechar el malestar para leer pero no lo consigo. Una tanda de PS3 para jugar con Boise State Universityes todo lo que soy capaz de hacer y a las cinco a dormir.

Hoy me levanto y antes de empezar la jornada reviso los Blogs y veo que David González ya ha leído las cartas de amor de Bonnie & Clyde que salían el 1 de febrero a la venta. Lo ha leído por la tarde y de una tirada. Y yo recuerdo que quería ese libro, entre otras cosas, porque lo ha traducido Albert Fuentes, hijo de mi querido Manuel Fuentes, que no sé cuándo podré leerlo y siento envidia, mucha envidia, por no disponer del capital necesario (ni el económico ni el simbólico -ser un autor reconocido-) para dedicar más tiempo a la literatura aunque me alegre por David.

Ssiento que la literatura sigue siendo, también, para mí, una cuestión de clase social y el Dietario, género que este año estoy trabajando en esta bitácora, un lujo al alcance sólo de unos privilegiados: un género al alcance de unos pocos.

Pero ahí estoy: luchando por escribir un Dietario. El Dietario de un pobre diablo aburguesado sin capital literario y sin tiempo.

2 de febrero de 2010

2 de febrero de 2010: un poema de Robert Lowell...


De la lectura de Lowell hay mucho que destacar pero me quedaría con el poema sobre W.H. Auden que cuelgo en la versión que he encontrado colgada en la web de la UNAM y que me gusta más que la que he tenido el placer de leer en Losada.

"
Desde 1939

Nos perdimos la declaración de guerra,
en la luna de miel, en tren hacia el oeste;
en los revolucionarios treintas
fatigamos los Poemas de Auden, hasta que bajamos
la cabeza
de acuerdo al caminar
de lo anacrónico, confortable y mezquino...
Hoy de más cosas me pierdo,
mi equivocación es más consciente.
Veo otra muchacha leyendo el último libro de Auden.
Debe ser muy moderna,
usa el pretérito para diseccionarlo.

Como Munich, él es ahora histórico
y quizá maduró
hasta amar la podre del capitalismo.
Vivimos todavía
entre el demonio de sus negligencias
que él quiso desdeñar
con la excentricidad malévola de la vejez.

En nuestro inconcluso y revolucionario presente
nada comienza y todo ha terminado.
El Diablo sobrevive a sus vacías esquelas
y se dirige, cojeando y maldiciente, a su demolición,
la pesadez moral más allá de balanzas,
vómito circular como manchas
de hierba amarillenta.

Inglaterra y Estados Unidos han durado
lo suficiente para temerle a su pasado,
los hábitos se aprietan como cera.
los alegres, los prósperos, su ácida violencia.

Hace unos diez años
caballerosos negros africanos revisaron
su pequeño cementerio inglés y en la basura
sofocaron estatuas
de la Reina Victoria, de Kitchener, de mercenarios
de Belfast
tallados en jabón y por mandato desangrados hasta
la blancura.
Los apresan las cartas marcadas que norman su
salario—
que el infortunio soberano abandonen.

¿Se entusiasmaron demasiado como una gran actriz dedicada a probarse su vestuario?
¿Tal vez creyeron que ellos revivirían
de proseguir su espíritu?

Sentimos a la máquina huir de nuestras manos,
como si alguien más la condujera;
si vemos una luz al fin del túnel
es la luz de otro tren que se aproxima"

Para no faltar a la verdad una de las razones de que me guste este poema es que desde mi más tierna adolescencia he detestado a Auden. No sé porqué pero sin leerlo me caía mal. Me lo representaba como el típico dandy de izquierdas que pontificaba sobre el fin de un capitalismo del cual extraía pingües beneficios, siempre presto a ponerse a la cabeza de las "causas justas" pero por egolatría, no por compasión o convicción. De adulto lo he leído y debo reconocer que es un gran poeta. Pero aquella imagen que me forjé de él ahí continúa: me sigue cayendo mal y no tengo ningún libro suyo en mis librerías.