10 de diciembre de 2014

Crónica de la Nueva Edad (10/12/2014)


La visita del presidente del gobierno español la semana pasada a Barcelona no es que pasara desapercibida: es que fue clandestina. No es extraño que algunos de los secesionistas más entusiastas hablaran al respecto de una nueva muestra de la quiebra del estado en Catalunya como ya hicieron en su momento con la pseudo-consulta que publicitaron, eficazmente eso sí y con la inestimable ayuda de los patriotas españoles siempre prestos a atizar el incendio de la ruptura de la indisoluble patria, como una desobediencia en toda regla, algo cuando menos discutible. En todo caso, fue una fantasmagórica visita que volvió a mostrar que la estrategia de los conservadores españoles para con el desafío secesionista sigue tan inflexible y poco atenta a la evolución de los acontecimientos como la de Estados Unidos en Vietnam o la de la Wehrmacht en Rusia: y ya sabemos como acabaron ambas.

El hace años admirado por uno Josep Fontana, uno de los patriarcas de los que éramos aprendices de profesionales de la revolución, en un rapto de sentido común que ha pasado tan desapercibido como cuando Duran i Lleida afirmó lo mismo hace unos días, señalaba en una entrevista en Vilaweb, el periódico digital de mi querido Vicent Partal: "La independència es pot aconseguir o per la força o per la negociació. Força no en tenim. Negociació? Fer-se il·lusions que avui algú en un govern de Madrid és capaç de concedir-nos això em sembla bastant difícil. En tot cas em sembla que serà una lluita que serà llarga. A mi l'aspiració a la independència em sembla totalment justa i legítima. Ara, em sembla que és difícil (...) em preocupa que l'entestament a presentar el resultat com una cosa que es pot aconseguir a curt termini acabi desmoralitzant... és una lluita molt llarga. No és de fa sis o set anys, sinó de cinc-cents. " ("La independencia se puede lograr por la fuerza o mediante la negociación. Fuerza no tenemos. ¿Negociación? Hacerse ilusiones que hoy alguien en un gobierno de Madrid es capaz de concedernos eso me parece bastante difícil. En todo caso me parece que será una lucha que será larga. A mi la aspiración a la independencia me parece totalmente justa y legítima. Ahora, me parece que es difícil (...) me preocupa que la insistencia en presentar el resultado como algo que se puede lograr a corto plazo acabe desmoralizando. .. es una lucha muy larga. No es de hace seis o siete años, sino de quinientos").

Esté uno o no de acuerdo con su reinterpretación de la historia moderna y contemporánea, sus prevenciones contra el entusiasmo compraparaísos en el que están instalados buena parte de los secesionistas y los medios adictos al Nuevo Régimen, deberían ser tomadas en cuenta por aquellos que, en el movimiento, saben de lo poco favorable que es, ahora, la coyuntura internacional: "vísteme despacio que llevo prisa" es algo que deberían tener presente. Claro que, entre los tenderos del mercado de Gràcia que frecuento, este mensaje es entendido como derrotista: creen a pies juntillas, con esa falta de perspicacia que define la actitud religiosa, en las palabras de su president que les asegura que estamos a las puertas del cielo (el mismo, por cierto, que ése de Pablo Iglesias...)