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El País del lunes 21 de junio se publica el resultado de dos "meses de debate sobre la sostenibilidad de un Estado del bienestar acosado por la crisis" bajo el título "Cien ideas para salvar el Estado del bienestar".
Leo las propuestas y extraigo una conclusión: hay una evidente coincidencia entre conservadores liberales, socialdemócratas y ese conjunto de desecho ideológico que Žižek denomina liberal-comunismo en adelgazar hasta tal punto el Estado del bienestar que será irreconocible excepto para los grupos sociales situados en los márgenes.
Nada que objetar a que siga existiendo el Estado del bienestar para los marginados y los colectivos excluidos socialmente pero dejando aparte a los ricos opresores y a los ricos parásitos, que también reconocerán ese Estado de bienestar en sus obras sociales que les limpiará la conciencia, ¿qué pasará con los asalariados que mantendremos ese remedo de Estado que apenas nos protegerá?
La puerta a soluciones totalitarias se abre si se deja a los asalariados expuestos a la intemperie y se transforma el Estado en una gran ONG que, como estas, deja intacto el desequilibrio social y la redistribución de la riqueza, para concentrarse en la política de limosna a los más pobres a los que sigue condenando a la pobreza al subsidiarla y mantenerla.
La tentación totalitaria en forma de virus nacionalistas teñidos de elementos religiosos está a la vuelta de la esquina y el espíritu crítico está casi desarmado y traicionado por sus supuestos representantes de izquierda.