6 de abril de 2012
Memoria de Saint Andrews (V): Abbey Villa
16 de julio de 2011. Quinta parte.
Poco después del fiasco de ver el Hamilton ortopedizado llegamos a nuestro destino: la Abbey Villa. Hasta ahora nunca nos habíamos alojado tan cerca del centro histórico: enfrente del exclusivo St. Leonard's y a menos de doscientos metros de la antigua catedral. Los últimos años, en casa de nuestro amigo Ricardo Fernández, habíamos cruzado el riachuelo que separa el Saint Andrews universitario, literario y aristocrático de mansiones del XIX, del "real" de casas bajas, asalariados y jardines pequeños pero muchos de ellos atildados que se desparrama por la vertiente sur de la población, la que mira a la East Sands, la playa plebeya.
Abbey Villa es una casa victoriana dividida en cuatro apartamentos. Sin embargo, el troceamiento no la ha convertido en un bloque de viviendas contemporáneo ni tampoco ha corrompido apenas su arquitectura original. Su fachada conserva el aura del tiempo detenido que caracteriza Saint Andrews: tejados de pizarra, ventanas de madera blanca, chimeneas rojizas y muros de gruesa piedra. Nuestro alojamiento está en la planta baja y se accede a través del Hall comunitario. Es pequeño pero acogedor: dos habitaciones - que dan al ruidoso exterior de la carretera hacia Crail - y no al interior, un gran salón, una cocina amplia y un patio trasero que podría dar para un pequeño jardín si contara con habitantes fijos.
Ricardo nos esperaba en la entrada: se ha ocupado de solucionar los endémicos problemas del privatizado correo británico y la burocrática y hercúlea tarea de realizar satisfactoriamente una transferencia desde un banco español a uno escocés. Nos ayuda a acomodarnos someramente, comemos lo que encontramos en el restaurante del teatro y planeamos cuándo nos veremos con tiempo suficiente. El resto del día se nos va en deshacer las maletas y pasear hacia la West Sands, bajar hasta ella y caminar un par de centenares de metros con un viento frío desalentador pero que no logra empañar esa sensación de retorno a lo conocido, a lo familiar, a "lo nuestro" que no lo es en absoluto.