10 de mayo de 2012

Ética, estética, educación y huelga


También en educación, ética y estética están íntimamente entrelazadas en algunos contextos. Si uno se fija en el currículum de los principales cargos del Ministerio de Educación de España tiene la sensación de que lo que chirría estéticamente no puede por menos que chirriar, después, éticamente. Escribe al respecto Xavier Massó en su Blog, altamente recomendable, por otra parte:

"El celo con que uno cuida ciertos sectores es sintomático de la consideración que le merecen. Siempre he pensado, por ejemplo, que el entrenador de un equipo de fútbol ha de ser un ex futbolista, y el director de un laboratorio de investigación, un científico. Y por eso me produce horror pensar en un curandero ejerciendo de director de un hospital, un parapsicólogo de profesor de filosofía, un ufólogo de profesor de física o un cronista local de profesor de historia.
Veamos en qué consideración tiene el gobierno de Don Mariano la educación y la enseñanza por la que tanto dicen inquietarse.
El ministro del ramo es sociólogo, antiguo empleado de Demoscopia, más aficionado a las encuestas que a la transmisión de contenidos. Entre otras perlas se cuenta su convicción de que las corridas de toros deberían ser patrimonio cultural de la humanidad.
La secretaria de estado de educación es investigadora. Especialista en reproducción humana asistida.
 El director general de profesorado proviene del gobierno de la comunidad de Madrid, donde ejercía de experto en transportes públicos e infraestructuras.
El presidente de la comisión de educación del congreso de los diputados es empresario turístico en Mallorca".

Para qué seguir...

Bajo el anterior gobierno del insigne ZP la cosa no era mucho mejor, seamos claros, pero uno esperaba, al menos, una corrección estética que tal vez les hubiera ahorrado esta huelga general en la enseñanza pública que estamos preparando.

La derecha parece no aprender. Fue toda una estética, la de Acebes tras los atentados del 11-M, la que les costó unas elecciones generales. No parecen comprender que la estética, en una sociedad del espectáculo, casi siempre es solidaria de una ética.