15 de mayo de 2012
Sloterdijk, Klein y El País
Leyendo La doctrina del shock de Naomi Klein es indiscutible que, en un nivel superficial, los acontecimientos políticos y económicos de la crisis, tal y como se está narrando en los medios de comunicación de este país, parecen responder a una campaña orquestada por el capital para propiciar un estado de pánico generalizado en la ciudadanía que la deje inerte y sin capacidad de respuesta.
No es nada nuevo, en realidad. Los modelos marxistas han descrito hasta la saciedad el uso de la represión, la coerción y el miedo en cualquier proceso de reestructuración capitalista. Quizás el elemento que el marxismo no supo interpretar siempre adecuadamente fue el papel de los medios de comunicación en este proceso: no se limitan a ser agentes "al servicio de". Siguen, también, su propia lógica "interna".
El esquema de Sloterdijk, los medios como encargados de generar un estado de stress que promueva la movilización general, el estado de "guerra total", se aviene mejor con el papel que desempeñan actualmente que con el de simples "lacayos". Ahora, la coincidencia entre ambos papeles es notable y parecen servir al comportamiento descrito por Klein que, también, aceptaría cualquier marxista heterodoxo.
Pero los medios acaban socavando incluso la confianza de "quien les paga" siguiendo su propia lógica hasta el final. No hay más que ver las frenéticas portadas de la edición electrónica de El País en los últimos días. Es muy difícil sustraerse a la generación de adrenalina, de pánico, de alarma, que generan y que, seguro, no son las más adecuadas para aquello que "sus amos" directos esperan.