Uno ya tuvo sus días de hastío por la inoperancia teórica, la vanidad, la superficialidad y el juego de intereses bastardos inconfesados con que las capillitas poéticas y sus editoriales de apoyo (o viceversa) nos deleitan mes sí, mes también.
Es un frenesí de ramplonería conceptual y pereza que a veces aturde. La última muestra la relata mi apreciado Gsús Bonilla en su
Blog a propósito del reportaje francamente "débil" que
El País Semanal publicó el otro día sobre los jóvenes poetas. Hace años mi hermano, tras ganar el Premio de Lengua de Trapo tuvo que pasar por un trago parecido y puedo certificar que a veces es más una obligación pesada que un placer.
A lo que iba. Gsús señala que alguien ha escrito al respecto del reportaje y los figurantes: "
Yo prefiero estar en la estela de Auden, no en la de Fofito". Y, en fin. Qué decir. Pues que yo detesto a Auden, ya lo he dicho por aquí y, puestos, no estoy seguro de si es preferible estar en su estela pijodecadentista. Recuerde este poeta el poema que Lowell escribió sobre Auden. Al menos sobre Fofito nadie ha escrito nada semejante.
P.S: En todo caso, mi respecto por el poeta aludido y, también, por supuesto, por Auden, como ya dije en su momento. Que no le aprecie en absoluto es una incompetencia o fijación mía, no un juicio pertinente sobre su calidad como poeta.