16 de febrero de 2012

La doble moral de los paleoprogresistas


En el programa de TV3 "Mestres", una especie de reality-documental sobre el oficio docente en Catalunya, aparece un profesor conocido por estos lares autor de relatos para niños y fiel exponente del post sesentayochismo que todavía ejerce una gran influencia en los ámbitos pedagógicos (que no docentes, gracias a Dios). En su intervención, se atiene a los "lugares comunes" sobre la perversidad de las notas y el mantra de la evaluación personalizada, continua y no traumática. Concluye algo así como que "las notas no tienen importancia". Lo de siempre.

El problema estriba en que el señalado individuo lleva a sus hijos a un centro en el que uno conoce a algunos compañeros que han comentado, con una mezcla de rabia y perplejidad, la doble moral de este sujeto (extensible en general a los residuos paleoprogresistas del 68): resulta que ha perseguido a más de un tutor reclamando un incremento de las calificaciones (o notas, para entendernos) de sus hijos a fin de conseguir una media aceptable habida cuenta de los objetivos universitarios de sus hijos (o de él, nunca se sabe). Pero ¿no habíamos quedado que las notas son lo de menos y que no hay que fijarse en ellas?...

Bendita hipocresía de quienes aplican este doble rasero moral que ya no es patrimonio de los católicos sino que también se extiende al mundo laico: las notas son "fascistas" (así me lo aseguró hace un par de años un colega de la CGT) pero que mi hijo/a obtenga las mejores. Son las de los otros las que no deben importarle a nadie...