16 de abril de 2013

Crónica de la Nueva Edad (16/04/2013)



Señalaba hace unos días Vicenç Navarro que "los ingresos generados por la Generalitat siempre han sido más bajos de lo que le corresponde por su nivel de riqueza" y que esta era una de las razones de la crisis financiera de Catalunya. Tanto como el déficit fiscal (o el "expolio fiscal" para los más radicales). Indicaba, asimismo, que es falso que la Generalitat haya agotado la posibilidad de generar más recursos a través de impuestos y enumeraba una serie de tasas que le proporcionarían sustanciosos ingresos y que supondrían una alternativa a la política de obtener recursos mediante el desmantelamiento de los servicios públicos de los cuales, además, se culpa a España. Empezando por el impuesto de sucesiones y donaciones suprimido, pasando por el incremento del de patrimonio, que también se redujo en su momento, por subsanar la falta de impuestos ecológicos o la posibilidad de aplicar una tasa sobre transacciones financieras, una batería de impuestos que recaerían sobre las clases más acomodadas bastarían para recaudar centenares, incluso miles de millones de euros. No hacerlo es una decisión soberana y política de la derecha catalana, única y exclusivamente.

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