Hoy, espoleado por un intenso diálogo con Antonio Orihuela vía correo electrónico, uno hará un nuevo intento por contribuir a que el movimiento que, difusamente se denomina "del 15M", se quite de encima los intentos de apropiación de "profesionales de la revolución", antisistemas varios e izquierdas realmente existentes. Pequeña aportación pero aportación al fin y al cabo. Acudirá a la manifestación como espera que haga mucha otra gente que renuncia a identificarse con opciones políticas concretas y que desconfía de las utopías pero que no renuncia a proclamarse comprometida con el empeño en minimizar el sufrimiento humano, conseguir la máxima justicia social posible y preservar la libertad individual y que considera que las reformas estructurales profundas son probablemente el camino más razonable para conseguir estos objetivos.
El jueves y el viernes, las discrepancias y acuerdos con Antonio le llevaron a uno a reconsiderar, nuevamente, sus objeciones a la evolución del movimiento. El viernes por la tarde, en la cálida presentación de los libros de Esteban Gutiérrez y Patxi Irurzun pudo uno constatar, hablando con algunos de los asistentes, que la percepción que tiene de la notable diferencia entre el movimiento de Barcelona y el del resto del país es compartida por muchos pero que también lo es el hartazgo de la situación y la esperanza en que el movimiento no quede definitivamente secuestrado por "los de siempre".
Ligeramente optimista, uno se endeudó al acabar la presentación: compró la antología de Miłosz
Tierra inalcanzable (recomendada por Álvaro Valverde),
La máscara del mono de Dorothy Porter (recomendada a su vez por David González),
Elegía de Portbou de Crespo Massieu, los libros de Esteban y Patxi y
Los hermanos Himmler de Katrin Himmler. Hacía semanas que no entraba en una librería e invertía un dinero del que carecía.
Ayer,
El País recogía unas observaciones de Carod Rovira y otras de Boris Izaguirre que acabaron de tomar la decisión más allá de las burdas manipulaciones de Telemadrid.
Según el diario, Carod Rovira "criticó el hecho de que el movimiento pinte su pancartas en Barcelona 'mayoritariamente en castellano', que no defiendan el derecho a la autodeterminación de los pueblos y que los acampados hayan utilizado 'jardines públicos como urinario'. Ayer les conminó a 'mearse' en España." Sobran más comentarios.
En la misma edición Boris Izaguirre, sí Boris Izaguirre, hacía hincapié en algo en lo que que aquí, en Catalunya, nadie parece plantearse o al menos uno no lo ha visto hasta hoy. Escribía Boris:
"Condenable como es la manifestación que llevó al
president Artur Mas y a varios de sus consejeros a aterrizar en helicóptero para iniciar su legislatura, es también opinable si resulta afortunada la ostentación de realizar 10 viajes en una aeronave. Un helicóptero no es gratis. La democracia, tampoco. Cabe preguntarse si Mas no habría crecido como político si hubiera afrontado a los manifestantes con los pies sobre la tierra. Pese a su política de recortes, parece no ver exceso en llegar a trabajar seguido de una flotilla de Audis, aunque los indignados sí se imaginan el precio de todo esto. Tampoco pareciera que lo sepan quienes viajan dentro de las aeronaves. Han asumido que son accesorios que vienen con el cargo y prefieren olvidar que la aprobación o indignación de los votantes también van con él".
Está visto que la clase política no entiende los mensajes más elementales que se les hacen llegar así que habrá que insistir.