8 de febrero de 2013

"El nazi perfecto"


La lectura de El nazi perfecto de Martin Davidson no ha reportado demasiado en cuanto a conocimiento del fenómeno nacionalsocialista. Con todo, no es, tampoco, un libro prescindible. Bien escrito y ágil puede servir como ejemplo de que, como uno viene sosteniendo desde hace años, la tesis de Hannah Arendt acerca de la "banalidad del mal" dista mucho de ser un modelo descriptivo suficientemente satisfactorio, como tampoco lo es la "distancia" como efecto burocrático que Baumann utiliza a modo de descriptor en el marco de su comprensión del exterminio de los judíos. Ambos modelos pueden servir para algunos casos pero no para otros. El abuelo de Davidson fue uno de tantos nazis conscientes, ideologizados y "racionales", escasamente banales, que representaron su papel en el genocidio de manera activa y no meramente rutinaria o burocráticamente neutra.

Esta tesis de que el mal es, también, una elección razonable, meditada y fundamentada es recogida por Davidson de Yaacov Lozowick quien afirma: "De la misma manera que no se alcanza la cima del Everest por accidente, Eichmann y los de su calaña no llegaron a asesinar judíos fortuitamente o en un acceso de distracción, ni obedecían órdenes ciegamente, ni tampoco eran ruedecitas de una gran maquinaria. Trabajaron con ahínco, se devanaron los sesos, dirigieron las operaciones durante muchos años. Eran los alpinistas del mal" (Hitler's Bureaucrats, London 2002, cit. por Davidson, nota p359). Una apreciación a tomar en consideración.