Robert Veciana, que está leyendo El Tercer Reich y los Judíos (1939-1945) Los años del exterminio, (Galaxia Guttemberg-Círculo de lectores-, Barcelona 2009) de Friedländer, me envía un comentario que ilustra, excelentemente, los riesgos de confundir el compromiso con "lo político" con el compromiso en "la política" y no sólo por el ridículo que pueden causar algunas tomas de posición vistas en la distancia sino por cómo los individuos que creen que el compromiso lo es con una opción política pueden suspender su conciencia crítica y colaborar en proyectos totalitarios e incluso genocidas.
Escribe Friedländer acerca de la recepción de la película antisemita Jud Süss que Goebbels consideraba la obra maestra de la producción cinematográfica alemana que dirigía con gran maestría:
"Jud Süss fue presentada en el Festival de Cine de Venecia en septiembre de 1940 con un éxito extraordinario. Recibió el León de Oro y generó unas críticas entusiastas.
No dudamos en decir que si esto es propaganda, bienvenida sea la propaganda -escribió Michelangelo Antonioni-. Es una película potente, incisiva, extremadamente efectiva... No hay ni un solo momento en que el film decaiga, ni un solo episodio que no esté en armonía con otro: es una película de una unidad y equilibrio perfectos... El episodio en el que Süss viola a la joven se ha rodado con asombrosa habilidad" (p156-157).
El párrafo acaba con una nota sobre Antonioni magnífica por la fría ironía que trasluce: "Antonioni sigue siendo más conocido como director de L'Avventura y sobre todo de Blow-up".
Pues eso. El "caso Antonioni", uno de tantos, ilustra -para el productor cultural y más allá de la fría sonrisa que pueda producir el caso concreto- , la conveniencia de no confundir nunca el compromiso en "lo político" con el compromiso con "la política".
Sobre la relació entre art i vida
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