"Porque no es que la televisión y la publicidad o los espectáculos populares hayan dejado de ser casi todos arte malo o arte de baja estofa, sino que simplemente se han impuesto a las psiques de nuestra generación durante tanto tiempo y con tanto poder que han empezado a tener relaciones complejas con nuestras ideas mismas del mundo y de nosotros mismos. Simplemente, no podemos 'identificarnos' con ese asco distanciado que siente el esteta de más edad hacia el espectáculo de masas y los gustos populares: puede que el asco sea el mismo, pero la distancia no" (
En cuerpo y en lo otro, trad. de Javier Calvo, p55)