25 de junio de 2021

Otra efemérides: ochenta años de la masace de Kovno

 


Unas semanas atrás uno se hizo eco del setenta aniversario de la ejecución de Ohlendorf aprovechando la conmemoración para plantear alguna pregunta. En ese momento manifesté mi poco aprecio por las efemérides pero que, en pocas semanas, recordaría otro acontecimiento. Hoy se cumplen ochenta años del inicio de los progromos de Kovno (Kaunas) instigados por el Einsatzgruppe A de Walter Stahlecker, pero perpetrados por los nacionalistas lituanos dirigidos por Algirdas Klimaitis.



 

Según el informe que el propio Stahlecker redactó en octubre de 1941 y envió a la RSHA, que detallaba ya en los primeros tres meses de ocupación de la zona de los estados bálticos 118,000 judíos asesinados (incluyendo en algunos casos mujeres y niños), los partidarios de Klimaitis asesinaron a más de 1500 judíos la primera noche (la del 25) y a más de 2300 en las siguientes. Estos progromos tuvieron lugar en distintos escenarios. Uno de ellos fue en el garaje Litukis, en la avenida Vitautas, donde entre 50 y 80 judíos en función de las fuentes (68 según Wikipedia), fueron apaleados hasta la muerte en actos públicos a los que asistieron incluso niños, como puede comprobarse en las fotografías que se tomaron, entre el 25 y el 27 de junio. Entre los espectadores también había soldados de la Wehrmacht.

El Oberst Lothar Von Bischoffshausen, de la Wehrmacht, relató en 1959:

"Llegué a Kovno en la tarde del 27 de junio de 1941. Mientras patrullaba la ciudad me encontré con una multitud de personas que se habían reunido junto a una estación de servicio para observar que estaba sucediendo en el patio adyacente. Había mujeres en la multitud y muchas de ellas se sentaron en sillas y cajones para que ellos y sus hijos pudieran ver mejor el “espectáculo” que se está llevando a cabo en el patio de abajo. Al principio pensé que esto debía ser una celebración de la victoria o algún tipo de evento deportivo debido a los vítores, aplausos y risas que seguían estallando.

Sin embargo, cuando pregunté qué estaba pasando, me dijeron que el “traficante de la muerte de Kovno” estaba en el trabajo y él se aseguraría de que todos los “traidores y colaboradores” recibieran un castigo adecuado por su “traición”. Cuando me acerqué, presencié una muestra de brutalidad que no tenía paralelo con lo que vi en combate durante dos guerras mundiales.

De pie sobre la pista en el patio había un joven rubio de unos 25 años. Se apoyaba en una larga barra de hierro tan gruesa como un brazo humano y alrededor de sus pies yacía entre quince y veinte personas que estaban muriendo o ya muertas. A pocos metros de él se encontraba otro grupo de individuos que estaban custodiados por hombres armados. Cada pocos minutos señalaba con su mano y otra persona avanzaba silenciosamente hacia adelante y le rompían el cráneo con un golpe de la enorme barra de hierro que el asesino tenía en la mano. Cada golpe que lanzó provocó otra ronda de aplausos y vítores de la multitud cautivada."

 

 

Historiadores revisionistas lituanos han argüido que el testimonio de Bischoffshausen estuvo "preparado", que los muertos no fueron tantos, que las fechas eran incorrectas (según él tuvo lugar el 27 cuando al parecer sucedió el 25), que en realidad se trataba de funcionarios de los aparatos de seguridad bolcheviques o que las muertes (se niegan a utilizar la palabra "masacre") fueron dirigidas por los nazis y no meramente instigadas o que Stahlecker "infló" el número de asesinados.

Con todo, independientemente de esos debates "escolásticos" que denunciaba Yehuda Bauer, es incontrovertible que centenares o miles de judíos fueron asesinados cruelmente por activistas lituanos entre el 25 y el 29 de junio en Kovno. Que fueran manipulados o no por los nazis no afecta en demasía al veredicto moral y jurídico que merecerían. En todo caso, la matanza del garaje y las de Kovno, impugnan:

a) la idea de que el genocidio nacionalsocialista fue, a lo largo de su funcionamiento, una empresa de la que el pueblo alemán no sabía nada. Eso pudo suceder con la "operación Reinhardt" (el exterminio de judíos en los campos polacos) durante el período 1942-1943, pero las ejecuciones masivas en el transcurso de la invasión de Rusia no fueron secretas: no sólo porque los Einsatzgruppen enviaban informes continuos sobre las eliminaciones, sino porque muchas de las ejecuciones masivas tuvieron lugar a plena luz del día y en lugares públicos; la prohibición de fotografías no llegó hasta que su difusión por todo el país y las repercusiones propagandísticas del descubrimiento de las fosas de Katyn llevaron a Himmler a tomar la decisión de vetarlas;

