Hace unos días,
en uno de los Blogs de Jordi Ramírez se recogía este texto de Emmanuel Todd perteneciente a
La ilusión económica muy útil para recordar a los entusiastas digitales que, por sí sola, cualquier revolución tecnológica no lleva aparejada, necesariamente, ninguna mejora real de la existencia humana ni mucho menos abre mayores posibilidades emancipatorias.
"El ejemplo de Inglaterra prueba que ciertas tecnologías pueden tener como efecto la valoración del trabajo con independencia del nivel de formación de la población. Durante la primera revolución industrial, las cualificaciones de los proletarios ingleses eran inferiores a las de los artesanos alemanes de la misma época, resultado de una sociedad más alfabetizada.
La informática es una revolución de este tipo. Para ser aplicada necesita, ciertamente, una población que sepa leer y contar. Pero puede prescindir de una generalización de las formaciones secundarias y superiores. Una vez que alcanza su plenitud, apela escasamente, en sus utilizaciones e incluso quizás en las concepciones de sus programas, a las funciones cerebrales más complejas, más sintéticas. De hecho optimizan el uso de una instrucción primaria masiva.
La informatización de la sociedad y el estancamiento cultural no son pues a priori contradictorios, incluso si Estados Unidos no se encuentra en la privilegiada situación de la Inglterra de finales del siglo XVIII, que no tenia competidor en un nuevo campo que ella misma iba definiendo." (p134)