Ayer, tras una reunión, intercambio de impresiones con un par de compañeros íntegramente independentistas. Con ellos, como con otros en los últimos días, se constata un cierto enfriamiento del entusiasmo secesionista: no lo ven ni tan fácil, ni tan simple, ni tan claro. "La cosa" ya les parece bastante complicada además de compleja: muchos obstáculos, más disensiones de las esperadas y, sobre todo, una notable desconfianza en Moisés Mas y sus muchachos. Ello no equivale a ningún tipo de abandono de la esperanza insurreccional pero sí a un cierto desánimo ante la magnitud de la empresa: los mismos que quieren pilotar el barco están vendiendo a su tripulación como esclavos a precio de saldo...
Tal vez porque sonn conscientes de los riesgos que corren, CiU y ERC han preparado a toda velocidad la declaración de soberanía de Catalunya que se aprobará el próximo 23 en el Parlament y que hoy se ha publicado. Les urge porque, al mismo tiempo, crecen las voces de los sectores empresariales contra "la aventura" y, al parecer también, los movimientos en el nacionalismo catalán para suceder a Mas. Atención al eje Recoder-Duran...