Como absoluto desconocedor hasta ahora de la obra de
Bansky, y del
street art en general más allá de los tópicos relacionados con el "
graffiti", ayer, durante la comida, se le volvieron a hacer presentes a uno los límites de la distinción entre "arte de consumo o trivial" y "Arte" y, sin embargo, la necesidad de tal diferenciación, así como los problemas que plantea la concepción postmoderna de la reinscripción de la obra de arte, su actualización, reinterpretación o parodia para ser algo más que copia, plagio o aprovechamiento relativista y aplanador.
En cualquier caso, después de varias horas y tantas o más copas de sorprendente vino de Toro una conclusión consensuada: la posibilidad de que los dominios conceptuales puedan ser tomados "geográficamente" y constatar que en las fronteras las separaciones son borrosas mientras que en los extremos son rotundamente claras.