El domingo,
Star Wars VII. Si séptimas partes nunca fueron buenas cuando además parecen ser un fiel reflejo de los tiempos cambiantes, peor todavía. Parece entonces inevitable creer a pies juntillas que cualquier tiempo pasado fue mejor.
La saga ha perdido cualquier asomo de gravedad aunque fuera de mercadillo. El discurso pretendidamente metafísico se ha trivializado, es leve y superfluo y el espacio ha dejado de ser el cósmico escenario donde acontecía una épica pugna para devenir simple decorado de una opereta. Esta pérdida se acentúa por el hecho de que "La fuerza" no es lo que era: se acabaron las sutilezas, el aprendizaje, la anticipación, la percepción, el conocimiento... ¿Signo de la época? "La fuerza" es ahora la fuerza real, física, el mandoble a diestro y siniestro, el mamporro. Y, lógicamente, se aprende rápido, muy rápido... La pareja antagonista en torno a la que gira la trama es deslucida, especialmente el miembro del "lado oscuro", Kylo Ren, que resulta un Darth Vader malcriado, un Darth Vader de la ESO al que sólo le falta explicar que quiere abrirse una cuenta en
Twitter o
Facebook y subir los videos de sus combates. Y por si fuera poco los sables-láser cada vez están peor manufacturados...
En fin...
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