El de ayer fue un día que, tal vez, quede señalado durante unos años. Cuanto menos para aquellos que padecimos (o abrazamos) el delirio totalitario.
Por un lado, Gaddafi fue linchado y ejecutado. Un final sórdido para una tiranía no menos sórdida. Su caída debe ser motivo de alegría. Su ejecución, al menos para uno, no.
Por otro, y más relevante por su proximidad, ETA capituló sin condiciones finalmente. La "guerra del Norte" ha concluido, 43 años después, con la derrota militar de ETA y esto, y no otra cosa, en opinión de uno, es lo que ha sucedido. No se ha impuesto la lógica del diálogo sino que ha habido una victoria rotunda y sin paliativos de un bando sobre el otro -como reconoció hace poco Francisco Múgica Garmendía,
Pakito (
Artapalo) uno de los líderes militares históricos de la organización. La equidistancia, esa prudencia que se aleja de las "tomas de partido", tan denostada por unos y otros, nos debería permitir apreciar que este "abandono de las armas" es, lisa y llanamente, una rendición.
Esperemos que algo cambie de verdad aunque sinceramente cabe ser pesimistas al respecto...
P.S: Y respecto a ETA que cada cual, empezando por el que escribe, se examine. Esto no ha acabado todavía.