Octavio Paz, Álvaro Valverde y Kepa Murúa siguen ahí, sobre la mesa, esperando su turno desde hace meses para ser leídos. Pero no hay manera. No alcanza uno la serenidad suficiente para leer poesía como debería leerse, lentamente. No obstante, la llegada del nuevo manuscrito de Gsús Bonilla y su petición de lectura, van a obligarle a uno a acomodar el tiempo al verso y no a la inversa. Es lo que tiene el aprecio por las personas a las que uno conoce. Que resulta difícil dar largas o negarse. Hoy leeré poesía cueste lo que cueste. A ver si con ello Paz, Valverde y Murúa reciben el trato que merecen de una vez.
Sobre la relació entre art i vida
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Hace 2 semanas