A pesar de que la situación en Catalunya sigue siendo muy interesante y, por supuesto, tan inquietante como ilusionante o al revés, hay que seguir la costumbre y cerrar este cuaderno pese a las ganas de continuar recopilando impresiones y reflexiones acerca de esta "Nueva Edad", así como de las nuevas y recientes lecturas o de las programadas, y de tantos otros asuntos que, por tanto, se quedarán en el "tintero" hasta septiembre: por ejemplo el retorno de Paul Cahill a España, con su visita a Barcelona y los buenos ratos pasados juntos; el placer de conocer a Concha García y la esperanza de cultivar en el futuro esta relación con un pasado muy cercano y amigos comunes inesperados; el final de la carrera de Clàudia y sus proyectos en el campo de la Física y la Filosofía; el enderezamiento del oscuro panorama que se ceñía sobre Marc; la próxima publicación del artículo sobre Adorno, la poesía y Auschwitz, escrito tras la conferencia de principios de primavera en la Universitat de Barcelona; las observaciones sobre
La sociedad del espectáculo de Debord, etc. Hay que descansar un poco y aprovechar para llevar a buen puerto un par o tres de proyectos que hace meses que esperan su turno: la selección y reescritura de algunos fragmentos de este cuaderno, la puesta en orden de los textos escritos en los últimos años sobre literatura y, si hubiera oportunidad, la ocasión de pasar a limpio las notas tomadas el año pasado durante el viaje que hicimos por la bella Grecia para irlas dejando por aquí en otoño.
Tiempo pues de borrar, tachar y lanzar a la basura.
Hasta pronto.