La pedagogía "progresista" es transversal: atraviesa de cabo a rabo el "pensamiento" (por llamarlo de alguna manera) educativo de la izquierda realmente existente y el del neoliberalismo. Es un auténtico paradigma que acoge en su interior interpretaciones aparentemente opuestas pero, en realidad, solidarias y objetivamente confluyentes. El otro día, en La 2, mi querido Felipe de Vicente se las tuvo con una representante de este rancio modelo en un debate en el que, de nuevo, el sentido común y la apelación a la realidad observable empíricamente hubieron de vérselas con la jerga, la teoría y la contrafacticidad en nombre de la superioridad del ideal y la marcha de la historia...
El debate, especialmente interesante a partir del minuto siete,
aquí.