Que no se hagan muchas ilusiones opinadores y políticos madrileños, españolistas y unionistas esperanzados de Catalunya: Mas, ese cínico trilero, será investido
president de la Generalitat. El 9 de enero o antes. Las CUP tal vez no cedan en principio pero no necesita más que 2 votos a favor y unas pocas abstenciones y hay muchas fórmulas para lograrlo. Ya ha habido un diputado de
Catalunya Sí que es Pot díscolo: puede haber otros. Y, sobre todo, cuando lo que preside la posibilidad de acuerdo es prioritariamente imaginario y no se corresponde forzosamente con nada empíricamente existente, puede ser modelizado de tal forma que todos los participantes en el posible pacto arguyan que ha sido su representación la que ha salido triunfante. Los secesionistas creen jugarse demasiado en el envite como para mandarlo todo al garete ahora. Habrá acuerdo y el tren seguirá acelerando e incrementando así su impacto con el otro expreso que ya ha salido de la capital de España.
Eso sí. La sensación dominante, por lo que uno ha visto estos días al menos en Barcelona, no es el entusiasmo sino el desasosiego: incluso los secesionistas más irreductibles confiesan que "esto no se sabe cómo acabará", lo mismo que, con la boca pequeña, afirman esos españolistas que creen llegada la hora de la verdad y el fin de las veleidades separatistas.
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