"Lo relamente extraordinario son las cartas que, desde el Reich, me envían algunos partidarios del régimen: todas están escritas a una temperatura de casi 42 grados, elogian con grandes palabras la unidad e incluso la 'libertad' que actualmente imperan en el Reich, y en la línea siguiente se lanzan a despotricar contra la piara de inmunda de católicos o de socialistas, a los que ahora les darán su merecido. Hay un ambiente de guerra y de 'progrom', entusiasta y rebosante de ebriedad: son los estados anímicos de 1914, sin la ingenuidad que aún era posible en esa época. Costará sangre y muchas otras cosas: hiede ya bastante a maldad y negatividad. No obstante, a veces me conmueve el entusiasmo por los ojos azules y el espíritu de scarificio que se advierte en mucha gente" (Mediados de julio de 1933.
Correspondencia con Thomas Mann. Trad. de Juan J. del Solar B., p41)