Diría que no les falta en absoluto razón a los secesionistas cuando desdeñan la propuesta del gobierno español de emprender una reforma de la Constitución. Incluso por una vez su conspicuo líder, nuestro querido
president, señala con acierto que a los dirigentes españoles no les costó más que unos días modificar el texto sagrado a instancias de la señora Merkel mientras que ahora exigen una complicada y larga "marcha" para dar unos pequeños retoques a la ley de leyes pues, en el fondo, de eso se trata. A este lado del Ebro esta táctica dilatoria y desleal es percibida como tal también por los partidarios de la "tercera vía" y federalistas y por ello uno se atrevería a afirmar que en Catalunya es mayoritariamente considerada una burla, lo cual no hará más que abundar en el descrédito del estado y reforzar la convicción de que es necesario que los trenes colisionen de verdad.