21 de noviembre de 2015

Vergüenza ajena (21/11/2015)


Es una de las sensaciones que experimenta el que escribe ante declaraciones como estas:

"Usted es de Súmate, entidad de castellanohablantes que abogan por la independencia.
Mi independentismo no es identitario, sino ideológico, porque vengo de una tradición de izquierdas muy a favor del derecho de autodeterminación de cualquier pueblo, siempre y cuando sea por medios democráticos. No entiendo a la gente de izquierdas que está a favor del derecho de autodeterminarse para el Kurdistán o el Quebec y no para Catalunya. Es contradictorio... y quizás es que no son tan de izquierdas.
¿De qué tradición habla?
Mis padres se conocieron en un mitin de Bandera Roja –escisión del partido comunista– en el año 1981. En mi casa hablábamos positiva y críticamente de política. Recuerdo canciones en casa de Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Luis Eduardo Aute, y fotos del Che Guevara y Ho Chi Minh. Pero nunca he militado en ningún partido.
¿Así, usted fue antes de izquierdas que independentista?
El independentismo es una situación transitoria, no una condición política. Soy republicano y de izquierdas. Nadie se declara independentista de forma exclusiva.
¿Se siente español?
Soy reticente respecto a banderas. Estoy alejado del independentismo identitario, aunque lo respeto. Que cada cual se sienta como quiera y que cuelgue la bandera que quiera en su balcón, porque al final de lo que se trata es de democracia sí, democracia no. Eso es muy compatible con sentirse español: hay gente en Súmate que celebra las victorias de la selección española, o que llevan la camiseta de España, pero defienden como nadie el derecho de los catalanes a crear una república independiente. El proceso ha trascendido al origen o al sentimiento de pertenencia más exclusivo." (Entrevista a Gebriel Rufián, candidato de ERC al Congreso).

Se podría hablar acerca del papel de "tonto útil" de cierta izquierda, del mal que leninismo y estalinismo hicieron a la tradición marxista, de la ingenuidad o del oportunismo de ciertos "políticos", pero quizás baste con acudir, como en el caso de la Forcadell o del ministro Fernández Díaz, a alguna de las descripciones de ese psicoanálisis vulgar que tantos acostumbramos a tener en mente para explicar esta peculiar "posición política" que, como señala Jordi, tanta vergüenza ajena puede provocar...

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