30 de octubre de 2015

Algunas observaciones sobre "la sociedad del espectáculo" (XVII)


La abolición de los límites, el Truman's show, distingue, en la sociedad del espectáculo, la distribución de los antiguos papeles de actor y espectador y al hacerlo parece otorgarle a este último la engañosa posibilidad de protagonizar una Historia que funciona como una especie de “macrofestival”. Esta supresión de fronteras afecta también a la ya deteriorada separación entre “lo público” y “lo privado”. Si hasta el desarrollo de la radio y la televisión el espectáculo se constreñía  al escenario, la vía pública o los salones que se abrían a los invitados, con el desarrollo de los medios de comunicación de masas el espectáculo invade la esfera privada, la coloniza: el espectáculo puebla no sólo el salón sino todas las dependencias de la casa - e incluso del trabajo - y las representaciones extienden su horario, su ámbito y su público cada vez más hasta rozar la frontera de la intimidad en la que en ocasiones consiguen penetrar. Con la Red, esta invasión se convierte en prácticamente total: las imágenes, ficciones y creaciones se infiltran en el antaño cerrado recinto íntimo y lo saturan.

(Observaciones anteriores)