b) la creencia de que el exterminio de los judíos europeos fue una empresa únicamente alemana: en diferente grado, miles de lituanos, letones, ucranianos o croatas participaron significativamente y de un modo activo en la aniquilación de miles de judíos: no se trató de casos singulares y aislados;

c) la visión aséptica e industrial del proceso de destrucción de los judíos europeos, el modelo que lo reconstruye como el resultado de un engranaje racional, burocrático y "científico" planificado meticulosamente que se condensaría, metafóricamente, en "Auschwitz". Quizás Auschwitz admita esta consideración: el ensamblaje de decisiones administrativas, planteamientos técnicos y procedimientos industriales presididos por un cálculo racional; ese modelo descrito por Zygmunt Bauman y que ha gozado de tanto éxito en las últimas décadas: "Por el contrario [la Solución Final], surgió de un proceder auténticamente racional y fue generada por una burocracia fiel a su estilo y a su razón de ser... El Holocausto no resultó de un escape irracional de aquellos residuos todavía no erradicados de la barbarie premoderna (...) el antisemitismo no nos ofrece ninguna explicación del Holocausto" (Modernidad y Holocausto, p22, 45). Pero Auschwitz, donde por otra parte menudearon las torturas, violaciones y crueldades ajenas a la maximización racional, fue sólo una parte del exterminio, importante, pero una parte. Incluso en campos como Treblinka o Sobibor no imperó precisamente el asesinato impersonal exento de odio sino, por contra, la crueldad extrema, el sadismo, la prolongación innecesaria del sufrimiento... Como resaltó en su momento Daniel J. Goldhagen, durante todo el proceso aniquilador la brutalidad, el salvajismo y el dolor gratuito e innecesario fueron la constante mientras que las metodologías "limpias" (los engaños, las colas ordenadas sin recibir latigazos, sin ser acosados y mordidos por perros, sin disparos, sin niños asesinados ante las madres, etc.) fueron más bien elementos aislados. Algunos elementos del acontecimiento fueron presididos por una lógica racional, pero no todos ni siquiera la mayoría: en gran parte de los "pequeños holocaustos" dominó la ausencia de razón, el prejuicio, la barbarie, el odio, el fanatismo, la brutalidad. No fue, únicamente, ni  en mayor medida, el fruto aquilatado de una racionalidad instrumental.


16 de junio de 2021

Polisemia e ideología: ¿por una educación democrática, social verde y feminista?


Hoy, los docentes catalanes han recibido un correo electrónico en el cual el nuevo Conseller d'Educació presentaba su equipo, el que debe regir durante los próximos cuatro años el proyecto educativo de la Generalitat republicana. En el penúltimo párrafo de la misiva, Josep González i Cambray afirmaba que "estamos a vuestra disposición, y avanzaremos juntos para (sic) una educación más social, democrática, verde y feminista".

Bien, la primera medida de calado en pos de esta educación social, democrática, verde y feminista, ha sido extender el poder de los equipos directivos para seleccionar a los substitutos sin necesidad de respetar los principios de transparencia y mérito. Uno no acaba de ver que la arbitrariedad y la carencia de reglamentación sea más democrático, ni mucho menos más verde o feminista, pero puedo estar equivocado...

¿Ideología pura y dura? ¿Mistificación y falseamiento de la realidad al amparo de la polisemia y la hipérbole? ¿O será que "las palabras tienen amo", como decía Lewis Carroll?

 

15 de junio de 2021

Nada nuevo bajo el sol: una breve nota curiosa sobre la moda del "aprendizaje competencial"

 

Preparando una charla sobre la historia sindical en el ámbito de la enseñanza en Catalunya, se topa uno con la "Orden de 22 de marzo de 1975 por la que se desarrolla el Decreto 160/1975, de 23 de enero, que aprueba el Plan de Estudios del Bachillerato, y se regula el Curso de Orientación Universitaria", dependiente de la Ley General de Educación de 1973, la ley educativa franquista, y no puede por menos de hallar una sorprendente proximidad entre sus finalidades y las que hoy día se proclaman desde la mayoría de las instituciones de representación política y el "bonismo" pedagógico neoliberal y pseudoizquierdista, acerca de la necesidad de profundizar en los aprendizajes significativos e interrelacionados, potenciar los valores y abandonar la "acumulación memorística" de conocimientos.

En la citada orden se señala que "los Centros docentes deben tomar en consideración la complejidad del proceso educativo que no puede limitarse a la transmisión de conocimientos, por lo que deben llevar a cabo la programación de otras actividades de carácter formativo que son indispensables para cumplir las finalidades que el artículo 22 de la Ley General de Educación señala para el Bachillerato" (sn).

¿Y cuáles son esas finalidades que señala el artículo 22?

