17 de febrero de 2013

La Vila de Gràcia, Marc y Sigur Rós


Ayer, la Vila de Gràcia, como se denomina el barrio en el que uno vive desde hace muchos años, resultó, después de muchos meses de nuevo acogedora. Un sábado gris y húmedo, de calles mojadas y breves apariciones de un sol lechoso. Un sábado, por fin, sin viento tras dos semanas de ráfagas constantes. Un sábado en el que se dibujó en el barrio no un horizonte limpio y fervoroso sino otro brumoso y recogido. Un sábado báltico en el que a mediodía el olor de las chimeneas, las carnes a la brasa de los restaurantes, los puerros, apios y coles en caldos de múltiple procedencia paseaban por las inmediaciones del mercado: poca gente en las calles y mucho silencio. Día báltico con aromas mediterráneos.

Cuando volvimos de pasear, Marc había concluido el primer post del Blog que acaba de abrir, "Coses sense sentit", sobre Vassily Zaitsev, el famoso francotirador de la batalla de Stalingrado. No es porque sea mi hijo pero no puedo por menos que desearle suerte desde aquí. Está convencido que acabará teniendo más lectores que uno. No me extrañaría. Como mínimo ha empezsado con más de treinta años de ventaja: tiene doce.

Y por la noche, concierto de Sigur Rós en el Sant Jordi Club. Atraco a mano armada por parte de la organización (¡siete euros una cerveza!) y, tal y como uno esperaba después de oír su último disco, Valtari, un retorno al Sigur Rós de siempre: al menos popular. Ambientes espaciales, lúgubres y sórdidos, guitarras distorsionadas, reverberaciones, crescendos repetitivos, toques minimalistas... Esther que sabe de verdad, lo calificó como un concierto "técnico". Poco que ver con el de hace algo más de tres años también en el mismo lugar. El público que esperaba oir las canciones pegadizas del anterior disco y el espectáculo orientado al salto y el baile quedó seriamente decepcionado. Algunos, y pienso en una chica que teníamos al lado, se aburrieron soberanamente. Al menos no fue nuestro caso.

Algo de música en directo hasta la próxima ópera que este año se hace esperar por la programación que nos ha preparado el Liceo a muchos de los abonados al "turno popular"...