29 de marzo de 2015

Homofobia débil, nihilismo epistemológico y educación


Cuenta Esther un par de ejemplos del nihilismo epistemológico que sucede a estos empachos de relativismo tosco con que la progresía pedagógica sacude al alumnado (y al profesorado de nuevo ingreso) desde hace unos cuantos años. Antes de empezar la clase el tema del día era el accidente del vuelo de Germanwings. Una alumna esboza su teoría de lo sucedido que cuenta con el beneplácito de una gran parte del grupo. El copiloto y el piloto eran pareja. Discutieron y, despechado, el copiloto, en el momento en que su compañero se fue al lavabo, decidió estrellar el avión. Sólo le faltó añadir que "de un gay puede esperarse cualquier cosa". De nada sirvió la argumentación basada en lo que los medios han dicho acerca del contenido de la caja negra que registra las conversaciones: o bien la discusión tuvo lugar antes del vuelo o bien, argumento ad hoc, las televisiones y periódicos mienten para no perjudicar a las compañías aéreas. No dejemos que la realidad y los instrumentos de control intersubjetivos estropeen un buen y sólido prejuicio revestido de normalidad y aparentemente debilitado. Por suerte no recurrió al socorrido tópico de la influencia homosexual en los medios...

Apenas una hora después, en la sala de profesores, las conversaciones también giran en torno al asunto. De manera inopinada un docente relativamente joven trae a colación el atentado contra el World Trade Center y sostiene que, quizás, el accidente sea un fraude como éste. Esther se lo mira perpleja. Él continúa: "Está demostrado que esos edificios no pudieron derrumbarse por el impacto de un avión en las plantas superiores. Había explosivos situados en las inferiores que explotaron más tarde sin llamar la atención". El motivo: especular para construir en esa zona de precio incalculable. De nada sirvieron los datos y detalles que intentó oponer Esther: todo está manipulado. "Buscad por Internet y lo veréis. Allí está todo". Lo peor, está por esclarecer si a causa del tamaño de una barbaridad tan difícil de tomarse seriamente o de una inconfesada coincidencia, es que ninguno de los presentes la secundó. Cuando dejó de discutir ya se había pasado a la negación de la llegada del hombre a la Luna: no se podía creer a los norteamericanos. Internet también lo demostraba.

Este segundo ejemplo, sin embargo, muestra una salida del nihilismo epistemológico que soslaya su autorefutación: consagra una forma de Teología sustitutiva en la que Internet ocupa la posición de Dios. Más sofisticado que el primer caso pero similar estructura. ¿Cuál de las dos opciones de este nihilismo epistemológico de supermercado es más peligroso?