1 de octubre de 2014

Memento que ya casi no lo es


Puntualmente, cada año he dejado constancia, porque así sucedía, del recuerdo del día en que murió mi padre. Año tras año desde que desapareció he conmemorado su asuencia ofreciendo el tributo de la mención hasta este año: por vez primera, nueve años después, no me acordé del suceso el día exacto. Días antes sí. Y hoy. Pero el 29 no. Es triste. Menos mal que al menos uno se siente culpable: gracias al cristianismo y al psicoanálisis, seguramente. El super-ego, la conciencia moral, la necesidad de castigo y bla, bla, bla...

Estará muerto y nada de mi sabrá pero esa no es la cuestión. Sea como sea, el fantasma de mi padre es, hoy, un poco más espectral. Aun más todavía...