Finalmente, al no encontrar ningún texto traducido de Dobrica Cosic, llevo un par de días buscando fuentes poéticas del nacionalismo panserbio en la convicción de que la hipótesis de que lo que Žižek ha llamado el complejo poético-militar es substancialmente razonable. Esta hipótesis es una de las bases del poema sobre Radovan Karadzic cuya primera redacción concluí durante el viaje y que este fin de semana debo revisar y dar por acabado definitivamente si es que logro dar con la cita que redondee el artefacto.
Sobre este complejo poético-militar anotó hace unos meses el filósofo esloveno:
"Radovan Karadzic, el líder serbobosnio responsable de la terrible limpieza étnica en la guerra de la antigua Yugoslavia, está, por fin, detenido. Ahora es el momento de alejarse un poco y examinar la otra faceta de su personalidad: psiquiatra de profesión, no sólo era un jefe político y militar implacable y despiadado, sino también un poeta. Y no debemos despreciar su poesía ni considerarla ridícula; merece una lectura detallada, porque ofrece la clave para entender cómo funciona la limpieza étnica. He aquí los primeros versos de un poema sin título que se identifica por su dedicatoria,
"... Para Izlet Sarajlic":
"Convertíos a mi nueva fe, muchedumbre.
Os ofrezco lo que nadie ha ofrecido antes.
Os ofrezco inclemencia y vino.
El que no tenga pan se alimentará con la luz de mi sol.
Pueblo, nada está prohibido en mi fe.
Se ama y se bebe.
Y se mira al Sol todo lo que uno quiera.
Y este dios no os prohíbe nada.
Oh, obedeced mi llamada, hermanos, pueblo, muchedumbre".
¿Dónde se concibió inicialmente este sueño de una orgía destructiva? Aquí nos aguarda una sorpresa desagradable: el sueño de la limpieza étnica lo formularon, hace muchos años, los poetas. En su
Fenomenología del espíritu, Hegel menciona "el silencioso tejido del espíritu": la labor subterránea que va cambiando las coordinadas ideológicas, de forma invisible, en su mayoría, hasta que de pronto estalla y sorprende a todo el mundo. Es lo que ocurrió en Yugoslavia durante los años setenta y ochenta, de forma que, cuando las cosas estallaron a finales de los ochenta, ya era demasiado tarde, el viejo consenso ideológico estaba totalmente podrido y se desintegró por sí solo. En los años setenta y ochenta, Yugoslavia era como el personaje de dibujos animados que llega al borde de un precipicio y continúa andando por el aire; sólo se cae cuando mira hacia abajo y se da cuenta de que no tiene tierra firme bajo sus pies. Milosevic fue el primero que nos obligó a mirar hacia abajo, hacia el precipicio... Si la definición corriente de guerra es la de "una continuación de la política por otros medios", entonces podemos decir que el hecho de que Karadzic sea poeta no es una mera coincidencia gratuita: la limpieza étnica en Bosnia fue
la continuación de una (especie de) poesía por otros medios."
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