Es un lugar común utilizado con demasiada ligereza que ni las ciencias sociales ni mucho menos las humanas, que para algunos - incluido el que escribe - no deberían ni ser calificadas como tales, han conseguido llegar a producir demasiados enunciados susceptibles de ser predicados como verdaderos en el marco de sus modelos. Peor aun si hablamos de la propuesta de leyes de universalidad máxima y estricta. Con todo, este tópico no posee el fundamento sólido que se precia de exhibir. Aunque el acervo de conocimiento que suministran ambos grupos de ciencias no pueda competir en según que escalas con el de las ciencias naturales, han sido capaces de llegar a consensos universales que pueden ser tomados como leyes de validez no demasiado lejana a las de éstas. Una parte considerable de estos conocimientos no ha adquirido la formalización teórica necesaria pero forma parte del "saber colectivo" y se expresa en forma de refranes o máximas populares que, pese a que no se cumplan con la máxima universalidad que excluye excepciones y no estén expuestas en proposiciones satisfactorias conceptualmente hablando, predicen acontecimientos futuros y describen sucesos eficazmente. Por ejemplo, el enunciado "A todo cerdo le llega su San Martín". Aunque algunos cerdos no lo hayan tenido, la mayoría - desde Adolf Hitler a Franco pasando por Stalin o Pol Pot) sí y eso sólo ya basta para otorgarle no sólo valor epistemológico sino, también y no en último lugar, moral. Es el caso, ahora, de Ángel Acebes (y también de Rodrigo Rato o de Miguel Blesa) de lo cual uno no puede por menos de alegrarse: por el conocimiento sobre los asuntos humanos que se demuestra eficiente y porque este individuo, también cultivado con esmero en el "jardín de las fobias" con su patrono Aznar, ahora podría, en sus próximas declaraciones ante el juez, atribuir a la "banda terrorista ETA" su previsible procesamiento y darnos otro buen rato de risas. Y el cerco a don José María ¿se va estrechando?...