"He aquí una señal clara del límite del enfoque multiculturalista 'tolerante' que predica abrir fronteras y acoger al otro. Si se abriesen las fronteras, los primeros en rebelarse serían las clases trabajadoras locales. Está cada vez más claro que la solución no es 'derruir los muros y dejar entrar a todos' que es la exigencia fácil y vacua de los bondadosos liberales progresistas 'radicales'. La única solución auténtica es derruir el
auténtico muro, no el del Departamento de Inmigración, sino el socioeconómico: cambiar la sociedad de modo que la gente no intente escapar desesperadamente de su propio mundo"
(
Sobre la violencia. Seis ensayos marginales, p127)