13 de junio de 2010

14 de junio de 2010: un mes postpoético




Desde hace unos años junio es, junto a septiembre, el mes postpoético por excelencia. Es el mes de las finales de la NBA y de los grandeos torneos futbolísticos (Europeos, Mundiales). Es cierto que si las Olimpiadas caen más tarde la vida postpoética llega a gozar de hasta cuatro meses de esplendor hasta que las Ligas de fútbol, baloncesto y, sobre todo, la NFL y la MLB se ponen en marcha pero cuando eso ocurre empieza a no diferenciarse demasiado de la vida poética: se convierte en tópica y rutinaria.

Ayer, los Celtics aplastaron a los Lakers y ya ganan 3-2. Quedan dos partidos en California pero la cosa no pinta bien para Kobe, Gasol y compañía. Pese a que, como a algunos, siempre la teoría conspirativa me parece más elegante y agradable, es probable que hubiera rendido más, televisivamente, una final entre los Cavaliers de LeBron James y los Lakers de Bryant. Sin embargo, la final contra los Celtics trae el regusto de los ochenta y las tres finales de Larry Bird y Magic Johnson. Ahora que uno se hace viejo incluso ya no le molesta que ganen los Celtics, viejos, renqueantes y machacados, como siempre: es el sino de este equipo.

También ayer Alemania ganó 4-0 a Australia y el Mundial va por dónde a uno más le place: que la Mannschaft gane como siempre, con poco juego pero mucha estirpe, que Inglaterra vuelva a decepcionar -aunque ojo- y que Argentina anuncie que estará por allá. Sólo queda ver a Italia y esperar que Brasil se quede por el camino.

Unos días llenos de acontecimientos postpoéticos: material para vivir y escribir.