3 de junio de 2010

3 de junio de 2010: de avatares y sobreinterpretaciones (II)


¿Por qué de confianza? Porque lo desagradable de la performance de Žižek es que es, teóricamente, innecesaria. Si no fuera así, ciertamente, sería porque el medio en el que la efectúa -la prensa- exige titulares y primeros párrafos que llamen la atención: "El hombre que muerde al perro" estaría, así, detrás de la afirmación subyacente "Avatar es más progresista que En tierra hostil" y lo justificaría.

Mas eso, siendo Žižek un reputado filósofo es, de tan superfluo, indicativo y hasta peligroso. Si uno conoce, como él debe conocer, los protocolos de escritura en la prensa ¿porqué no mantener una cierta distancia con ellos? ¿porqué acatar los códigos hasta el punto de construir una noticia partiendo de una sobreinterpretación destinada a atraer la atención del lector hacia su verdadero objetivo? Pues de lo que se trata en el artículo, cabe recordarlo, es de "tener presente que las áridas y realistas imágenes de lo absurdo de la guerra de En tierra hostil enturbian, haciéndolo así aceptable, el hecho de que sus héroes están haciendo exactamente el mismo trabajo que los héroes de Boinas verdes. En su misma invisibilidad, la ideología está ahí, más que nunca: estamos allí, con nuestros muchachos, identificándonos con sus miedos y sus angustias, en lugar de preguntarnos qué están haciendo allí."

Para ese viaje tal vez no era imprescindible esta alforja. ¿La crítica a la película de Bigelow debería haber incorporado la revalorización de la de Cameron? Porque, por ejemplo, formalmente no está demasiado claro qué obra genera más negatividad artística si la apariencia seudodocumental de Bigelow o el montaje tridimensional de Avatar. Y, argumentalmente, no se ve que Avatar aporte una mayor negatividad porque denuncie el complejo militar-industrial: con ser cierto, hay otros aspectos temáticos que la aproximan más al arte de afirmación.

La denuncia se solapa, por un lado, con una apología à la new age de las formas más extremas e inverosímiles de mitología pseudoecologista. Los habitantes de Pandora viven en armonía entre ellos y con los demás animales y plantas integrándose todos en una colosal deidad femenina, Eywa, un organismo vivo y sensible. Una suerte de recreación de las islas Trobriand de Malinowski en el espacio exterior. Las trampas que esta recreación de la supuesta felicidad primordial debe realizar (el olvido de los animales e insectos menos "agraciados", las inverosímiles situaciones de conflicto entre animales y nativos resueltas incoherentemente...) no son menos lesivas que la propaganda que diariamente realiza el complejo militar-industrial en nuestros medios de comunicación. En ambos casos se trata de escandalosas inversiones de la realidad. Ni el avance de la técnica militar hace el mundo más seguro ni el estado de naturaleza salvaje era un estado adorado y deseado por los seres humanos en el que no existían los depredadores y el mundo vivía en pacífica armonía hace quince mil años.