El sindicato votó por mayoría, uno incluido, apoyar la convocatoria de huelga general pese a que la juzgamos insuficiente, poco efectiva y decimonónica. Mas aunque no se comparta ni método, ni táctica, ni estrategia, se está más próximo a los convocantes que a los gobernantes. Por ello, ayer, la sensación dominante en el Secretariado era de desaliento. Noticias de empresas en las que los trabajadores pactan cumplir el supuesto día de huelga a cambio de trabajar un festivo, afiliados que nos critican por secundar estas huelgas que, en el marco de la función pública, sólo sirven para que la Administración se ahorre gastos, declaraciones de dirigentes que conocemos en persona de los sindicatos convocantes poco esperanzadoras... Un panorama desolador. Será un éxito porque, en realidad, será un fracaso.
Será noviembre, pero los ánimos están por los suelos y no hay dónde agarrarse... Excepto, claro está, las banderas y los dioses...