"Uno. En el Bachillerato se concederá una atención preferente a la formación del carácter, al desarrollo de hábitos religioso-morales, cívico-sociales, de estudio, de trabajo y de autodominio y a la educación física y deportiva. Todo ello, en un ambiente que propicie la colaboración con los demás y el entrenamiento progresivo en actividades y responsabilidades sociales.

Dos. El contenido de las enseñanzas tenderá a procurar una sólida base cultural, desarrollándose aquéllas con criterio progresivamente sistemático y científico, con el fin de lograr, más que el acopio y extensión de los conocimientos, la capacitación para organizar aquéllos en síntesis coherentes y para interrelacionar las nociones.

Tres. Se organizarán actividades en las que el alumno aprecie el valor y la dignidad del trabajo y vea facilitada su orientación vocacional."

Tachemos alguna palabra como "religioso" o "carácter" y actualicemos términos que se utilizan poco como "hábitos" y "formación". El resto, ¿no habla de el desarrollo de valores morales y cívicos, de crear un ambiente que propicie la cooperación y la ciudadanía? Y cuando se dice que se debe lograr "más que el acopio y extensión de los conocimientos", la capacidad (o competencia) de organizarlos en síntesis e interrelacionar los conceptos ¿se está demasiado lejos de la jerga competencial y sus transversalidades, ámbitos, significatividades, proyectos, etc?

Vale, el punto tres puede admitirse que no suena demasiado cercano. Mas ¿no será porque ya no es necesario que los alumnos aprecien el valor del trabajo y porque su orientación ya no tiene que ser vocacional?

11 de junio de 2021

Retorno a la poesía: Moga

 

Tras una larga temporada lejos de la poesía, ocupado el tiempo en abordar un ensayo sobre moralidad que se ha alargado más de lo previsto así como las sucesivas escrituras y reescrituras del libro anteriormente conocido como Rememoración por fin concluido, hace unos días la emprendí con la traducción castellana de la poesía completa de Herbert. Una buena forma de volver a ella que aun lo ha sido más al reencontrarme, física y literariamente, con Eduardo Moga y leer de un tirón, al mismo tiempo, dos de sus últimos libros, Mi padre y Tú no morirás

Dúo de poetas que se transforma en tríada y, pronto, en multitud, pues de la misma forma que hay dos Herbert bien distintos e incluso varios más conforme se avanza por el volumen, los dos libros de Eduardo pertenecerán fácticamente al mismo autor, pero corresponden a dos poetas bien diferentes aunque se puedan trazar entre ellos proximidades y concomitancias. 

El poeta de Mi padre es sobrio, contenido, crudo y cruel, de un lirismo que casi no es, tal que se podría decir que está próximo a un grado cero de la lírica. En cambio, el de Tú no morirás, se acerca más al poeta torrencial de Insumisión y Muerte y Amapolas en Alexandra Avenue, a ese poeta corporal, avasallador, a ese escritor excesivo y del exceso. Si de Mi padre uno destacaría la fuerza de la cohesión entre el texto y la experiencia, la brillantez del retrato y la insobornable voluntad de verdad, de Tú no morirás, resaltaría la belleza de los poemas que toman como eje de su composición el desamor. Los amorosos no les desmerecen en absoluto, pero tal vez por la enorme codificación del amor en su sentido positivo (como plenitud, correspondencia, presencia o ímpetu) en el repertorio de la literatura castellana, de la que uno confiesa estar saturado, o, especialmente, porque el amor como motivo poético me parece más pobre en matices y detalles, menos flexible y abierto, menos lábil y ambiguo que su contrario -o si se prefiere que él mismo en su sentido negativo, en su dimensión de falta, carencia, ausencia o pérdida-, donde más descuella el libro es en aquellos en que la voz del poeta se entrega al lenguaje de la privación: aquí el segundo Moga (o el primero) resulta, además de persuasivo y convincente, sencillamente, magistral, memorable.

"Soy yo el que anda por el pasillo, sin otra aspiración ni destino que encontrarme conmigo al final del pasillo. Soy yo el que ve las cosas,que, perserverantes en ser cosas, enclavadas en su vuelo, pasan junto a mí. Soy yo el que se adentra en un espacio sin nadie, en el que encarno a todos los seres posibles. Soy yo el que sobrenada en una ausencia en la que solo estoy yo. 

    La taza que sostengo no conoce otra mano que la mía. Ni otros labios. Ni otra sed. 

    El té que bebo es la única realidad del universo.

    Nadie más que yo oye este silencio que se adensa entre paredes de piel y paredes de ladrillo. 

    Mi desnudez no conoce otro escándalo que el que me devuelven los espejos.

    El sudor me amortaja. 

    Ojos, testículos, latidos: míos, solos. 

