4 de marzo de 2010

4 de marzo de 2010: una obra maestra de John Barth (II)


La cuestión no es baladí. Toda lectura, probablemente, impone una cierta violencia al texto en la medida en que no es posible eliminar la ambigüedad, la polisemia, la metáfora... En la medida en que la semántica es, de hecho, pragmática.

Ahora bien, que siempre se produzca una cierta violencia no significa que todas las violencias sean homologables y estemos condenados a la "noche en que todos los gatos son pardos". Por ejemplo. Leer en la Biblia constantes antropológicas le impone una cierta violencia al texto, como también leerla en clave historicista o "culturalista". Leerla psiconalíticamente, es forzar más el texto y, por tanto, violentarlo aún más, pero puede ser admisible. Ahora bien, leer en la Biblia el ancestral enfrentamiento entre el Madrid y el Barça o entre los Extraterrestres Protectores y los Extraterrestres Agresores es triturar el texto con una violencia demencial.

Un inciso. Cabe, además, tener en cuenta que la "violencia" de la lectura es sólo una metáfora y nada más. Es un grado dentro de una taxonomía de la violencia que se halla muy alejada de la violencia física que causa la muerte del sujeto humano.

Pues bien. Se le aplica una menor violencia al texto de Barth -y aunque la paz absoluta sea la de los cementerios, la lucha por la paz, por la menor violencia posible, siempre debería ser un imperativo ético-, si se lo lee en la tradición del Quijote o el Tristam Shandy: una novela paródica que lleva las reglas del género hasta sus límites; una novela humorística e irónica; una novela compendio de muchas novelas reales y posibles; un Gran Relato que contiene docenas de pequeños relatos; un Gran Relato que se sitúa a sí mismo en trance de suspenderse como tal; un metarrelato que explicita las reglas de su construcción y, al hacerlo, lanza la escalera después de habernos conducido, peldaño a peldaño, por los distintos niveles de la estructura; una novela, en fin, que clausura -es decir, que "cartografía" las fronteras y el dominio que éstas acogen-, y, al hacerlo abre un nuevo espacio.