26 de febrero de 2011

26 de febrero de 2011: La ruptura de la burbuja totalitaria: las opciones libertarias y las liberales (II)


De los tres caminos posibles, el primero, la renuncia a la sistematización de las experiencias singulares ni es tan sencilla ni asegura la integración en otra burbuja sólo que más amplia y casi invisible.

Es difícil renunciar a la inducción, a la generalización de proposiciones universales a partir de experiencias singulares. Casi se podría decir que es un "universal" de nuestra mente. Con todo, como esta aseveración puede resultar excesiva el trabajo de renuncia a la extracción de lo general desde lo particular requiere, cuanto menos, de un esfuerzo continuo y contrafáctico para no caer en esa posicle trampa, para no teorizar. Además, está por ver que, incluso con todas las precacuiones y un actitud inhibida respecto a la abstracción, estas teorizaciones no contiúen ahí de una forma inadvertida y prejudicial como han demostrado sobradamente desde Popper a Gadamer y antes que todos, Platón en el Menon.

De las otras dos vías uno elegiría las más tibias y menos ingenuas de ambas, al menos así, a primera vista. Un buen ejemplo de la interpretación menos fuerte del programa libertario que podría explorarse lo ofrece Antonio Orihuela en una entrevista:

"Antonio Orihuela - La Anarquía tiene muy mala prensa: caos, desorden, descontrol... no podía ser de otra manera sabiendo para quien trabaja y de quién es la prensa. En el resto de los ordenes de la propaganda tampoco sale que digamos muy bien parada, libros de historia incluídos. No podía se de otra manera sabiendo para quien trabaja la publicidad, la propaganda y, finalmente, de quién es la universidad y la Historia que en ella se construye, y no digo ya la universidad privada dedicada a menesteres más lucrativos, de momento, con el Ministerio de la Verdad, tienen suficiente... pero la Anarquía no tiene nada que ver con eso, la Anarquía es más de andar por casa (sn), se tratar de vivir la vida sin que te dominen y sin ejercer dominio sobre nadie, y esto solo es posible cuando las personas son libres, autónomas y responsables, es decir, cuando no delegan en otros los asuntos que le atañen, y cuando practican el respeto hacia el otro y la solidaridad, el apoyo mutuo y la generosidad con los demás... Esto que parece retórica y palabrería hueca en realidad ha sido nuestro horizonte vital hasta hace menos de diez mil años, cuando las cosas se empezaron a torcer tras las primeras ciudades, desde entonces se nos viene pidiendo que, como anarquistas, nos olvidemos de nuestra vida y seamos esclavos de otros, que nos olvidemos de nuestras responsabilidades con el grupo y delegemos en personas que no conocemos de nada los asuntos públicos que nos atañen, que nos olvidemos que ha sido el respeto, la solidaridad, el apoyo mutuo y la generosidad la que nos hicieron una especie de éxito dentro de la escala de la evolución y que practiquemos el egoismo, la competitividad y la avaricia como valores excluyentes... En esa guerra andamos, y esa es la base de la enfermedad social que padecemos, porque en realidad la gente no quiere dejar de ser anarquista. Piensa que durante las ocho horas (teóricas) que uno tiene para atender su casa y sus seres queridos no hace sino participar de relaciones sociales libres, responsables, solidarias, respetuosas y generosas, así hacemos y deshacemos en nuestra casa, somos responsables de lo que ocurra en ella, mantenemos relaciones de respeto con nuestros padres, con nuestros hijos, somos generosos con ellos, recibimos alimentos gratis, damos alojamiento gratis, nos preocupamos por el otro... y todas estas prácticas sociales maravillosas se hacen al cobijo de la divina, la vieja acracia... Piensa en tus horas de descanso, en el gusto de compartir el lecho con la persona amada, son otras ocho horas de afirmación de ese mismo compromiso, también aquí es la anarquía nuestro refugio, nuestro sentido de la vida... Como ves, incluso los que no saben que son anarquistas verían como una locura que hubiera elecciones para que un individuo que no conoces de nada se metiera en tu casa y te dijera qué tienes que comer, qué programa ver, dónde dormir y con quién, etc. y desde luego, sin la práctica de todos los otros valores que hemos reconocido como anarquistas la vida social, tal y como la conocemos, sería impensable... Tampoco cantemos victoria porque está claro que los ataques del Capital contra estas esferas de la vida social cada vez son más preocupantes (asilos, guarderías, internados, prostíbulos, consejeros, etc.) y también nuestra resistencia a la delegación se va haciendo cada vez más frágil... A pesar de todo, tan solo en eso que neutralmente se llama mercado de trabajo estamos completamente sometidos a unas relaciones que no son anarquistas, que nos enferman, que nos esclavizan, nos explotan, y donde mandan relaciones de dominación que nos son extrañas, tan ajenas a nosotros que muchos hablan de este tiempo como el tiempo de la muerte frente al otro vivir que sería el vivido en la Anarquía... Como ves, casi todo el tiempo somos anarquistas aunque la gente no sepa que es la Anarquía..., y cuando no vivimos en la Anarquía enfermamos, porque el trabajo alienado nos enferma, porque las relaciones de explotación nos enferman y esa enfermedad es la que se extiende hoy por el cuerpo social, gangrenándolo y entregándonos al tiempo de la muerte... "


Entrevista de Luis Antonio Gónzalez Pérez a Antonio Orihuela en http://luisantoniogonzalezperez.blogspot.com/