    El pájaro que canta, y cuyo canto rasga el lienzo azulado de la tarde, comparte mi soledad. 

    También el sol está solo. 

    El yo no es otro: el yo es este agolpamiento de cavidades que me sepulta; el yo, caparazón de sombra, ceñido por quebraduras vertiginosas, me abruma y me desampara; el yo me impregna de sus fluidos sólidos, de su latitud omnipresente. El yo es lo que alcanzo a ver cuando cierro los ojos. La nada se hermosea de tiniebla, una tiniebla rígida: eso soy. La plenitud se vacía y sus sedimentos me acometen: me desordenan. El yo se expande braceando como un lunático: con la venenosa elegancia de una medusa, con sus hilachas hostiles, abraza las estanterías de los libros, y alisa las naranjas del frutero, y se duele de que el reloj funcione, y chilla sin despegar los labios.

    Todo es yo, y nada soy".

7 de junio de 2021

Una efemérides: 70 años de la ejecución de Otto Ohlendorf


Uno no acostumbra a utilizar las efemérides como motivo ni literario ni reflexivo. No obstante, como las excepciones confirman la regla, haré una hoy y otra más el próximo 25 de junio.

La primera. El 7 de junio de 1951 Otto Ohlendorf fue ejecutado en la prisión de Landsberg en cumplimiento de la sentencia dictada por el NMT (Nuremberg Military Tribunal) en el caso número 9: The United States of America against Otto Ohlendorf, et al. Junto a él fueron colgados los también oficiales de los Einsatzgruppen Paul Blobel, Erich Naumann y Werner Braune, así como el responsable de la Oficina Económica y Administrativa de las SS (WVHA), Oswald Pohl y los oficiales de campos de concentración Hans Schmidt y Georg Schallermair. Fueron los últimos nazis ajusticiados en el marco de los procesos de Nuremberg. Aunque el cumplimiento de la sentencia se produjo con bastante posterioridad a su enjuiciamiento y condena, hasta el punto de que Joseph Billing en la revista Le Monde Juif, en marzo de 1951, no descartaba la suspensión de su pena y su posterior excarcelación, como había sucedido antes con otros destacados criminales de guerra nacionalsocialistas. 
 
Y esta posibilidad de conmutación de la pena y la posterior excarcelación del responsable del asesinato de varias decenas de miles de judíos, entrevista por algunos en los primeros meses de 1951, ejemplifica un problema, un "caso límite", para el abolicionismo radical respecto a la pena de muerte. ¿Realmente consideraríamos que la declaración de guerra de Estados Unidos contra Otto Ohlendorf fue inútil e innecesaria, como Beccaria consideraba que era la pena de muerte? El jurista italiano escribía en el capítulo XXVIII de De los delitos y las penas: "No es, pues, la pena de muerte derecho, cuando tengo demostrado que no puede serlo, es sólo una guerra de la nación contra un ciudadano, porque juzga útil o necesaria la destrucción de su ser. Pero si demostrase que la pena de muerte no es útil ni es necesaria, habré vencido la causa en favor de la humanidad". En este caso, ¿hubiera vencido la causa de la humanidad si el SS hubiera sido excarcelado, como varios de sus conmilitones, en 1958?

En castellano disponemos de un texto espléndido para aproximarse específicamente al personaje de Ohlendorf desde una óptica global. El artículo de Ferran Gallego "Otto Ohlendorf en perspectiva. Radicalismo ideológico, ingeniería social y violencia de masas en el fascismo alemán" (2016) es un interesantísimo estudio que contextualiza su figura y describe eficazmente los elementos nucleares y distintivos del nacionalsocialismo a través de ella.

Menos detallados, pero también dignos de tener en cuenta si se quiere obtener una impresión menos detallada, son el clásico de Heinz Höhne, La orden de la calavera (primera edición en alemán de 1967), que ilustra el paradigma dominante en la historiografía sobre el responsable del SD-Inland durante la segunda mitad del siglo, o el más contemporáneo Creer y destruir. Los intelectuales en la máquina de guerra de las SS de Christian Ingrao (edición original en francés de 2010), que impugna esta perspectiva antaño hegemónica.

Finalmente, una aproximación útil por sus fuentes y por los documentos que utiliza, la ofrece la tesis doctoral de Jennifer B. Capiani An 'Alter Kampfer' at the Forefront of the Holocaust: Otto Ohlendorf Between Careerism and Nazi Fundamentalism (2017).

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Por un cierto sentido decadente del pudor he omitido la fotografía del cadáver de Ohlendorf. Si alguno está interesado, el documental de National Geographic Einsatzgruppen: Los escuadrones nazis de la muerte (2009), la reproduce tranquilamente. Algunas fuentes señalan que tardó mucho en morir. El rcitus de sus manos en el cuello y su expresión parecen corroborarlo....