31 de agosto de 2021

Electricidad, silencio y extrema derecha


 

Resulta un poco cómico el silencio de la izquierda realmente existente que ejerce actualmente (y nominalmente) el poder político en España ante el disparatado encarecimiento de la electricidad que está empezando a golpear severamente a los ciudadanos, en especial a los más desfavorecidos.
 
Es evidente que la derecha política no hace mucho, salvo utilizar el hecho demagógicamente y que si estuviera al timón se encogería de hombros, pero la falta de iniciativas razonables y equilibradas no se compensa con el sempiterno mantra de "Y la derecha ¿qué?": muestra la incapacidad de esta izquierda para gestionar una política económica transformadora en términos de justicia social. 
 
¿Qué es lo que propone? Una especie de lucha cultural que no cabe negar que tiene su importancia, pero que puede acabar encubriendo la realidad, siendo ideología en el sentido más marxista de enmascaramiento de lo que acontece. O sino ¿cómo describir las afirmaciones de la afortunadamente desaparecida del primer plano Carmen Calvo acerca de lo que era significativo en este proceso de desbordamiento de los precios? “El temazo no es a qué hora se pone la lavadora, sino quién la pone y quién plancha”. Eso decía la ínclita señora. Que quién pone la lavadora es importante, es cierto. Pero también lo es, y mucho, a qué hora tenemos que ponerla para no arruinarnos.
 
Encogernos de hombros y dedicar las energías a la lucha cultural que es lo "verdaderamente crucial": cuándo quien pone ahora la lavadora deje de tener que ponerla, la factura de la luz descenderá. Pensamiento mágico o ideología. El riesgo de entregar la cuestión de la riqueza a la extrema derecha está ahí, a la vuelta de la esquina.