1 de noviembre de 2013

Crónica de la Nueva Edad (01/11/2013)


Atrincherado en mi dieta de medios de comunicación y protegiéndome de la marea de mistificaciones y engaños que saturan el escenario en el que se representa la tragicomedia de la política dominante en el estado español, siguen llegando con cuentagotas noticias que sólo acentúan el habitual pesimismo de uno.

Por una parte, según parece, el pasado octubre Francesc Homs, una de las "mentes pensantes" (menudo oxímoron!) que están tras el giro secesionista de ese mediocre político que es Artur Mas, reconocía que "estaba gestionando un proyecto condenado al fracaso". Uno no acaba de creérselo del todo: quiero decir, lo de que lo reconociera en público. En privado, ya hace meses que se oyen comentarios, entre los círculos próximos al poder, acerca de lo irresoluble de la situación y del previsible fracaso del órdago del president. Así, como suena. Siempre he creído que en la errática trayectoria política de los últimos años de este hombre se mezclaban la incompetencia y el pésimo asesoramiento. Sin embargo, que incluso algunos de sus imprudentes asesores reconozcan lo más evidente, los abultados errores de cálculo y lo desmesurado de las apuestas realizadas, es preocupante para los secesionistas. Afortunadamente, el varapalo que recibirá Convergència en las urnas será un postrer ejercicio de justicia poética siempre que ERC no caiga en la tentación de salvarla con una coalición: Mas y compañía no se merecen ese gesto y si el secesionismo quiere mantener su hegemonía y transformarla en un triunfo político mejor que su estrategia la oriente el partido que siempre la ha propugnado y no esa pandilla de advenedizos que nos están metiendo en un cul-de-sac.

Por otra, en Madrid, los políticos españoles de izquierda siguen sin entender qué está sucediendo por estos pagos. Que los socialistas consideren que el PSC es más un partido nacionalista que socialista es una señal de que su análisis es muy simplista y con él no pueden menos que dar alas a los secesionistas. El PSC, en todo caso, hace años que dejó de ser "socialista" pero no es, ahora, un partido "nacionalista" si por "nacionalismo" se entiende, única y exclusivamente, el "secesionismo". El PSC es un genuino partido "unionista". Nacionalista pero partidario de la unión, federal, con España. Y, como una gran parte de unionistas, está a favor de la celebración del referéndum de autodeterminación, pues hablemos claro de eso es de lo que se trata bajo el eufemismo del "dret a decidir", para zanjar el asunto de una vez por todas o al menos por varias generaciones. ¿Cómo? Pues votando contra la independencia. Así de simple. Y todos los unionistas que conozco, no los españolistas, opuestos al referéndum, es lo que pretenden.

El delirante choque de trenes prosigue a toda marcha y nadie se va a bajar...

P.S: Por cierto, anoche, zapeando, encuentro a Oriol Junqueras sometido a sitio por periodistas en La 1 de TVE. Sólo vi un rato porque los entrevistadores me ponían enfermo pero el dirigente de ERC estuvo impecable. Su frase "antes que independentistas, somos demócratas" fue un alarde de elegancia y tacto. Si aparte de él la mayoría del movimiento secesionista siguiera este principio a pies juntillas no habría de qué preocuparse...