20 de febrero de 2013

Adiós a Ratzinger


Uno, que desconfía del anticlericalismo primitivo, ha recibido ante todo con curiosidad la noticia del anuncio de la dimisión de Ratzinger, quizás el Papa intelectualmente más brillante de los últimos dos siglos. Es una buena noticia que se distancie del torvo Wojtyla y nos ahorre el espectáculo masoquista de una agonía extrema retransmitida por Youtube y comentada en el Twitter pero uno tiene la impresión de que se trata de una mala noticia para el entramado católico porque, como señala el periodista Miguel Mora, su renuncia es un triunfo de los ultraconservadores. Sólo los más ignorantes pueden considerar su papado como un ejercicio de intolerancia y reacción como lo fue el de su antecesor. Escribe Mora al respecto:

"El papado de Joseph Ratzinger pasará a la historia por sus intentos —tardíos pero sinceros— de limpiar la imagen de la Curia y de la Iglesia, mancillada por los miles de casos de abusos a menores ocurridos en los últimos 50 años en instituciones y colegios católicos de medio mundo, y por la sistemática tarea de ocultación que emprendió la jerarquía durante el reinado de su antecesor, Juan Pablo II. Es verdad que Ratzinger fue el brazo teológico de Wojtyla en la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero mientras el Papa estuvo vivo la consigna fue tapar y proteger a las ovejas descarriadas, y sobre todos ellos al líder de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, elevado al altar de asesor principal de Wojtyla e inmune a toda condena pese a la tímida oposición de Benedicto XVI, que solo pudo poner orden cuando llegó al trono de San Pedro y que finalmente puso bajo tutela al movimiento entero.

El ortodoxo cardenal alemán de alma tridentina ha sido durante su mandato un Papa solo, intelectual, débil y arrepentido por los pecados, la suciedad y los delitos —él empleó estas dos palabras por primera vez— de la Iglesia, y rodeado de lobos ávidos de riqueza, poder e inmunidad. La Curia forjada en tiempos de Wojtyla era una reunión atrabiliaria de lo peor de cada diócesis, desde evasores fiscales hasta abogados de pederastas, pasando por contrarrevolucionarios latinoamericanos y por integristas de la peor especie. Esa Curia digna de El Padrino III siempre vio con malos ojos los intentos de Ratzinger de hacer una limpieza a fondo, mientras los movimientos más pujantes y rentables, como los Legionarios, el Opus Dei y Comunión y Liberación, torpedeaban a conciencia cualquier atisbo de regeneración

Que sea el primer caso en 600 años dice mucho sobre el nivel de la iniquidad con el que ha convivido. Que no se haya filtrado la noticia lo dice todo sobre su soledad."

El artículo completo aquí.

De todas maneras, que uno resalte la luz de Ratzinger no significa que olvide sus sombras, en especial cómo se prestó a hacer de sicario de Wojtyla en el caso "Leonardo Boff". Mas ello no hace sino complicar la figura de Ratzinger, como reonoce el propio Boff según Juan Arias, otro gran conocedor del universo vaticano:

"Hoy, Boff dice que existen dos Ratzinger, el del profesor de teología en Alemania, simpático, afable, que daba la mitad de lo que ganaba para que pudieran frecuentar la Universidad estudiantes pobres del Tercer Mundo, y el Ratzinger de después, obispo, cardenal y papa, duro con los teólogos de la Liberación, conservador en materia de costumbres y en el diálogo con la modernidad, intransigente con la nueva teología.

Ahora estamos ante el tercer Ratzinger, el del papa que renuncia al poder para retirarse él esta vez voluntariamente 'al silencio', a aquel silencio al que años atrás había condenado al teólogo franciscano."

Aunque la suerte de la Iglesia católica le es a uno indiferente en cierto sentido, sí que temo que su sucesor hará aun más grande la figura de ese Ratzinger que agotará sus últimos días calladamente.