19 de abril de 2011

19 de abril de 2011: lejos del acero


Uno ha despertado esta semana gracias al sábado anterior que empleó en visitar a Albert y Lupe en Balaguer. Casi una fiesta para unos sentidos adormecidos y enroscados en torno al acero tantos meses.

De camino, perales y manzanos brillantes a los lados de la carretera, campos de colza festoneando extensiones de hortalizas y cereales y un cielo perfilado que comenzaba a alejarse mientras conducía alejándome de la ciudad.

Ya en destino, un paseo por la ribera de un Segre transparente y verdoso entre álamos y pinos que protegían de un sol que, a mediodía, comenzaba a quemar, mientras charlábamos sin orden ni concierto, sin empecinarnos en llegar a alguna conclusión: cháchara espontánea. Y, tras la caminata, un festín: ensalada con tomates de su propio huerto, parrillada de verduras también propias (magníficos los espárragos trigueros) y mantecosas y sabrosas "papas arrugadas" traídas directamente de Canarias, para anteceder a un solomillo de esos que en la ciudad ya no encuentras. Todo ello regado por un descubrimiento: un Montsant (Parrell Jove) generoso con el gusto hasta el aturdimiento. Para terminar una macedonia de frutas perfectamente identificables y, a la vez, contribuyentes a la mezcla común, tan distinta de la mezcolanza aborregada de las macedonias de restaurantes y mercados barceloneses que casi espanta imaginarse qué comemos de verdad.

Al atardecer, de vuelta a Barcelona, uno sentía claramente cómo el esqueleto se había liberado del acero.