24 de agosto de 2021

La crítica al totalitarismo y los excesos del anticomunismo


Y siguiendo con el libro de Dikötter, una reflexión. La necesaria crítica del comunismo totalitario no debería ampararse en un burdo anticomunismo, como tampoco ser su consecuencia o su fundamento. Cuando esto ocurre puede falsearse la historia y legitimarse un dogmatismo tan insoportable como el que se pretende criticar. Para realizar una crítica inflexible de los crímenes cometidos por los maoístas o el Partido Comunista Chino o los comunistas chinos, no es necesario idealizar el estado de cosas que pretendieron subvertir.

Escribe Dikötter a propósito de la reforma agraria inicial tras el triunfo del movimiento revolucionario en China: "Tras varios meses de trabajo paciente, los comunistas lograron soliviantar a los pobres contra las figuras prominentes de las aldeas. Una comunidad que en otro tiempo había estado muy unida se polarizó en dos extremos. Los comunistas armaron a los pobres, a veces con pistolas, más a menudo con picas, bastones y azadas. Se denunciaba a las víctimas como «terratenientes», «tiranos» y «traidores», se les detenía y se les encerraba en establos. Milicias armadas sellaron la aldea. No se permitía entrar ni salir a nadie. Todo el mundo tenía que llevar una tira de tela que identificaba su origen de clase. Los terratenientes exhibían una tira blanca, los campesinos ricos una rosada y los campesinos medios una amarilla. Los pobres exhibían con orgullo una tira roja.

Uno tras otro, los enemigos de clase eran arrastrados a un escenario donde sufrían las denuncias de una multitud de cientos de personas que pedían su sangre a gritos y exigían un ajuste de cuentas en una atmósfera impregnada de odio. Las víctimas eran denunciadas sin piedad, sufrían burlas, humillaciones, palizas, y se les daba muerte en las «sesiones de lucha». Al cabo de poco tiempo, una orgía de violencia se adueñó del pueblo, porque todo el mundo vivía con miedo de las represalias procedentes de milicias privadas, dirigidas por personas que habían sido prominentes y habían logrado salvarse.

A muchas de las víctimas las pegaban hasta matarlas y a otras las ejecutaban de un disparo, pero en muchos casos las torturaban antes para obligarlas a revelar dónde se encontraban sus bienes, tanto si éstos existían como si eran imaginarios. No faltaban voluntarios." (pg. 118)

Realmente ¿hemos de creer que las comunidades rurales chinas estaban "muy unidas" hasta que llegaron los comunistas? ¿Que en la sociedad agraria no había conflictos, luchas, injusticias y arbitrariedades? ¿Que todas ellas acaecieron súbitamente con la irrupción de las banderas rojas? ¿La ideología comunista apareció para destruir un orden armónico y desencadenar una orgía de crímenes? ¿Antes imperaba la concordia?

El totalitarismo, en este caso el comunista, puede ser rechazado por su propia práctica: no es necesario construir un escenario ficticio y convertirlo en la fuente originaria de una violencia que habría caído sobre grupos humanos antes pacíficos y fraternos bajo estructuras políticas y económicas cuasi feudales.